Terminología del BDSM

El BDSM es un mundo complejo como complejas son las necesidades y los gustos sexuales de las personas. La sexualidad humana es tan rica y compleja que, en ocasiones, es preciso acotar perfectamente de qué estamos hablando cuando hablamos de un tipo determinado de sexo. Para realizar esa acotación no disponemos de otra cosa que las palabras. Ellas son las que deben servirnos para ponernos de acuerdo sobre aquello de lo que estamos hablando. Vamos a realizar un breve recorrido por los términos más comunes cuando hablamos de BDSM o de prácticas sexuales en las que entren en juego conceptos de dominio y sumisión, sadomasoquismo, etc.

  • Kinky es un término genérico que se usa para referirse a cualquier tipo de relación sexual no convencional. Aquí entrarían tanto el BDSM, como el sexo pervertido, los juegos de dominio y sumisión, los juegos de rol eróticos, las fantasías sexuales y todas aquellas prácticas eróticas que, de un modo u otro, tengan que ver con el fetichismo.
  • BDSM, por su parte, es un acrónimo y un término general que puede ser utilizado como sustantivo (“practico BDSM”) o como adjetivo (“fui a un evento BDSM”) y que se utilizó por primera vez en la década de los ochenta y principio de los noventa en foros de Internet y que fue adoptado mayoritariamente a partir del año 2000. BDSM es una combinación de siglas que intentan recoger la gran variedad de prácticas que incorpora la experiencia kinky.
  • B & D (B/D) son las siglas que hacen referencia al bondage y a la disciplina. Este término apareció por primera vez en la década de los 70 del siglo pasado y se empezó a utilizar mayoritariamente entre la gente kinky en la década de los 80. Mientras el bondage hace referencia a la práctica que consiste en atar o sujetar de alguna manera al sumiso, la disciplina o dominación lo hace a aquellas prácticas, eróticas o no, en las que se produce algún tipo de intercambio de poder entre los participantes en la misma.
  • SM (S&M o S/M) es la abreviatura común del sadismo, el masoquismo y el sadomasoquismo. Estos términos, tratados por el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing a finales del siglo XIX como perversiones sexuales, han sido una constante en toda la literatura psicoanalítica para describir patologías sexuales. La década de los 70, sin embargo, sirvió para normalizar el uso de estos vocablos y para que tomaran un nuevo impulso no tan peyorativo. El sádico, así, sería aquella persona que obtiene placer al infligir dolor, sensaciones intensas o malestar en otra persona. Ese dolor o incomodidad puede derivarse de un particular tratamiento físico o, por el contrario, puede ser un dolor más bien emocional o psicológico. También puede producirse una combinación de ambos. El masoquista, por su parte, sería aquella persona a quien le gusta experimentar dolor (que puede llegar a ser intenso), incomodidades, o a quien le puede gustar sentirse obligada a realizar algo que no desee. Los sádicos y los masoquistas pueden experimentar y satisfacer sus deseos en el seno de la escena BDSM o sadomasoquista. Como sabes, dicha escena debe representarse siguiendo las normas y ajustándose a los límites que sádicos y masoquistas hayan consensuado previamente.
  • DS (D&S, D/S). Estas son las siglas que hacen referencia a la combinación de dominio y sumisión. Los términos de dominante, sumiso, dominación y sumisión se han utilizado largo tiempo dentro del universo BDSM. De lo que se habla aquí, en el fondo, es de un intercambio de poder consensuado. En virtud de ese consenso, un miembro de la pareja acepta ser dominado por el otro, que se encarga de ejercer el control sexual o total del sumiso. El pacto sobre ese intercambio de poder puede alcanzar a ocupar una parte determinada de tiempo o puede extenderse al tiempo completo de la relación. Si es así, estamos hablando de una situación de poder absoluto, de un intercambio total de poder en el que el sumiso da el control sobre sí mismo al dominante de una manera irrevocable y permanente.
  • Hablar del cuero o leather como palabra identificativa de una determinada comunidad con unos determinados gustos sexuales es una costumbre lingüística heredada de los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Como subcultura, la cultura leather nació en el seno de los ambientes gays. Posteriormente se sumaron a ella y a su estética (indumentaria de color negro y artículos de cuero del mismo color) lesbianas, bisexuales, transexuales, etc., aceptándose de una manera más o menos generalizada la relación de dicha subcultura con las prácticas BDSM y la sexualidad alternativa.
  • Dentro del universo BDSM, hablamos de escena o escena BDSM cuando dos o más personas se reúnen para practicar BDSM. La escena puede realizarse en cualquier lugar, pero lo más habitual es que los participantes en la misma busquen un espacio de juego que acostumbra a recibir el nombre de dungeon. Este dungeon o mazmorra puede ser una habitación, pública o privada, reservada para los juegos. Para tener categoría de dungeon, esa habitación debería estar dotada de un equipamiento mínimo y de una decoración acorde con el tipo de prácticas que se desarrollan en ella. Una cruz de San Andrés, una cama, un banco de madera, una jaula, una eslinga o cincha para poder colgar a alguien o una camilla en la que poder efectuar un examen médico podrían ser, por ejemplo, alguno de esos elementos imprescindibles en un dungeon.
  • Hablamos de juego de rol erótico o de fantasía erótica cuando los socios de juego crean personajes y escenarios para escenificar una fantasía sexual. Un juego de rol sería, por ejemplo, el que se practicara entre un profesor y una alumna, o entre un enfermo y su enfermera, o entre un policía y una detenida, o entre un empresario y su secretaria.
  • Fetiche o fetish. Cuando apareció por vez primera, este término hacía referencia a un término con el que se designa un objeto o parte del cuerpo en particular que, de un modo u otro, debe interferir en el acto sexual o en sus prolegómenos para que el fetichista experimente el placer sexual y el orgasmo. Con el tiempo, este concepto ha ido adquiriendo nuevos matices, llegando, en la actualidad, a convertirse, incluso, en una especie de frikismo que engloba a personas a las que les gusta vestirse de látex, cuero o PVC y asistir a fiestas y eventos fetish sin que sea necesario que, para ello, pertenezcan a la escena BDSM o a la subcultura leather.

Estos son los términos fundamentales de los tipos de juego asociados al universo BDSM o a las prácticas kinkys. Dentro de todos esos juegos pueden desarrollarse un gran abanico de prácticas, algunas de las cuales serán objeto de nuestra atención en próximos posts.