El BDSM, que abarca prácticas de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo, es un ámbito donde la comunicación, el consentimiento y la seguridad son esenciales para garantizar que todas las partes involucradas disfruten de la experiencia de manera positiva y segura. Dentro de este contexto, el CBT (Cock and Ball Torture) se presenta como una práctica que, aunque puede ser altamente placentera para algunos, conlleva también riesgos significativos que deben ser abordados con seriedad. En este artículo vamos a dar una serie de consejos sobre seguridad en los juegos CBT.

Antes de ello, sin embargo, os explicaremos qué es el CBT dentro del universo BDSM y repasaremos brevemente cuál ha sido su historia.

Seguridad juegos CBT

¿Qué es el CBT?

El CBT, o “Cock and Ball Torture” (tortura del pene y los testículos), es una práctica que puede generar tanto placer como dolor y que ha captado la atención de muchos dentro de la comunidad BDSM.

Esta práctica dentro del universo BDSM incluye una serie de actividades que pueden ir desde la estimulación suave hasta la tortura intensa de los genitales masculinos. Las prácticas pueden incluir, pero no se limitan a:

  • Golpes o golpes suaves. Usar las manos, un látigo o un flogger para aplicar dolor controlado.
  • Compresión. Utilizar dispositivos que presionen los testículos o el pene.
  • Estiramiento. Usar pesos o cuerdas para estirar el pene o los testículos.
  • Control de temperatura. Aplicar hielo o calor para provocar sensaciones extremas.
  • Electroestimulación. Usar dispositivos eléctricos para estimular los genitales.

La clave de este tipo de prácticas es el consentimiento y la comunicación entre las partes involucradas. Es fundamental que ambas personas se sientan cómodas y hayan discutido previamente sus límites y deseos. Sobre este factor volveremos a hablar más adelante.

CBT

Historia de la tortura genital

La historia del CBT se remonta a prácticas más antiguas que se pueden encontrar en diversas culturas. Aunque no hay una cronología precisa para la tortura de pene y testículos como la conocemos hoy, hay indicios de que ha sido un tema presente en la práctica sexual a lo largo de los siglos.

En muchas civilizaciones antiguas, la tortura de los genitales era utilizada no solo como una forma de castigo, sino también como una vía para explorar el placer. Los antiguos romanos, por ejemplo, eran bien conocidos por sus prácticas sexuales variadas y a menudo extremas. Se pueden encontrar referencias a la tortura genital en textos de la época que indican que había un interés por los límites del placer y el dolor.

La tortura de pene y testículos como práctica específica dentro del BDSM comenzó a tomar forma en el siglo XX, con la publicación de literatura BDSM que describía diversas formas de tortura y juegos sexuales. La obra de autores como Anne Rice, con su serie “Las crónicas vampíricas”, y otros escritores de erotismo comenzaron a popularizar y normalizar estas prácticas.

Con la llegada de Internet, el acceso a información sobre BDSM y CBT se expandió de manera exponencial. Foros, redes sociales y plataformas de contenido para adultos permitieron que las personas compartieran sus experiencias, técnicas y deseos en un entorno donde la tortura de los genitales masculinos pudiese ser explorada de manera más abierta. Esto llevó a un aumento en la visibilidad de estas prácticas y a un mayor entendimiento y aceptación de la diversidad sexual.

CBT BDSM

Seguridad en el CBT: consejos básicos

Antes de embarcarse en cualquier sesión de CBT, es crucial que todas las partes involucradas mantengan una comunicación clara y honesta sobre sus límites, deseos y expectativas. Esto no solo ayuda a crear un ambiente de confianza, sino que también establece las bases para el consentimiento informado, que es fundamental en cualquier práctica BDSM. Los practicantes deben discutir las técnicas que se utilizarán, así como las formas de detener la actividad en caso de que alguien se sienta incómodo. Establecer una safeword o palabra de seguridad es una práctica común que debe ser acordada y respetada en todo momento.

El conocimiento es poder, especialmente en el contexto del CBT. Aquellos que deseen practicar esta forma de tortura deben informarse sobre las técnicas y herramientas que planean utilizar, así como sobre la anatomía genital masculina, para minimizar el riesgo de lesiones. Es importante entender cómo funcionan los cuerpos y qué prácticas son seguras y cuáles pueden ser peligrosas. Por ejemplo, el uso de dispositivos de constricción o golpeo requiere un conocimiento profundo de cómo afectan a la circulación y a la integridad física.

La elección de los materiales y herramientas es otro aspecto crucial en la seguridad del CBT. Utilizar dispositivos diseñados específicamente para esta práctica puede reducir significativamente el riesgo de lesiones. Por ejemplo, los arneses o los dispositivos de sujeción deben estar fabricados con materiales que no provoquen irritación o daño a la piel. Además, es recomendable tener a mano materiales de primeros auxilios y, si es posible, contar con una persona de apoyo que pueda intervenir en caso de emergencia.

Durante la sesión de tortura genital, como en cualquier sesión BDSM, es vital estar atento a las señales no verbales del compañero, así como a las palabras de seguridad. La comunicación continua durante la práctica puede ayudar a asegurar que todos se sientan cómodos y disfruten de la experiencia. Si se observa alguna señal de angustia, dolor excesivo o incomodidad, es fundamental detener la actividad de inmediato y evaluar la situación.

El BDSM, y específicamente el tipo de prácticas a las que hacemos referencia en este artículo, puede ser una experiencia profundamente íntima que fortalece la relación entre las partes involucradas. La construcción de una relación de confianza es fundamental para que ambas partes se sientan seguras y aceptadas en sus deseos y límites. Esto se logra a través de la práctica continua, el respeto mutuo y la disponibilidad para hablar sobre cualquier problema o inquietud que pueda surgir.

Después de una sesión de CBT, es importante llevar a cabo un proceso de post-cuidado. Esto incluye el cuidado físico, como la atención a cualquier posible lesión o malestar, así como el cuidado emocional, que puede implicar hablar sobre la experiencia y asegurarse de que ambas partes se sientan bien después de la sesión. Reflexionar sobre lo que funcionó, lo que no funcionó y cómo se sintieron mutuamente puede ayudar a mejorar futuras experiencias y fortalecer la conexión entre las partes.

En resumen: la seguridad en los juegos de CBT dentro del BDSM no puede ser subestimada. Requiere preparación, comunicación y un compromiso firme con el consentimiento y el bienestar de todos los involucrados. Al seguir estas pautas, los practicantes pueden disfrutar de experiencias placenteras y satisfactorias, mientras minimizan los riesgos asociados. Recordemos que el respeto y la responsabilidad son la base de cualquier práctica BDSM y son esenciales para crear un espacio seguro y enriquecedor para explorar la sexualidad de manera consensuada.

¿Qué es CBT?