Gente BDSM

La variedad de prácticas incluidas en el BDSM es puro reflejo de la variedad de practicantes de BDSM existentes. La tipología del practicante de BDSM incluye, por ejemplo, a personas a las que simplemente les atrae el bondage, a amantes de los juegos de rol de dominio y sumisión, a practicantes de los juegos del sado, a apasionados del spanking y a hombres y mujeres a los que les gusta combinar diversos tipos de prácticas.

Más allá de las combinaciones de prácticas que pueden realizarse, entre los practicantes de BDSM podemos encontrar los siguientes tipos:

  • Bondagers
  • Dominadores y sumisos
  • Spankers
  • Sádicos y masoquistas

Bondagers

Los bondagers son, entre los practicantes de BDSM, aquéllos que practican el arte de la atadura o bondage. Entre estos amantes del uso de la cuerda para adornar, sujetar, limitar los movimientos o inmovilizar a uno de los miembros de la pareja o grupo podemos encontrar dos tipos de bondagers: el activo y el pasivo. El primero disfruta atando; el segundo, siendo atado.

Dominadores y sumisos

Educar al sumiso, dirigir su vida y controlarla: éstos son los principales deseos de una persona dominante. Para que se cumpla este deseo, la persona sumisa debe desear que la dominante ejerza sobre ella dicho dominio y dicho control. La satisfacción de ese deseo debe ayudar a que el sumiso se sienta realizado. El mismo grado de realización personal y satisfacción debe sentir la persona dominante al ejercer su dominio sobre la persona sumisa.

No debe confundirse sumisión con dependencia. El sumiso no es un dependiente; es una persona que, simplemente, se siente realizada al practicar dicho tipo de juegos desde esa posición. Tampoco el sumiso o el dominante lo son o deben serlo en todas las facetas vitales ni ante todo tipo de personas. Un sumiso puede serlo a tiempo completo o puede, por el contrario, serlo sólo en el momento de la práctica sexual.

La relación del dominante y el sumiso debe fundamentarse, principalmente, en el consenso. Consensuar qué se practica y qué no es la mejor manera de encontrar ese punto en que tanto dominante como sumiso encuentren la satisfacción buscada. La compenetración entre dominante y sumisa debe ser muy estrecha y la delimitación de los roles, muy clara.

Esto no quiere decir que no pueda alcanzarse un momento en el que, avanzada la relación y aumentado el grado de conocimiento mutuo entre las partes dominante y sumisa, pueda obviarse el continuo consenso para, de vez en cuando, dejar que la parte dominante avance más allá de lo pactado. Si la parte dominante conoce bien a la sumisa y ha experimentado junto a ella suficientemente el juego del dominio y la sumisión, seguramente podrá innovar, ir un poquito más allá, y satisfacer así los deseos más ocultos e íntimos de la parte sumisa.

Spankers

En este grupo de practicantes de BDSM se incluyen las personas que disfrutan azotando o siendo azotadas. Por las características de sus prácticas, es muy fácil que los spankers participen de otro tipo de juegos que incluyan el azote como una práctica más.

Sádicos y masoquistas

La obtención de placer a base de causar dolor es lo que define al sádico. La obtención de placer a base de sentir dolor, lo que define al masoquista. Cuando se habla de BDSM, esa obtención de placer debe estar fundamentada en el consenso. La imposición por la fuerza no es BDSM, es maltrato. El sádico que causa dolor sin que la práctica que causa ese dolor haya sido consensuada no es un practicante de BDSM, es, simple y sencillamente, un sádico maltratador, alguien peligroso y desequilibrado que no respeta al otro y que, por tanto, debe ser perseguido. El sádico que causa dolor habiendo pactado las prácticas que causarán dicho dolor no es un enfermo, es una persona que vive su sexualidad de una manera determinada y que debe ser respetada.

La relación entre la persona sádica y la masoquista es semejante a la que mantienen la parte dominante y la parte sumisa en una relación de dominio y sumisión. La diferencia fundamental entre ambos tipos de relación radica en que, mientras dominantes y sumisos fundamentan su trato en la entrega y el moldeo del comportamiento de los últimos (algo que puede conseguirse de muchas maneras, la mayor parte de ellas de manera no físicas), en el caso del sadomasoquismo el dominio se fundamenta en algo esencialmente físico.