Pensamos en un tipo determinado de tejido y, de inmediato, estamos, casi, sintiendo su olor. ¿Quién no tiene en la cabeza el olor del cuero nuevo? ¿Quién no recuerda el olor con el que aquella chaqueta nos recibía en el armario cuando lo abríamos? ¿Y la goma? ¿Y el látex? ¿No tienen estos materiales su propio olor? ¿No tienen todos ellos su brillo determinado? ¿No requieren, cada uno de ellos, sus propios y particulares cuidados? A menudo, nuestros fetiches tienen que ver no tanto con su forma o tamaño como con el material de que están hechos. En este aspecto, los dos grandes tipos de fetiches existentes son los siguientes: los que están elaborados con algún tipo de cuero o piel y los que lo están con goma o algún material cercano a ella (látex, PVC, etc.).

El cuero

El término cuero fetish no significa lo mismo para todos los fetichistas. En los bares de ambiente de san Francisco puede significar una cosa completamente distinta a lo que puede significar, por ejemplo, en una boutique de moda de Barcelona o Madrid. A un fetichista le puede gustar la asociación de este tejido a los juegos BDSM. A otro, su relación con las motocicletas. A otro, por su parte, le puede apasionar el tejido en sí. A todos ellos, sin embargo, les une el hecho incuestionable de que, cuantitativa e históricamente, el cuero es el hogar y el refugio de muchos fetichistas.

Ante todo, hay que entender el cuero como una segunda piel, una especie de capa de protección. Normalmente se obtiene tras secar y tratar convenientemente las pieles de algún animal, habitualmente las vacas. El cuero brida calidez y comodidad, se utiliza en prendas de moda y, debido a su resistencia y a sus cualidades protectoras, se usa también para elaborar monos y chaquetas de motociclistas.

El cuero es fácil de conseguir. Se puede encontrar en pantalones, en guantes, en faldas, en vestidos y chaquetas de muchos estilos.

Se tiende a asociar al cuero con las prácticas sadomasoquistas y con la cultura BDSM. En este sentido, muchas piezas fetiche como pueden ser correas, látigos, corsés, arneses y todo tipo de deliciosos y sugerentes ropajes y complementos (desde ropa interior a minifalda, desde chalecos a gorras) acostumbran a hacerse de cuero.

Instrucciones para el cuidado de la piel

Para limpiar la piel hay que tener presente en todo momento que nada mejor que una buena loción de cuero y un paño suave. Junto a este primer consejo, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones cuyo seguimiento ayudará a prolongar la vida de la pieza de piel.

Esas recomendaciones son las siguientes:

  • No guardar objetos pesados o afilados en los bolsillos para, así, evitar una posible rotura o su deformación.
  • No enganchar pegatinas o cualquier otro tipo de adhesivo en la piel.
  • Evitar que el sudor toque la piel y si la toca, secarlo con un pañuelo suave. El sudor contiene sal y esa sal puede agrietar la piel.
  • Secar los derrames o manchas con un paño suave.
  • No secar nunca la piel con un secador.
  • Hay que almacenar las piezas de cuero lejos de la luz solar.
  • No almacenar en zonas húmedas o calientes. El cuero se seca y agrieta debido al efecto del calor y la humedad.

Caucho

No hay nada en el mundo como el caucho para satisfacer las necesidades y los gustos de todos esos fetichistas que se cuentan por legiones y que se erotizan con el olor, el tacto y el aspecto de goma de las prendas de vestir. Trajes, máscaras y muchos otros complementos fetichistas están elaborados con este material.

El látex es uno de esos materiales que parecen haber sido creados única y exclusivamente para saciar el hambre fetichista. Vestidos y monos adquieren, gracias al uso de este material en su elaboración, un brillo que resulta especialmente llamativo y excitante.

El caucho tiene muchas cualidades que lo distinguen como un material especialmente sensual y del gusto del fetichista. Tiene una fragancia muy personal y propia. En esto, el latex fetish mantiene una dirección directa con el cuero fetish. Uno y otro tienen un aroma muy propio y característico con unas fuertes connotaciones sexuales.

A diferencia del cuero, el látex puede ser, mucho más, como una segunda piel que se pega completamente a la propia piel. Gracias al látex pueden verse, bajo la ropa, completamente moldeados los genitales. Cuando el látex es muy delgado, se puede tener la sensación, al tocarlo colocado sobre el cuerpo, de tocar el cuerpo en sí, sin interferencias ni barreras. En esta sensación se fundamenta la popularidad y el éxito de los preservativos. El látex tiene la capacidad de transmitir fielmente el sentido del tacto, así como el del calor y el frío. Según algunas personas afirman, el látex posee unas propiedades que confieren a las prendas que están realizadas con él un efecto de amplificación sensorial.

El látex, además, ofrece otra característica que, en el mundo del fetichismo, resulta muy útil y atractivo: al desplazarse genera una gran cantidad de sonidos. Sin duda, el sonido de la goma es una atracción para muchos amantes del látex.

Por último, hay que entender que el látex posee una característica que muy pocos materiales poseen: su brillo. Y el brillo, en el universo fetichista, es una característica de un valor incalculable.

PVC

El PVC no es goma ni es látex, pero sí un tipo de plástico que, en teoría, podría utilizarse para realizar tejido. Pero, ciertamente, es muy difícil encontrar un tejido realizado con PVC real. Habitualmente, lo que se encuentra como tejido PVC es, en verdad, PU (poliuretano). Para diferenciar uno de otro basta con retener un dato: el poliuretano es elástico; el PVC, no. Por lo general, las piezas de dicho material se montan sobre una base de nylon o algodón y tienen, en verdad, pocos tramos que sean, exclusivamente, de PVC o PU. Ambos se pueden limpiar con Windex.

Ponerse y quitarse el caucho

Entrar y salir de una pieza de caucho no es tan sencillo como ponerse o quitarse unos vaqueros. Esto, también, forma parte del encanto propio del material. Quizás la mejor manera de saber qué utilizar para facilitar esa tarea tan ardua sea la de preguntar directamente al proveedor de la ropa de caucho que hemos comprado o al vendedor de la tienda en la que la hemos adquirido.

Hay diversos debates abiertos sobre la conveniencia o no de utilizar polvo de talco, de almidón o de maicena. En algunos estudios médicos el talco se ha vinculado con el cáncer de cuello uterino. Atendiendo a esos estudios, sería conveniente que el polvo de talco no entrara nunca en contacto con la vagina. Hay muchos usuarios, por su parte, que objetan el hecho de que el almidón, bajo el traje de caucho, y debido al sudor, acaba convertido en una especie de fango.

Otras personas optan por la sensación táctil que proporciona la silicona líquida. Sin embargo, hay empresas que aseguran que dichos lubricantes con base de silicona debilita y daña las prendas de caucho y látex, llegando, incluso, a provocar la rotura de la prenda. En este aspecto, sólo podemos recomendar una cosa, y es que se sigan, siempre, las recomendaciones del fabricante.

Hay muchas personas que sostienen que afeitarse el vello corporal no sólo es necesario sino que aumenta el contacto con la piel y, al mismo tiempo, la sensación de llevar la goma. Esa sensación, al fin y al cabo, es una de las motivaciones principales del fetichista.