Inmovilización total y privación de sentidos

Privar totalmente de los sentidos y, al mismo tiempo, conseguir la inmovilidad total de la parte sumisa: ésas son los objetivos de la momificación, una forma de bondage con reminiscencias del Antiguo Egipto que lleva a la parte sumisa a un estado en el que lo único que se siente es, en muchas ocasiones, la propia respiración. La persecución de un sentimiento de vacío en el que el tiempo parezca detenido es el objetivo principal de esta práctica BDSM que debe ser realizada extremando al máximo las precauciones.

Qué duda cabe que la momificación es una práctica que debe ser realizada con el consentimiento de la persona que debe ser momificada. Quien gusta de esta práctica suele hablar de un sentimiento de libertad y relajación, pero ésta es una práctica que, si se hace sin el consentimiento de la persona momificada o si resulta demasiado larga, puede resultar angustiante.
Acordar el tiempo de duración de la momificación puede ser una buena manera de evitar la aparición de la ansiedad. Para ajustar ese tiempo de duración de la manera adecuada es imprescindible disponer de una experiencia previa. Un principiante puede dejarse arrastrar demasiado rápidamente por el pánico. Por eso, en estos casos, es fundamental asegurar la capacidad de expresión del mismo. Que tenga la boca libre para poder hablar es fundamental cuando se realiza la momificación de un novato.

Las formas de momificación pueden ser muy variadas. El plástico de envolver alimentos (el papel de film) suele ser el más habitual por simples razones de economía: es el más barato. El hecho de ser transparente, sin embargo, le roba atractivo. La existencia de plásticos de colores, sin embargo, posibilita la realización de este tipo de momificación sin que la pérdida de glamour sea excesiva.

Para que el efecto de la momificación sea más estético quien la pone en práctica puede utilizar vendajes de paño o de látex que se van uniendo gracias al uso de cinta adhesiva. Las camas de vacío (vacuum beds), una especie de sacos de látex que, al tiempo que inmovilizan al sumiso, permiten su respiración mediante un tubo existente en ellas, son otra opción al alcance de los amantes del BDSM para que puedan introducir la momificación entre sus prácticas más habituales.

Fabricando una momia

El vendar ojos o tapar los oídos son prácticas que redondean y complementan los efectos de este juego. Vendados los ojos y tapados los oídos, hay que asegurarse de que orificios nasales o boca queden abiertos para garantizar la respiración y evitar la sensación de asfixia. Hay que pensar que no es necesario que exista la posibilidad real de asfixia para que una persona momificada pueda sentir esa posibilidad como real y, por tanto, pueda sentirse azotada por una sensación de ansiedad y angustia.

Para realizar la momificación es importante seguir un orden. Envolver manos, brazos, torso y piernas por separado puede servir para aumentar la sensación de aislamiento. Tras envolver esas partes de la anatomía, puede procederse a envolver desde los hombros y el torso hacia los pies.

Al realizar la momificación hay una pregunta capital que debe contestarse antes de proceder a realizar cualquier tipo de movimiento con la cinta o plástico y esa pregunta es: ¿cómo se colocarán los brazos? Los brazos, al realizar la momificación, puede realizarse, generalmente, de dos maneras: con los brazos estirados, paralelos al cuerpo, o con los brazos cruzados sobre el pecho en forma de aspa. Hay que rechazar otro tipo de posturas de los brazos.

La manera más fácil de momificar a una persona es hacerlo mientras esta persona está de pie. Para momificar así a una persona hay que servirse de la ayuda de una tercera persona que, después, ayude a colocar a la persona momificada en posición horizontal.

Momificación y seguridad

Otro consejo a tener en cuenta al realizar la momificación es que ésta se produzca mientras la persona momificada inspira profundamente. El realizar el vendaje en ese momento facilitará la posterior respiración de la persona que haya sido momificada y minimizará la posibilidad de que esta persona se pueda sentir asfixiada.

Dejar los genitales al aire y los pezones es una opción que suele servir a muchos amantes de la momificación para incrementar las posibilidades de tortura del sumiso. Atar al mismo a una tabla puede ser, también, una buena manera de aumentar la sensación de dominio y de inmovilidad de la persona atada. Este tiempo de inmovilización no debería exceder de 15 minutos en el caso de los principiantes, aunque la momificación no es algo que deba realizarse de manera acelerada. Tan importante es saborear adecuadamente la experiencia como garantizar la seguridad durante toda la práctica.

Entre estas medidas de seguridad debería figurar, como en toda práctica bondage, tener a mano unas tijeras de punta roma. La comunicación directa y continua de la persona momificada también debería figurar entre esas medidas. Dar de beber con relativa frecuencia a la persona momificada debe ser otra medida de seguridad habitual. Después de todo, la momificación hace que la persona momificada sude en exceso y esto puede provocar una acelerada deshidratación de la misma. Si esta persona sufre un ataque de pánico hay que destaparle rápidamente los ojos para que tome conciencia de su situación y conseguir que distraiga su mente ocupándosela con alguna tarea que le entretenga. Contar lentamente, en sentido inverso, desde 10 hasta 1, puede ser una de esas tareas.

Bien realizada, la momificación puede ser una de las prácticas más valoradas por los practicantes de BDSM.