Factores a tener en cuenta en la suspensión bondage

La suspensión como toda práctica BDSM debe realizarse con conocimiento de causa y, por supuesto, extremando todas las medidas de seguridad. Una suspensión mal realizada puede causar una grave y dolorosa lesión. Visualmente muy atractiva, la suspensión no es un juego de niños. Debe ser realizada siempre por alguien muy experimentado o bajo la supervisión de alguien que posea esa experiencia. Ese alguien sabrá cómo y en qué punto del cuerpo puede colocarse una determinada cuerda para hacer una suspensión.

Hay que saber ante todo que la cuerda, en la suspensión bondage, ejerce una determinada presión sobre el cuerpo y que esa presión puede llegar a ser especialmente dolorosa si la suspensión no se realiza de la manera adecuada ni con el material indicado para ello.

¿De qué depende la presión ejercida por una cuerda? De cinco cosas, fundamentalmente. La primera de ellas es su diámetro. Cuanto mayor sea el diámetro y, por tanto, la superficie de contacto de la cuerda con el cuerpo, menor será la presión que aquélla ejerza sobre éste.

La textura de la cuerda también influye en la presión que ésta ejerza en lugares puntuales y, por tanto, en el dolor que ella cause. Las irregularidades de una cuerda basta provoca la aparición de zonas puntuales en las que la superficie de contacto es menor y, por tanto, la presión es mayor. La rigidez de la cuerda también influirá en la presión que la misma ejerza sobre la piel. Las cuerdas con alma son más rígidas que las cuerdas sin ella y, por tanto, ejercen una presión mayor en las escenas de suspensión bondage.

El número de vueltas de la cuerda también influye en el dolor causado. A mayor número de vueltas, mayor superficie de contacto y, por tanto, menor presión.

El número de puntos de suspensión. Cuantos más puntos de suspensión haya menos presión se ejercerá sobre cada punto.

A la hora de controlar los efectos que la cuerda tiene sobre el cuerpo en un ejercicio de suspensión bondage hay que tener en cuenta dónde se coloca ésta (si sobre zona en la que la piel está muy cerca del hueso o no), el ángulo que forma sobre el cuerpo al producirse la suspensión (algo difícilmente mesurable) y la profundidad con la que se hunde en la carne (en aquellas zonas en las que el hueso está más retirado de la piel).

Dónde colocar los puntos de suspensión

El centro de gravedad del cuerpo humano está situado justo por encima del ombligo. Esto es algo que hay que tener muy presente cuando se realiza la suspensión bondage. Suspender a un sujeto utilizando varios puntos de suspensión implica una cosa: que no se reparta el peso a partes iguales por todas partes. El peso, siguiendo la ley de la palanca, se repartirá de forma inversamente proporcional a la distancia entre el punto de suspensión y el centro de gravedad.

Según esta regla, el punto más cercano al centro de gravedad soportará más peso. Si ese punto coincide con el centro de gravedad y la fuerza que se aplica es igual al peso, el cuerpo permanecerá en equilibrio. Si el punto se desplaza alejándose del centro de gravedad, será necesario aplicar una fuerza en el extremo contrario al que se desplaza ese punto para conseguir reequilibrar la fuerza que en aquel punto se aplique. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que ambos puntos soporten el mismo peso. Será mayor el del punto que esté más cercano al punto de gravedad. Esto hay que tenerlo siempre presente al realizar una suspensión bondage. Si colocamos una cuerda sujetando las muñecas y dejamos que el peso se descargue sobre ese punto, es probable que causemos un gran dolor a la persona suspendida. Es mejor, por ejemplo, colocar una sujeción de varias vueltas de cuerda sobre el tórax y otra por encima de las rodillas.