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La fantasía de la niñera
El Ama que elige el papel de niñera disfruta de poseer un control absoluto sobre su sumiso. En esta fantasía, el sumiso y el Ama establecen una relación extraordinariamente íntima y estrecha. Aquí no puede existir la distancia emocional que existe entre el Ama y el sumiso en las fantasías de la Amazona o la Diosa. Esa distancia emocional sería absolutamente inapropiada en este caso.
Las cinco fantasías arquetípicas de la dominación femenina
Las fantasías propias de la dominación femenina pueden ser infinitas. Desde una sirena que embauca a un joven marinero para llevarlo a su trampa del fondo del mar hasta una elegante dama que acepta el homenaje de un caballero enamorado, son muchas las variantes que pueden darse. Sin duda, cada una de estas fantasías necesita un enfoque distinto para poder ser llevada a la práctica. Esto puede hacer pensar en una cadena infinita de enfoques y planteamientos, pero lo cierto es que todos ellos pueden agruparse en un manojo de fantasías prototípicas, cinco arquetipos de fantasía de dominación.
La buena Dómina
¿En qué consiste ser una buena dómina? La información que circula por las diferentes publicaciones y en la red puede abrumar y, en cierto modo, despistar a la dómina inexperta. El exceso de información, a menudo, empuja a que se pierda de vista lo básico y fundamental. El conocimiento de los propios valores, el respeto al sumiso, el empleo de la persuasión y la autoconfianza son algunos de esos aspectos básicos que una dominatriz no debe olvidar si desea ser una buena dómina.
BDSM: herramientas de corrección
La disciplina correctiva puede administrarse con instrumentos muy variados, algunos muy formales e ideados para la función, otros mucho más improvisados. Los instrumentos utilizados para ejecutar la corrección se pueden dividir en tres categorías: la propia mano humana, los implementos rígidos y los flexibles.
Los límites del castigo
Todo castigo debe tener sus límites y ser proporcional al “pecado” cometido por el sumiso. Tampoco cada sumiso es igual. El nivel de tolerancia al dolor es diferente en cada uno. Atender a las reacciones que el sumiso tenga antes el castigo y encontrar el nivel justo del mismo es responsabilidad de toda Ama que se precie. La experiencia, como siempre, es un grado.
La escena de dominio y sumisión. Segundo y tercer acto.
Él tercer acto es el tiempo del castigo. En esta fase, pocos sumisos optan por la rebelión y la insumisión. Dentro de su cerebro ya han aceptado que una insumisión es sólo el preludio de otro castigo mayor.
La escena de dominio y sumisión. Primer acto.
Venimos hablando de los preparativos, del escenario, del guión, del pacto y el diálogo que debe presidir todo el juego de la dominación y la sumisión desde hace tiempo. Ha llegado, por fin, el momento que tanto se ha hecho esperar: el de la escena en sí misma y su desarrollo.
Safeword o palabras de seguridad
Es imprescindible que el sumiso tenga unas palabras claves para dar información vital sobre cómo se encuentra durante el desarrollo del juego. Esas palabras deben tener un principio rector que las guíe y ese principio rector no es otro que el de seguir a rajatabla los principios de seguridad, sensatez y consenso.
Todo a punto para empezar a jugar
Que la configuración de la escena es algo que debe realizarse meticulosamente es algo que ya ha quedado claro. Hemos hablado de ello en alguna ocasión. Y para que esa configuración quede convenientemente planificada es de vital importancia la elección del equipaje y ropa que se necesitará para escenificar la misma y plasmar el guión que hayáis imaginado.
Las claves de una buena escena BDSM
Como cualquier representación teatral, la representación del dominio y la sumisión debe caracterizarse por poseer un buen guión, un vestuario adecuado, un escenario acorde a lo representado y, por supuesto, unas dotes actorales importantes por parte, principalmente, del Ama.
Planificando la escena
Ya nos queda poco para zambullirnos de lleno en el funcionamiento de la escena. Antes de hacerlo, vamos a detenernos en analizar un poco más detenidamente un aspecto que no debemos olvidar: el encuentro sexual de dominio y sumisión no deja de ser una escenificación. Por eso hay que planteársela como una representación teatral.