Para todos los que ya han probado el vino embriagador del control total a través de una sumisión masculina, la pregunta puede parecer absurda. La respuesta a la pregunta de por qué convertirse en Ama es obvia: ser ama es divertido.
El poder ejercer su dominio sobre el hombre desde su femineidad ofrece a la Dominatrix un amplio abanico de delicias.
Pero, ¿por qué debería una mujer vestirse con un corsé, tacones altos y bragas sexis para, látigo en mano, obligar a su amado esposo a humillarse ante ella y a obedecer sus órdenes?
¿Qué hace que un hombre, que comúnmente acostumbra a ser un profesional bien pagado, reclame los servicios profesionales de alguien que se dedica a propinarle una severa paliza? ¿Qué resulta tan divertido en estos juegos de poder?
En este artículo vamos a explicar varios motivos para convertirse en una Dominatrix. Después daremos una serie de consejos básicos para ser Domina.
¿Por qué convertirse en Dominatrix?
Cada persona es un mundo, pero las razones que dan respuesta a la pregunta que se hace en este apartado se dividen en tres categorías:
- En primer lugar, proporcionan la alegría de escapar de la realidad para refugiarse en un mundo de fantasía.
- En segundo lugar, existe un enorme placer sensual en los disfraces, la aventura arriesgada y la estimulación física que ella supone.
- En tercer lugar, el gozo de compartir posiblemente la más profunda intimidad y confianza con otro ser humano.
Y es que no importa lo agradable y satisfactoria que pueda ser nuestra vida cotidiana. De vez en cuando puede resultar necesario escapar a nuestro papel de adultos responsables.
No sólo somos trabajadores excelentes y maravillosas personas dedicadas en exclusiva a la familia. El estrés del día a día, la presión de nuestros impulsos más íntimos pueden hacer que necesitemos, de tanto en tanto, escapar de las limitaciones de la vida cotidiana.
Algunas personas recurren al alcohol y las drogas o a los juegos de azar para superar sus vidas ordinarias, pero estas actividades generalmente resultan ser destructivas y poco satisfactorias.
Pero la fuga que se propone en los juegos BDSM de los que hablamos en nuestra web puede ser una escapada constructiva y extraordinariamente gratificante. Para que así sea sólo se necesita una buena imaginación y saber atenerse a las normas de este tipo de prácticas.
Así como las otras vías de escape que hemos nombrado pueden destruir (comúnmente lo hacen) una verdadera intimidad, las fantasías sexuales compartidas con la pareja acostumbran a ayudar a que esa intimidad aumente. Con ellas no se daña el cuerpo, al revés de cómo sucede, por ejemplo, con el alcohol o las drogas.
En lugar de sofocar tus necesidades más íntimas, la fantasía de estas experiencias eróticas te permite conocerlas mejor, expresarlas, comprenderlas y, por supuesto, satisfacerlas. Por el camino de la fantasía y la imaginación alcanzarás una nueva realidad, más rica y mejor. Convertirse en Dominatrix, pues, puede ser una buena manera de lograrlo.
Si te atrae con convertirte en Domina, lee el siguiente apartado. En él te vamos a explicar cómo ser dominadora en este tipo de juegos.
¿Cómo ser Domina?
La Domina es aquella mujer que, en una relación sexual de carácter BDSM, asume el liderazgo y el control. Para ello se deben cumplir una serie de normas. Después de todo, las prácticas bedesemeras son un juego cuyas reglas deben negociarse.
Sobre la negociación de las reglas y el cumplimiento de las mismas, aspectos capitales en este universo, haremos hincapié más adelante. Ahora vamos a ver cómo debe comportarse una mujer para convertirse en una Dominatrix.
Lo primero que debe tener presente una Domina es que el consentimiento es algo que se le concede. No lo toma porque sí. La persona sumisa, pues, no puede estar inconsciente ni intoxicada. Los límites, además, deben establecerse por anticipado. Si no se han establecido esos límites no se puede asumir el papel de Dominatrix.
La mejor manera de fijar los límites de antemano (y ninguna mujer debería convertirse en Ama sin tener claros esos límites) es firmar o pactar lo que se conoce como contrato BDSM.
Para ser Ama hay que saber también mantener abiertas las líneas de comunicación con el sumiso. Hay que prestar atención a su lenguaje corporal y a sus reacciones.
Para convertirse en Domina hay fijar también una palabra o un gesto de precaución. Dicho gesto o palabra, al que se llama comúnmente safeword o palabra de seguridad debe servir para ralentizar el ritmo durante una práctica, disminuir su intensidad o, directamente, para ponerle fin.
Como puedes ver, los consejos dados tienen que ver con la implementación de la seguridad. Y es que no hay que lanzarse a este tipo de prácticas sin tener una red protectora. Una buena red antes de aventurarse por los vericuetos del universo BDSM es recibir algún tipo de clases sobre cómo corportarse y sobre cómo usar los diferentes juguetes BDSM: látigos, fustas, cuerdas, etc.