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La pareja BDSM: fases de su relación

La confianza que la relación entre un Amo y un sumiso exige no surge de la nada. Necesita su tiempo para fraguarse. El conocimiento mutuo es determinante para que esa confianza pueda brotar y fortalecerse. La valoración mutua y la reflexión sobre los pros y los contras de la otra persona debe ser un paso imprescindible para firmar un primer contrato por un tiempo prudencial de conocimiento.

Posturas para el spanking

Son muchas las posturas que pueden utilizarse en una sesión de spanking. La mayor parte de ellas, sin embargo, pueden agruparse en dos grandes grupos. Uno de ellos recibe el nombre de OTK (iniciales de la expresión anglófona “over the knee”, sobre las ordillas). El nombre del otro grupo es OTS (“over the shoulder”, sobre los hombros). Elegir una u otra depende de los gustos de cada cual. Sin duda, la primera es la más habitual y también la que más variantes ofrece.

Cómo iniciarse en el BDSM

Puede ser que, de golpe y porrazo, bien sea porque alguien te ha animado a ello, bien porque has visto alguna película que te ha metido el gusanillo en el cuerpo, estás interesado en iniciarte en algún tipo de práctica BDSM. Si te encuentras en dicha situación, si has fantaseado con la posibilidad de participar en algún juego BDSM, el primer consejo que tenemos que darte es el de no precipitarte. Los impulsos son impulsos, y no está del todo mal dejarse llevar, de tanto en tanto, por ellos (¿no crees que la vida puede resultar demasiado aburrida si no se abre una puerta a la improvisación?), pero hay situaciones en las que hay que tener un cierto control para evitar problemas.

Botiquín para una sesión BDSM

El BDSM exige seguridad. Sin seguridad no existe BDSM. Esa seguridad que el BDSM exige tiene que venir proporcionada, en su mayor parte, por la sensatez de los practicantes. El BDSM no es una búsqueda alocada del límite más lejano. El BDSM es una búsqueda pactada del placer, pero siempre existe la posibilidad de que, por una inconsciencia de sus practicantes o un error de éstos, pueda ocasionar algún problema de salud. Por eso es necesario tener a mano un botiquín de emergencia para hacer frente a cualquier imprevisto.

La momificación en el BDSM

Privar totalmente de los sentidos y, al mismo tiempo, conseguir la inmovilidad total de la parte sumisa: ésas son los objetivos de la momificación, una forma de bondage con reminiscencias del Antiguo Egipto que lleva a la parte sumisa a un estado en el que lo único que se siente es, en muchas ocasiones, la propia respiración. La persecución de un sentimiento de vacío en el que el tiempo parezca detenido es el objetivo principal de esta práctica BDSM que debe ser realizada extremando al máximo las precauciones.

Branding: marcando la piel al rojo vivo

Una de las maneras más claras de demostrar y plasmar el dominio que una parte dominante tiene sobre un sumiso es el branding, esto es, el dejar sobre la piel una marca al rojo vivo. En la actualidad, los practicantes del branding pueden escoger entre dos tipos de técnicas. La primera es la que recibe el nombre de strike y es la más tradicional. Se realiza con hierro forjado. La segunda recibe el nombre de cautery y se realiza con un electro-cauterizador. Sin duda, esta segunda opción resulta mucho menos elegante que la primera y mucho menos atractiva a la hora de realizar una ceremonia BDSM en el que marcar al rojo vivo sea parte fundamental de la misma.

Tipos de practicantes de BDSM

La variedad de prácticas incluidas en el BDSM es puro reflejo de la variedad de practicantes de BDSM existentes. La tipología del practicante de BDSM incluye, por ejemplo, a personas a las que simplemente les atrae el bondage, a amantes de los juegos de rol de dominio y sumisión, a practicantes de los juegos del sado, a apasionados del spanking y a hombres y mujeres a los que les gusta combinar diversos tipos de prácticas.

El Triskel, símbolo universal del BDSM

El BDSM tiene sus propias normas de funcionamiento no escritas. En cierto modo, a quienes están iniciados en la práctica del BDSM les gusta mantener una cierta aura de misterio alrededor de sus prácticas y su modo de vida. Esto no es incompatible, sin embargo, con el hecho de querer identificar a quien comparte esas prácticas y gusta de mantener ese mismo estilo de vida y, al mismo tiempo, de identificarse ante él. Con esa doble intención (servir de contraseña o seña de identidad para simpatizantes e iniciados y, al mismo tiempo, mostrarse precavido frente a una identificación general de toda una sociedad que, en su mayor parte, desaprueba dichas prácticas) se utiliza un símbolo de inspiración casi mitológica: el Triskel.

Uso de las pinzas en el BDSM

Nada mejor que unas buenas pinzas para realizar una buena sesión de tortura de pezones, de genitales (labios vaginales, escroto, clítoris, testículos o pene) y de otras partes del cuerpo. En los sexshops pueden conseguirse fantásticas pinzas de materiales diversos que ofrecen todas las garantías para reducir al mínimo la posibilidad de realizar alguna herida en la piel o en la carne del sumiso o sumisa, pero si no se dispone de pinzas especializadas también pueden utilizarse las típicas pinzas de colgar la ropa, preferiblemente de madera.

Maltrato y BDSM

El riesgo siempre está ahí y nunca hay que obviarlo. Después de todo, los límites entre una práctica sexual consentida y sana y una situación de abuso pueden ser muy débiles y permeables. Siempre puede suceder que, al abrigo de un juego BDSM o de una relación de dominio y sumisión, un dominante camufle lo que no es otra cosa que abuso y maltrato. Para diferenciar una cosa de la otra es fundamental, ante todo, atender a la característica principal de todos los juegos de dominio y sumisión. Como juegos que son, se basan en unas reglas y esas reglas se atienen, en todo momento, a unos parámetros de consenso, sensatez y seguridad que nunca deben faltar.

Límites del juego BDSM y palabra de seguridad

El juego BDSM tiene sus límites y esos límites deben ser pactados por los intervinientes en el juego. Que sean pactados quiere decir que deben ser comentados. Obligatoriamente se debe hablar de ellos. Ninguno de los intervinientes en el juego debe presuponer que el otro participante va a conocer o a intuir cuáles son sus límites. En el establecimiento de los límites del juego BDSM en el que se va a participar no hay intuiciones que valgan.