Ellos son, sin duda, uno de los puntos más sensibles de la anatomía humana. Por eso ocupan un lugar estelar en los juegos sadomasoquistas. No hay pareja que fantasee con encuentros BDSM que olvide la importancia que los pezones y su excitación juegan en una buena escena sadomaso.

Es sabida la adoración que los hombres sienten por los senos. Casi tan sabida como sabida es la inoperancia masculina, en muchos casos, para tratar y estimular convenientemente esos senos y las guindas que los coronan. Para hacerlo es bueno contar con la ayuda de dos instrumentos, uno más light, el otro más hard. El primero es el succionador de pezones, un buen instrumento para generar placer que puede usarse por todo tipo de parejas, incluso aquellas que no gusten de experimentar las aventuras del BDSM. El segundo instrumento son las pinzas para pezón, éstas sí mucho más idóneas para ser utilizadas en las más diversas escenas sadomasoquistas.

El succionador de pezones

El succionador de pezones es, fundamentalmente, una especie de ventosa que, sobre el pezón, efectúa una labor semejante a la que realiza la boca cuando chupa y succiona. La ventosa genera un vacío y, al generar dicho vacío, hace que el pezón aumente de tamaño, se inflame, volviéndose mucho más sensibles a cualquier tipo de caricia o estimulación. El hecho de que se fomente la irrigación de sangre en la zona hace que esa inflamación del pezón se produzca y de que las terminales nerviosas del mismo se muestren más activas y despiertas.

En el mercado pueden encontrarse dos tipos de succionadores de pezones. Uno de ellos es tipo bomba. El otro, tipo ventosa. Los de bomba funcionan presionando la misma hasta que se alcanza el nivel de succión deseado. Los de ventosa, presionando sobre el pezón la misma y luego dejándola ir, efectuando así el efecto de succión.

Tanto en un caso como en otro, es recomendable aplicar antes un poco de lubricante o vaselina en la zona para disminuir las molestias que pudiera causar. Al mismo tiempo, el lubricante hace que el placer se incremente.

Las pinzas para pezón

Dicho placer tendrá muchos puntos de contacto con el dolor (un dolor que debería ser leve) cuando el instrumento utilizado sea unas pinzas para pezón. Las pinzas de pezón, que también reciben el nombre de pinzas de castigo, son unos instrumentos que no pueden faltar en los juegos de dominio y sumisión. Junto a los productos bondage y los látigos y flagelos, las pinzas de castigo deben estar en cualquier escena sado que se precie. No importa quién es el dominado y quién el dominador. Lo que importa, ciertamente, es las posibilidades que ofrece en la escena.

¿Te gusta que te muerdan los pezones? ¿Te gusta que te los aprieten un poco? Entonces no es necesario que seas un experimentado jugador BDSM para que puedas disfrutar de estos maravillosos juguetes para adultos. Que lo usen aquellos que practican sexo duro de manera habitual no quiere decir que no pueda usarlos quien disfruta de una sexualidad más convencional.

Hay una gran variedad de pinzas para pezón. Las hay que permiten variar la intensidad para, así, presionar más o menos el pezón. Las más comunes están unidas a una cadena de la que se puede tirar. En ocasiones, dichas cadenas tienen en un extremo las pinzas y, en el otro, una aro para el pene o una pinza para el clítoris o los testículos. También las hay de plástico, especialmente diseñadas para principiantes; o con dos cadenas independientes, una para cada pinza, de la que puede colgarse algún tipo de peso. Incluso pueden encontrarse pinzas de pezón con muchas cadenas, o con plumas y látigos decorándolas.

Como siempre se recomienda cuando se habla de cualquier juego sadomasoquista o BDSM, es importante marcar unos límites muy concretos de hasta dónde se desea llegar. Se trata de experimentar dolor y placer entremezclados, no de experimentar dolor y sólo dolor. Por eso es importante marcar los límites y ajustarse a ellos. La confianza mutua debe ser completa.

Teniendo esto claro, se puede proceder a utilizar las pinzas. ¿Cómo hacerlo? Lo más importante es estimular el pezón convenientemente con anterioridad. Para ello pueden servir perfectamente los succionadores de pezón. Si no se dispone de ellos, pueden servir los dedos y los labios y dientes. Unos pellizcos, unos mordisquitos o el roce suave de un cubito de hielo pueden servir para estimular los pezones, endurecerlos, y dejarlos dispuestos para que puedan usarse las pinzas.

Como hemos dicho, éstas pueden ser de presión fija o variable. Siempre es recomendable poder regular dicha presión, sobre todo si se es nuevo en el juego. También es recomendable no prolongar el uso del juguete durante mucho tiempo seguido. El corte del riego sanguíneo normal durante mucho tiempo seguido puede provocar dolor una vez que se retira la pinza.

Colocada la pinza, puede experimentarse de distintas maneras: jugueteando con la lengua sobre el pezón, tirando de la cadena y llevando al sumiso o sumisa de paseo como si de un perrito se tratara, aplicando vibración sobre el pezón…

Hay muchos jugadores que se sirven de instrumentos caseros para sustituir todo tipo de juguetes eróticos. Uno de los instrumentos que acostumbran a cumplir dicha función en el caso de las pinzas de pezones son las pinzas de la ropa. Lógicamente, no vamos a estimular desde esta página el uso de esos instrumentos. Habitualmente realizan una fuerza que puede ser excesiva sobre el pezón. Por otro lado, las pinzas de madera pueden dejar una pequeña astilla en el pezón y las de plástico pueden realizar algún pequeño pero doloroso corte. Lo más importante es pensar que la industria del juguete erótico tiene maravillosos productos a disposición de los amantes del BDSM, que una modesta inversión puede proporcionar maravillosos momentos de placer y, al mismo tiempo, de seguridad.