Breve historia del sadismo
La gratificación sexual gracias al sufrimiento de los demás no se ha inventado hoy. El comportamiento propio de lo que hoy conocemos como sadismo ha existido desde hace miles de años pero no ha sido hasta hace muy poco que a dicho comportamiento se la concedido un nombre.
Juguetes caseros para bondage
Muchas personas suelen asociar su recuerdo bondage más antiguo a los juegos de la infancia. Se recuerdan niños, jugando a policías y a ladrones, siendo esposados, y sienten una mezcla de añoranza y excitación. Quizás entonces echaron mano a algo que sus padres tenían por ahí, quién sabe si a una bufanda, a un cinturón o a una corbata. El recuerdo les trae la emoción de aquellos días y empiezan a plantearse la posibilidad de repetir aquella experiencia. Esta vez, lógicamente, intentarán añadir algunos componentes eróticos.
Hematofilia. Fetichismos de la sangre y de la menstruación.
La morbosa atracción que suele acompañar a la figura del vampiro no sería comprensible si dicha figura no fuera asociada a un elemento que es el perfecto símbolo de la vida: la sangre. Son muchos los fetichistas que sienten veneración por este fluido vital. Para todas aquellas personas que participan del fetichismo de la sangre el simple hecho de verla, el de ser testigos de algún corte (bien sea accidental, bien voluntario) o el de contemplarla en individuos desnudos o semidesnudos actúa como un afrodisíaco potentísimo.
Cursos de bondage
El bondage no es una práctica que pueda realizarse sin entrenamiento. El bondage existe para causar placer, no para causar lesiones. Un nudo mal realizado siempre puede convertirse en una amenaza o en la causa de una lesión más o menos grave. Una luxación, una abrasión por el roce de una cuerda, una contractura muscular, una asfixia… Son muchos los daños que puede causar una persona que no posea los conocimientos técnicos suficientes. Por eso son importantes los cursos de bondage.
Dispositivos de castidad masculina
Restringir el pene. Ésta es una de las tareas que acostumbran a formar parte del juego BDSM. Desde el uso de correas y anillos para el pene hasta las jaulas de castidad o jaulas de pene, son varias las posibilidades e instrumentos de los que una mujer dominante puede servirse para potenciar y explicitar su dominación sobre un hombre sumiso.
Posturas bondage
Extendido con los brazos en cruz, atado en decúbito supino a una otomana, sentado y atado a una silla o inmovilizado con cuerdas y suspendido del techo con los brazos sobre la cabeza… Éstas son algunas de las posturas más comunes del bondage. Pero el juego BDSM avanza y, las parejas que ya llevan un cierto recorrido en la práctica de los juegos BDSM pueden querer experimentar con posturas más físicas y dramáticas.
Ortigas y sado
¿Has tocado alguna vez unas hojas de ortiga? ¿Has paseado en short por el campo y has tenido la mala suerte de sentir su caricia en tus piernas? Si lo has hecho, recordarás todavía, seguramente, esa intensa sensación de escozor que se apodera de la zona corporal que ha sido tocada por la ortiga. El amante de las prácticas sado y BDSM no puede permanecer ajeno a esos efectos y por eso son muchos los practicantes del sado que han fijado su vista en las posibilidades de juego que puede proporcionar esta planta.
Nudo de Bondage “The Catch”
La atadura que vamos a proponerte en este post es una atadura un tanto sofisticada en la que utilizarás dos cuerdas y una serie de nudos que deberán ser realizados con cierta precisión. En cierto modo, esta atadura es una evolución de la atadura “El cofre del tesoro”. Gracias a ella podrás elaborar un conjunto muy adecuado para representar una escena típica del género burlesque. El conjunto pone de relieve los pechos y los muslos de la persona que lo luce.
Fetichismo del mueble humano o fornifilia
Hay un fetichismo muy asociado a las prácticas BDSM y que tiene muchos puntos en contacto con los juegos de dominio y sumisión más intensos. Ese fetichismo es el fetichismo de los muebles humanos o fornifilia. Para el fetichista fornifílico, nada más excitante que ver convertida a su pareja de juegos eróticos en un mueble. Este mueble, qué duda cabe, es un mueble que puede resultar especialmente funcional: lo mismo puede servir para sostener una bebida como para ser penetrado por el fetichista excitado.
El erotismo del vampiro
¿Por qué los vampiros son tan sexys? ¿Es debido, quizás, al aire noctámbulo que arrastran? ¿Es tal vez por causa de esa elegancia, tan asociada al color negro, que acostumbran a transmitir? ¿O es la idea de peligro que, de manera indefectible, va ligada a ellos, la que hace que tantas mujeres sientan una atracción, vertiginosa y húmeda, hacia esos seres misteriosos? Lo más probable es que no sea ninguno de esos factores (o que ninguno lo sea en exclusiva) el responsable de dicha atracción tenebrosa.
Barras separadoras, cruz en X y BDSM
Las barras separadoras y las cruces en X o cruces de San Andrés son dos instrumentos muy útiles a la hora de jugar al dominio y la sumisión. Unas y otras permiten la inmovilización del sumiso. En un caso y en otro deben extremarse las medidas de seguridad. Como en todos los juegos BDSM, la seguridad es fundamental para que el juego cumpla su función y proporcione a los jugadores la satisfacción esperada.