Castigo sin dolor

En los juegos de dominio y sumisión suelen utilizarse algunos de los instrumentos propios del sadomasoquismo para imponer los castigos propios del juego. Látigos, correas, pinzas, fustas, varas, etc. son instrumentos muy valorados por todos los dominantes del universo BDSM, pero estos mismos dominantes demostrarán ser muy poco imaginativos y un poco escasos de recursos si renuncian a todas aquellas formas de castigo que, sin estar íntimamente ligadas con el hecho de causar dolor, pueden ser muy útiles a la hora de establecer claramente el dominio de la parte dominante sobre la sumisa.

Las formas de castigo de las que estamos hablando deben cumplir, lógicamente, todos los requisitos que se exigen a todas las prácticas BDSM. Es decir: deben ser consensuadas, sensatas y, por supuesto, seguras. No deben causar daño físico ni psicológico. El daño emocional debe quedar absolutamente vedado. La utilización de los celos o de la privación de cosas de gran valor para la persona sumisa son malos caminos a la hora de elegir una forma de castigo.

El sumiso o sumisa participa en los juegos de dominio y sumisión para sentirse feliz. El castigo debe hacer que el sumiso goce con él. Por eso ha elegido participar en este tipo de juegos y por eso ha optado por comportarse como sumisa. Por eso también siempre se desaconsejará y se considerará inconveniente todo castigo que haga que la parte sumisa se sienta infeliz.

Ideas para castigar sin causar dolor

Teniendo esto anterior en cuenta, algunas formas de castigo idóneas para los juegos de dominio y sumisión serían las siguientes:

  • Imponer a la parte sumisa un ejercicio físico determinado. Puede servir, por ejemplo, pedalear durante un tiempo determinado en la bicicleta estática. O realizar un número determinado de abdominales o de flexiones.
  • Prohibir a la parte sumisa y fumadora el que pueda fumar.
  • Imponer el ayuno durante algunos días. Esta imposición debe administrarse con mucho cuidado. El ayuno puede interferir en el funcionamiento normal del organismo y causar problemas a quien deba conducir, trabajar o realizar algún tipo de esfuerzo físico.
  • Ordenar una ducha fría. Más allá de la impresión desagradable, la ducha fría puede tener muchos efectos beneficiosos sobre el sumiso. La ducha fría libera endorfinas, despeja, aumenta el metabolismo al hacer circular la sangre y, al aumentar el metabolismo, ayuda a perder peso.
  • Imponer el llevar una ropa determinada o llevar una ropa puesta de una forma muy específica. Por ejemplo: llevar las bragas medio bajadas. O llevar el sujetador desabrochado. O no llevar sujetador. O Llevar una blusa manchada. O salir a la calle con una falda que le haga sentir incómoda. El llevar por obligación ropa hortera puede ser un excelente castigo para todas aquellas personas que valoren especialmente su aspecto externo.
  • Encerrar en un cuarto oscuro o en un armario como acostumbraba a hacerse con los niños. Este castigo, para ser más efectivo en los juegos de dominio y sumisión, puede combinarse con algún tipo de atadura bondage que obligue a la persona sumisa a permanecer en alguna postura determinada durante un tiempo indeterminado. Al aplicar este castigo con tantas reminiscencias infantiles hay que tener en cuenta que la persona que lo padezca no sufra de claustrofobia.
  • Impedir la masturbación y controlar el orgasmo pueden ser otras formas de castigo muy útiles para los juegos de dominio y sumisión.
  • Realizar las tareas domésticas desnuda o denudo o vestida o vestido de algún modo muy específico que, por un motivo u otro, haga sentir a la parte sumisa especialmente humillada.
  • Imponer un castigo propio de los niños. Por ejemplo: copiar un montón de veces (tantas que pueda sentirse el aburrimiento y la monotonía) una frase que recoja algún tipo de reconvención y enseñanza. Por ejemplo: copiar mil veces “no desobedeceré a mi señor”.

Los tiempos de duración de cada castigo vendrán determinados por las propias características del castigo elegido. Lógicamente, un ayuno debe ser un castigo que se prolongue durante varios días. Por el contrario, el encierro en el cuarto oscuro o el ejercicio físico impuesto no debería sobrepasar la barrera temporal de la hora.

Si el castigo elegido ha hecho disfrutar a la persona sumisa y, al mismo tiempo, le ha hecho valorar y admirar el papel desempeñado por la parte dominante, el castigo ha cumplido con su función.