¿Soy fetichista?
Puede suceder. De repente se tienen dudas. Uno nota una atracción más intensa hacia determinadas partes de la anatomía femenina o hacia alguna de sus prendas de vestir y se pregunta, ¿soy fetichista? Antes de contestar a esa pregunta hay que plantearse varias cuestiones. La primera de ellas es que el fetichismo no nace de la noche a la mañana.
Cómo iniciarse en el BDSM
Puede ser que, de golpe y porrazo, bien sea porque alguien te ha animado a ello, bien porque has visto alguna película que te ha metido el gusanillo en el cuerpo, estás interesado en iniciarte en algún tipo de práctica BDSM. Si te encuentras en dicha situación, si has fantaseado con la posibilidad de participar en algún juego BDSM, el primer consejo que tenemos que darte es el de no precipitarte. Los impulsos son impulsos, y no está del todo mal dejarse llevar, de tanto en tanto, por ellos (¿no crees que la vida puede resultar demasiado aburrida si no se abre una puerta a la improvisación?), pero hay situaciones en las que hay que tener un cierto control para evitar problemas.
Establecimiento de una relación entre Amo y sumiso
¿Has tenido alguna vez algún tipo de inclinación hacia alguna de las disciplinas del BDSM? ¿Te ha atraído alguna vez el sadomasoquismo, las nalgadas, las ataduras, el fetichismo o la dominación y sumisión? Si ha sido así, hazte esta pregunta: ¿cómo descubriste esa inclinación?, ¿qué fue lo que despertó en ti ese interés? ¿Fue una conversación? ¿Un libro? ¿Fue acaso una película?
Sea cual sea la respuesta, debes saber que lo más probable es que hayas adquirido una imagen errónea o distorsionada de lo que en verdad es esta forma de vivir la sexualidad
Botiquín para una sesión BDSM
El BDSM exige seguridad. Sin seguridad no existe BDSM. Esa seguridad que el BDSM exige tiene que venir proporcionada, en su mayor parte, por la sensatez de los practicantes. El BDSM no es una búsqueda alocada del límite más lejano. El BDSM es una búsqueda pactada del placer, pero siempre existe la posibilidad de que, por una inconsciencia de sus practicantes o un error de éstos, pueda ocasionar algún problema de salud. Por eso es necesario tener a mano un botiquín de emergencia para hacer frente a cualquier imprevisto.
Sobre el ballbusting
¿De qué hablamos cuando hablamos de ballbusting? Si tuviéramos que traducir esta palabra tendríamos que emplear la expresión “pelotas reventadas” o algo por el estilo. Con ello haríamos referencia a una práctica típicamente CBT (cock and ball torture, es decir: tortura de pene y testículos) y que consiste en torturar los testículos utilizando una serie de golpes o ejerciendo presión sobre ellos.
El shibari
Si queremos decir qué es el shibari de manera resumida diremos que el shibari es el bondage japonés. Lo diremos y nos entenderán, pero no estaremos diciendo toda la verdad, pues el shibari y el bondage presentan algunos rasgos diferenciales. Por ejemplo: en el shibari no es necesario que la persona sea inmovilizada. En el shibari no se persigue tanto la inmovilización del sumiso como una calidad estética del conjunto y que ese conjunto resulte visualmente atractivo a una tercera persona, que es el espectador.
Consentimiento y fetichismo
Compartir un fetiche exige un consentimiento mutuo entre las personas que lo comparten. No importa si el fetiche es compartido por una pareja sexual o por dos personas que acaban de conocerse en ese mismo momento y cuya relación gira única y exclusivamente alrededor del fetiche. El consentimiento es un requisito sine qua non para compartir un fetiche. Ese consentimiento debe partir, por supuesto, de la información.
La momificación en el BDSM
Privar totalmente de los sentidos y, al mismo tiempo, conseguir la inmovilidad total de la parte sumisa: ésas son los objetivos de la momificación, una forma de bondage con reminiscencias del Antiguo Egipto que lleva a la parte sumisa a un estado en el que lo único que se siente es, en muchas ocasiones, la propia respiración. La persecución de un sentimiento de vacío en el que el tiempo parezca detenido es el objetivo principal de esta práctica BDSM que debe ser realizada extremando al máximo las precauciones.
Branding: marcando la piel al rojo vivo
Una de las maneras más claras de demostrar y plasmar el dominio que una parte dominante tiene sobre un sumiso es el branding, esto es, el dejar sobre la piel una marca al rojo vivo. En la actualidad, los practicantes del branding pueden escoger entre dos tipos de técnicas. La primera es la que recibe el nombre de strike y es la más tradicional. Se realiza con hierro forjado. La segunda recibe el nombre de cautery y se realiza con un electro-cauterizador. Sin duda, esta segunda opción resulta mucho menos elegante que la primera y mucho menos atractiva a la hora de realizar una ceremonia BDSM en el que marcar al rojo vivo sea parte fundamental de la misma.
Tipos de practicantes de BDSM
La variedad de prácticas incluidas en el BDSM es puro reflejo de la variedad de practicantes de BDSM existentes. La tipología del practicante de BDSM incluye, por ejemplo, a personas a las que simplemente les atrae el bondage, a amantes de los juegos de rol de dominio y sumisión, a practicantes de los juegos del sado, a apasionados del spanking y a hombres y mujeres a los que les gusta combinar diversos tipos de prácticas.
El castigo del jabón en la boca
Todos lo hemos oído alguna vez cuando, de niños, hemos dicho una palabra malsonante, un taco o uno de esos exabruptos que hemos aprendido de los mayores pero que los mayores no quieren oírnos decir. “Te voy a lavar la boca con jabón”, nos decían, y nosotros intentábamos corregir nuestra manera de hablar mientras pensábamos en el seguramente asquerosísimo sabor del jabón. Esa vieja amenaza llegada desde la infancia también planea sobre la cabeza de quien, en los juegos sadomasoquistas, está recibiendo un castigo.