Masturbación forzada

En los juegos de dominio pocas actividades resultan tan efectivas y simbolizan tan bien el dominio de la parte dominante sobre la dominada como la masturbación forzada. La orden de masturbarse puede darse tanto si se está jugando en una misma habitación como si se está jugando a distancia. El teléfono, la mensajería instantánea, los mensajes de texto o el Skipe pueden ser medios ideales para ordenar a la pareja que se masturbe.

Los juegos de la masturbación forzada, por otro lado, no sólo consisten en ordenar la masturbación. Al ordenar la masturbación forzada se puede, además, dar las instrucciones adecuadas sobre cómo debe realizarse dicha masturbación. Si esa masturbación forzada no se realiza según ha indicado la parte dominante, ésta estará autorizada y tendrá la justificación necesaria para imponer un castigo a la parte dominada.

Las órdenes para masturbarse pueden ir acompañadas de indicaciones sobre el uso de determinados juguetes a la hora de masturbarse o de ponerse una ropa especial. Otra posibilidad del juego es que, habiendo sido ordenada, la parte sumisa vaya narrando a la parte dominante cómo se siente al masturbarse, qué está haciendo exactamente o cuándo se encuentra próxima al orgasmo.
Esta última posibilidad, la de realizar un informe completo de lo que se está experimentando, puede ser un magnífico juego para mantener encendida la llamita de la pasión en aquellas parejas que, siendo amantes de los juegos de dominio y sumisión, se ven obligadas a mantener una relación a distancia.

Control del orgasmo

Una vuelta de tuerca del juego de la masturbación forzada es aquélla que lleva al control del orgasmo. ¿Te imaginas que el hecho de alcanzar o no tu orgasmo dependiera de alguien que no fueras tú? Pocas cosas ejemplifican tan bien la sumisión como el hecho de entregar nuestra capacidad de placer a otra persona. Que se entregue a otra persona la capacidad de decidir cuando tenemos que corrernos y cuando no es una decisión de sumiso tipo. Nada gusta más, por otro lado, a una persona dominante que controlar el cuerpo de su pareja sumisa hasta el extremo de poder controlar su orgasmo.

Un elemento muy popular en los juegos de dominio y sumisión es ese juego de rol en el que la persona dominante indica a la sumisa que deberá pedirle permiso para tener un orgasmo. Puede resultar muy efectivo para el desarrollo del juego que, en algún momento del mismo, la persona dominante diga a la sumisa: “tu orgasmo de pertenece”. Hay quien, antes de practicar este juego, reflejan la masturbación forzada y el control del orgasmo en el contrato en el que se recogerán las reglas del juego y que firman tanto la parte dominante como la parte sumisa.

Por regla general, el juego se desarrolla de manera que, cuando la parte sumisa se encuentra cerca del orgasmo, avisa a la dominante de tal circunstancia. Es en ese momento cuando la parte dominante decide si la parte sumisa puede llegar al orgasmo o no. Las partes dominantes más creativas pueden, por ejemplo, imponer una tarea antes de que la parte sumisa pueda alcanzar el orgasmo. Esa tarea puede consistir tanto en hacer algo determinado (lamer las botas de la parte dominante, besar sus genitales, etc.) o como en recibir, por ejemplo, una serie de azotes o nalgadas antes de poder aliviarse con el orgasmo.

La negativa del permiso para el orgasmo tiene un componente sádico muy apropiado para el juego. Esa negativa puede hacer que el sumiso grite, suplique, mendigue. Llevar a la persona al borde
del clímax para, llegando a ese punto, negarle la posibilidad del mismo, es una tarea que, bien realizada por la parte dominante, es muy eficaz para plasmar el dominio y la sumisión y hacer del juego de relaciones entre una y otra parte un juego muy intenso y lleno de grandes placeres para todas aquellas personas que gozan practicando estos juegos.

Este juego no debería practicarse con aquellas personas a las que, por regla general, les cuesta llegar al orgasmo. La ansiedad, la vergüenza o el temor no son sentimientos que deban ser buscados. Este juego es muy efectivo y divertido cuando la pareja tiene un orgasmo fiable. Es entonces cuando los vibradores, las bolas chinas, los consoladores, los plugs anales y los estimuladores de pezones adquieren toda su utilidad y hacen brillar todas sus prestaciones.

En cualquier caso, siempre es un buen premio, tras todas las negativas y tras todo el control ejercido sobre el placer y el orgasmo de la pareja, regalarle un orgasmo que, seguramente, será muy bienvenido e intenso.