Buscando la cintura de avispa
En su momento ya dedicamos en nuestra web un artículo al fetichismo del corsé. En aquel artículo hacíamos referencia a cómo existía una amplia variedad de prácticas relacionadas con el corsé. En esta ocasión vamos a hacer referencia a una de ellas: el tightlacing, corseting o estrechamiento o remodelación de la cintura.
Esta práctica BDSM se sustenta en un hecho cotrastado, y es que el uso de un corsé que provoque fuertes constricciones en la cintura de la persona que lo lleve durante largos períodos de tiempo puede acabar produciendo una reducción del tamaño natural de esa cintura. Es decir: que usando el corsé de una determinada manera podemos conseguir que se estreche la cintura. ¿Cuánto? Está comprobado que hasta 33 cm. Eso es lo que medía la cintura de la británica Ethel Granger. Granger, que consiguió la por algunas mujeres tan deseada “cintura de avispa”, fue en varias ocasiones la imagen de la revista Vogue.
Conseguir ese estrechamiento de la cintura, claro, no es fácil. Requiere mucha disciplina y mucho tesón y paciencia. Sólo después de muchos años de trabajo se puede conseguir una reducción de la cintura así y la reducción, hay que tenerlo siempre presente, no será igual en todas las personas. No hay que olvidar nunca que la fisiología de cada persona es distinta. Ni todos los tightlacers tienen la misma grasa abdominal ni todos ellos tienen desarrollados de la misma forma los músculos abdominales. Tightlacers, como puede intuirse, es el nombre que reciben las personas que persiguen estrechar la cintura mediante el uso típicamente bedesemero de un corsé.
Corseting y salud
Hay que señalar cuanto antes que la práctica del tightlacing o corseting tiene un coste físico evidente. Cuando se alcanza determinado nivel de estrechamiento de la cintura, las costillas se deforman y empujan hacia el interior del cuerpo, provocando que los órganos se acerquen entre sí. Ese acercamiento, no hace falta decirlo, es un acercamiento antinatural, y eso debe tenerlo siempre presente la persona que, de una manera libre (tal y como se deben tomar todas las decisiones en el BDSM), decida practicar tightlacing.
Entre los problemas de salud que puede causar la práctica del corseting podemos distinguir los siguientes:
- Atrofia muscular.
- Desviación de la columna vertebral.
- Debilitamiento de los músculos pectorales.
- Reducción del tamaño del estómago, lo que hace que los tightlacers padezcan con frecuencia indigestiones y episodios de acidez.
- Estreñimiento debido a la compresión de los intestinos.
- Obstrucción del flujo sanguíneo provocando hinchazón en las piernas y en los pies. Esa obstrucción hace que se incrementen las posibilidades de sufrir una embolia pulmonar o de desarrollar trombos en las extremidades inferiores.
- Infecciones en la piel debido al almacenamiento, bajo el corsé, de humedad y calor.
Práctica del corseting
Si, pese a todos los riesgos relatados, hay quien desea practicar tightlacing, lo debe hacer teniendo en cuenta:
- Que hay que entrenar un mínimo de ocho horas al día. Es decir: que el tightlacer deberá llevar puesto el corsé como poco durante ocho horas.
- Que el período de entrenamiento es, como hemos dicho, largo, y que está dividido en distintas etapas.
- Que durante el período de duración del entrenamiento hay que llevar una dieta especial. Lo que se pretende con ello es reducir al máximo la hinchazón del vientre, ya que el uso del corsé durante la práctica del tightlacing puede provocar pinchazos y otros problemas digestivos. Para reducir esa hinchazón de la que hablamos hay que mantener una dieta en la que la ingesta de carbohidratos se reduzca al máximo. Durante los entrenamientos de tightlacing es preferible comer cuatro o cinco veces al día y cantidades más pequeñas que no sólo tres y en dosis más grandes. Otro consejo alimentario que suele darse a las personas que practican el estrechamiento de cintura es que limiten la ingesta de carnes rojas, pues la digestión de este tipo de alimento es más lento. Tampoco es conveniente para los tightlacers ingerir bebidas carbonatadas y espumosas. La cerveza, pues, sería, sin duda, una bebida muy poco indicada para los practicantes del tightlacing. Éstos, durante el tiempo de entrenamiento, deberían beber alrededor de unos ocho vasos de agua al día.
- Que hay que preocuparse de tener la piel suficientemente hidratada. Eso se consigue con una buena alimentación que garantice dicha hidratación y con la aplicación diaria de una buena loción hidratante. Hay que tener presente que, si se tiene la piel seca cuando se utiliza un corsé durante tantas horas como se utiliza cuando se practica el tightlacing, lo más normal es que se padezcan picores y, lo que es peor, molestas y dolorosas rozaduras.
- Que hay que ejercitar los músculos abdominales para que éstos se encuentren bien tonificados.
Quien practique el tightlacing debe estar completa y constantemente alerta a las señales y mensajes que su cuerpo le vaya enviando. Si el pulso se altera y el ritmo respiratorio empieza a acelerarse volviéndose la respiración más fatigosa, el tightlacer debe quitarse de inmediato el corsé.
Uno de los nombres míticos de esta disciplina BDSM es el de Cathie Joung, una estadounidense nacida en 1937 y que figura en el Libro Guinness de los récords por ser la persona viva con la cintura más estrecha. El contorno de la cintura de Cathie Joung es de 37,5 cm. No en vano, a la estadounidense se la conoce como “la Reina del Corsé”. Ella es la protagonista de la fotografía inferior.