dominación
Establecimiento de una relación entre Amo y sumiso
¿Has tenido alguna vez algún tipo de inclinación hacia alguna de las disciplinas del BDSM? ¿Te ha atraído alguna vez el sadomasoquismo, las nalgadas, las ataduras, el fetichismo o la dominación y sumisión? Si ha sido así, hazte esta pregunta: ¿cómo descubriste esa inclinación?, ¿qué fue lo que despertó en ti ese interés? ¿Fue una conversación? ¿Un libro? ¿Fue acaso una película?
Sea cual sea la respuesta, debes saber que lo más probable es que hayas adquirido una imagen errónea o distorsionada de lo que en verdad es esta forma de vivir la sexualidad
La momificación en el BDSM
Privar totalmente de los sentidos y, al mismo tiempo, conseguir la inmovilidad total de la parte sumisa: ésas son los objetivos de la momificación, una forma de bondage con reminiscencias del Antiguo Egipto que lleva a la parte sumisa a un estado en el que lo único que se siente es, en muchas ocasiones, la propia respiración. La persecución de un sentimiento de vacío en el que el tiempo parezca detenido es el objetivo principal de esta práctica BDSM que debe ser realizada extremando al máximo las precauciones.
Branding: marcando la piel al rojo vivo
Una de las maneras más claras de demostrar y plasmar el dominio que una parte dominante tiene sobre un sumiso es el branding, esto es, el dejar sobre la piel una marca al rojo vivo. En la actualidad, los practicantes del branding pueden escoger entre dos tipos de técnicas. La primera es la que recibe el nombre de strike y es la más tradicional. Se realiza con hierro forjado. La segunda recibe el nombre de cautery y se realiza con un electro-cauterizador. Sin duda, esta segunda opción resulta mucho menos elegante que la primera y mucho menos atractiva a la hora de realizar una ceremonia BDSM en el que marcar al rojo vivo sea parte fundamental de la misma.
El castigo del jabón en la boca
Todos lo hemos oído alguna vez cuando, de niños, hemos dicho una palabra malsonante, un taco o uno de esos exabruptos que hemos aprendido de los mayores pero que los mayores no quieren oírnos decir. “Te voy a lavar la boca con jabón”, nos decían, y nosotros intentábamos corregir nuestra manera de hablar mientras pensábamos en el seguramente asquerosísimo sabor del jabón. Esa vieja amenaza llegada desde la infancia también planea sobre la cabeza de quien, en los juegos sadomasoquistas, está recibiendo un castigo.
El Triskel, símbolo universal del BDSM
El BDSM tiene sus propias normas de funcionamiento no escritas. En cierto modo, a quienes están iniciados en la práctica del BDSM les gusta mantener una cierta aura de misterio alrededor de sus prácticas y su modo de vida. Esto no es incompatible, sin embargo, con el hecho de querer identificar a quien comparte esas prácticas y gusta de mantener ese mismo estilo de vida y, al mismo tiempo, de identificarse ante él. Con esa doble intención (servir de contraseña o seña de identidad para simpatizantes e iniciados y, al mismo tiempo, mostrarse precavido frente a una identificación general de toda una sociedad que, en su mayor parte, desaprueba dichas prácticas) se utiliza un símbolo de inspiración casi mitológica: el Triskel.
Tipos de collar BDSM
Que el collar es uno de los elementos esenciales del BDSM es algo que puede fácilmente imaginarse, pero el BDSM tiene sus propios rituales y cada ritual exige su propia representación iconográfica y simbólica. Por eso hay varios tipos de collar BDSM. ¿Cuáles son esos tipos? Las voces más autorizadas señalan que hay tres tipos de collar BDSM: el collar de la consideración, el del entrenamiento y el del esclavo.
Maltrato y BDSM
El riesgo siempre está ahí y nunca hay que obviarlo. Después de todo, los límites entre una práctica sexual consentida y sana y una situación de abuso pueden ser muy débiles y permeables. Siempre puede suceder que, al abrigo de un juego BDSM o de una relación de dominio y sumisión, un dominante camufle lo que no es otra cosa que abuso y maltrato. Para diferenciar una cosa de la otra es fundamental, ante todo, atender a la característica principal de todos los juegos de dominio y sumisión. Como juegos que son, se basan en unas reglas y esas reglas se atienen, en todo momento, a unos parámetros de consenso, sensatez y seguridad que nunca deben faltar.
Formas de castigo indoloras en los juegos de dominio y sumisión
En los juegos de dominio y sumisión suelen utilizarse algunos de los instrumentos propios del sadomasoquismo para imponer los castigos propios del juego. Látigos, correas, pinzas, fustas, varas, etc. son instrumentos muy valorados por todos los dominantes del universo BDSM, pero estos mismos dominantes demostrarán ser muy poco imaginativos y un poco escasos de recursos si renuncian a todas aquellas formas de castigo que, sin estar íntimamente ligadas con el hecho de causar dolor, pueden ser muy útiles a la hora de establecer claramente el dominio de la parte dominante sobre la sumisa.
Cuerdas para bondage
Al hablar de bondage hay que tener siempre presente que el tipo de cuerda es fundamental a la hora de determinar el tipo de sensación que experimentará la piel cuando esté en contacto con ella. No será la misma la sensación que la piel experimente al ser rozada por una cuerda de nylon que al serlo por una cuerda de, por ejemplo, algodón.
Masturbación forzada y control del orgasmo
En los juegos de dominio pocas actividades resultan tan efectivas y simbolizan tan bien el dominio de la parte dominante sobre la dominada como la
Sexo duro y BDSM, ¿son lo mismo?
Agarrar por el pelo, dejar un arañazo en la espalda, abofetear la cara con la intensidad suficiente como para dejarla roja, propinar una buena tanda de azotes en las nalgas, insultar mientras se dan órdenes de inequívoco contenido sexual… todos estos actos tienen cabida en un encuentro de sexo duro. Casi todos ellos hacen referencia a la utilización de recursos físicos para tomar el control de la pareja. Casi todos ellos hablan del uso de la fuerza física para doblegar la voluntad del amante.
