Ellos las prefieren gordas

Que ser impreciso no es deseable ya lo sabemos. Basta con que cantemos aquello de “ellos las prefieren muy, muy gordas, gordas, gordas, supergordas…” para darnos cuenta de hasta qué puntos puede ser imprecisa la utilización del “ellos”. ¿Quiénes son ellos? ¿A quién se refería Javier Gurruchaga cuando, como vocalista de la Orquesta Mondragón, interpretaba la famosa canción? “Ellos” no serían, claro, las parejas sentimentales de famosas como Angelina Jolie, Alexa Chung, Demie Moore, Victoria Beckham, Emma Stone o Keira Knightley. ¿Quiénes serían, pues, en el más estricto sentido de las palabras, los mejores “ellos” de la canción “Ellos las prefieren gordas”? Sin duda, los anastimáfilos.

¿Que quiénes son los anastimáfilos? Aquellos que gozan con la gordura de su pareja, las personas que tienen la filia o fetiche sexual que conocemos con el nombre de anastimafilia.

Como forma de fetichismo, la anastimafilia es un fetichismo con un marcado carácter visual. Al fetichista de la anastimafilia le gusta contemplar los michelines de su pareja, su cuerpo obeso y orondo, su exuberancia cárnica. Un fetichista de la anastimafilia se vuelve loco con las caderas anchas, con los senos desproporcionados y casi monstruosos, con los culos reventones y de nalgas prominentes y ciclópeas.

El fetichista de la anastimafilia, además, no sólo buscará en una mujer las características físicas que hemos enumerado en el párrafo anterior. El anastimáfilo es también amante de aquellas posturas eróticas que más revelen las características físicas anteriormente descritas. Es decir: entre todas las posturas eróticas que pueda encontrar en el Kama Sutra, el amante de la anastimafilia escogerá aquéllas que mejor resalten las caderas, las nalgas o los pechos de su exuberante compañera.

Otra de las variantes de la anastimafilia es aquélla en la que el anastimáfilo goza sintiendo sobre sí el peso de su pareja. Esta variante de la anastimafilia tendría muchos puntos de contacto con el facesiting, un fetichismo en el que el hombre goza sintiendo sobre su rostro las nalgas de su pareja. La pareja, sentada sobre él, parece querer asfixiarlo con el peso y la exuberancia de sus nalgas.

Puede parecer que “ellos” son pocos, pero no es así. No sabemos hasta qué punto Eduardo Haro Ibar, Javier Gurruchaga y Tony Carmona (ellos figuran como autores) realizaron un estudio sociológico antes de escribir “Ellos las prefieren gordas”, pero lo cierto es que no son pocos los anastimáfilos. Al menos, son los suficientes como para que su número justifique la existencia de revistas especializadas. En ellas, los anastimáfilos pueden encontrar esas “gorditas” que los vuelven locos. También pueden encontrarlas en algún que otro grupo de Facebook en el que los fetichistas de la anastimafilia pueden compartir sus fotos.

Formas de la anastimafilia

La anastimafilia está relacionada directamente con una serie de prácticas entre las que podemos distinguir las siguientes:

  • Chaser. El o la chaser es el hombre o mujer normal a quien le gustan las personas obesas.
  • Encourager. El encourager es la persona que obtiene placer erótico ayudando a otras personas a ganar peso.
  • Fat admirer. Con este nombre se conoce a la persona a la que le excita la grasa y aquellas personas que padezcan exceso de sobrepeso.
  • Feederismo. Al feederismo ya dedicamos un post en nuestra web. Os remitimos a él por si queréis profundizar en su conocimiento. Nos limitaremos ahora a describirte el feederismo como una especie a de anastimafilia consistente en alimentar a una persona para que gane peso.
  • Gainning. El gaine es aquella persona a la que le excita y hace aumentar el placer sexual la sensación de engordar. Si el feederismo consiste en engordar a otra persona, el gainning consiste en engordar uno mismo.
  • Paddind. Con este nombre se conoce la práctica consistente en introducir relleno entre la ropa y el cuerpo para, de ese modo, simular la obesidad.
  • Stuffing. Esta práctica fetichista consiste en alimentarse a uno mismo o a otro hasta que el abdomen se hinche.

Que existan muchos amantes de la anastimafilia es algo que coexiste con la existencia de muchos detractores. Para éstos, los anastimáfilos (especialmente quienes practican el feederismo) pueden acabar promoviendo la obesidad de sus parejas. Al promover que sus parejas engorden de manera casi compulsiva, los fetichistas de la anastimafilia están causando un grave perjuicio a la salud de las mismas.