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El facesitting

El facesitting es una de las prácticas más comunes de los juegos de dominación y sumisión en los que el hombre actúa como sumiso. En el facesitting o “trono de la reina”, la cara del hombre queda atrapada bajo las nalgas de la mujer, que se sienta sobre ella. En esta práctica no importa para nada el placer masculino. La relegación de sus deseos es total. Así, el hombre sólo debe cumplir una obligación: la de satisfacer a esa mujer que se ha sentado literalmente sobre su cara.

La feminización como técnica de dominación

Una de las técnicas más habituales en los juegos de dominación y sumisión entre un Ama y un sumiso es la de la feminización, es decir, la de incorporar al sumiso masculino una serie de comportamientos, ropas, etc. tradicionalmente asociadas al sexo femenino. Al término de feminización están asociados otros términos como pueden ser sissy, flamboyant, queen, Nelly, etc. Con estos nombres puede conocerse al hombre sumiso que, en el transcurso de una escena de dominación y sumisión, adquiere roles de comportamiento asociados tradicionalmente al género femenino.

Los collares virtuales en el BDSM

En un post anterior ya vimos los diferentes tipos de collares que podían encontrarse en el universo BDSM. Estos collares de los que hablamos, collares de cuero, cuerda o metal, son los collares clásicos de las relaciones BDSM. Gracias a las redes sociales ya no hace falta desplazarse a un local de ambiente BDSM para conocer a otros amantes del sexo no vainilla. Esto, que ha multiplicado para los practicantes del BDSM las posibilidades de encontrar compañero de juego, ha acabado provocando la aparición de un nuevo tipo de collar BDSM: los collares virtuales.

El juego de la carcelera y el prisionero

De entre los juegos de rol que pueden escogerse para escenificar una práctica de dominación y sumisión erótica hay uno que puede resultar especialmente atractivo tanto por su impacto visual como por las posibilidades de variación que ofrece a los jugadores: el del prisionero y su carcelera.

Felación y sumisión

Lo bueno de la felación, felatio, francés o mamada (de todas estas maneras se puede llamar al acto de estimular el pene con la boca, además de soplada, chupada, guagüis, comida…) es que en el placer que proporciona (siempre magnífico a poco que la persona que la ejecuta posea un mínimo interés en realizarla y un mínimo arte) no es sólo un placer de connotaciones físicas. En el gozo que el hombre experimenta con la felación intervienen también elementos de carácter psicológico. En el imaginario masculino, la mamada ha aparecido durante mucho tiempo como un acto de dominación.

El tiempo del PostBDSM

Del mismo modo que en un momento determinado personas como María Llopis empezaron a hablar del postporno, un movimiento que pretendía (y aún pretende) abrir los límites de la sexualidad para que dejen de estar marcados por una industria pornográfica hegemónica que, en la inmensa mayoría de sus producciones, mecaniza de manera antinatural el acto sexual y convierte a la mujer en un simple objeto al servicio del macho, también hay voces que, en los últimos tiempos, han empezado a hablar de PostBDSM.

Tipos de relaciones de dominación y sumisión

Nada mejor que la estabilidad junto a una persona para extraer el máximo partido de placer a las relaciones sexuales. Nada mejor que el conocimiento de los gustos íntimos de cada uno y de los ritmos corporales de cada cual para que la unión sexual entre dos personas resulte completamente placentera. El conocimiento mutuo juega, pues, a favor del placer cuando de sexo hablamos. Esto, que es norma común en cualquier tipo de relación sexual, se hace más imperativo cuando hablamos de relaciones de dominio y sumisión.

Fantasía erótica de la Diosa

La fantasía erótica de dominación y sumisión de la Diosa se fundamenta en el mantenimiento continuo de un adorador a los pies del Ama. Ama y sumiso encuentran un gran placer en la escenificación de esta fantasía. Ella recibe una gran cantidad de contacto afectivo y sexual. Él puede claramente mostrar su indignidad y rendir pleitesía a una mujer superior. En esta relación no es exclusivamente necesario que intervenga el dolor, aunque éste no tiene porqué excluirse por principio de la relación. Puede tener su hueco en determinadas variantes de la fantasía.

La fantasía de la amazona

Cualquier persona no demasiado introducida en el universo BDSM tiene una imagen del Ama que puede resultar muy cercana a la siguiente: apretado corsé de cuero negro, clavos de acero repartidos por toda la ropa, cadenas como complemento llamativo, botas de tacón alto quizás con espuelas y hasta los muslos, látigo larguísimo… En el universo BDSM, esta imagen se corresponde con lo que se conoce como Amazona.

La fantasía de la Reina

El asistente de la Reina, ese sirviente que sirve para todo, desde fregar los suelos a dar un homenaje oral a su Ama, es una imagen muy excitante para cualquier dominante. Si este asistente, además, aparece completamente feminizado, el impacto visual de la representación de esta fantasía y la satisfacción que puede crear en Dominantes y Sumisos pueden ser extraordinarios.

La fantasía de la institutriz

La de la institutriz es, entre las fantasías de dominación femenina, una de las más habituales. El éxito de la escenificación de esta fantasía depende fundamentalmente de la capacidad del Ama para mantener su autoridad y para imponer sus castigos. Los encantos de esta fantasía son difícilmente explicables a todas aquellas personas que no sean devotas seguidoras de los juegos de dominio y sumisión. ¿Por qué alguien puede desear ser azotado?