Si hay un personaje femenino de cómic indisolublemente asociado a la historia del cómic y la ilustración bondage ese personaje es el de Sweet Gwendoline (la Dulce Gwendoline). Protagonista estelar de unas historietas eróticas creadas por el autor John Willie (1902-1962), al que ya dedicamos en su momento un artículo en nuestra web, Gwendoline se convirtió en uno de los inconfundibles iconos del universo bondage.

Las historietas de Sweet Gwendoline vieron por vez primera la luz en 1946. Fue en la revista Bizarre donde Willie las publicó por vez primera. Después, las aventuras de la Dulce Gwendoline fueron apareciendo por entregas en diversas revistas y normalmente a doble página.

La joven inocente y atada

En todas las historietas que dibujó John Willie, Sweet Gwendoline aparece como una joven de cabello rubio y amplias curvas que, tarde o temprano, acaba pagando su ingenuidad siendo atada. Como en casi toda serie de cómics, en las historietas de la Dulce Gwendoline existe un villano de esos que podrían definirse como “el malo de manual”. En este caso, el villano es Sir Dystic D’Arcy, un sujeto con un gran bigote que, según se ha comentado en más de una ocasión, está basado en el propio John Willie.

Las historias de Gwendoline repiten, infaliblemente, el mismo esquema. Gwendoline, vestida con faldas ajustadas, zapatos de tacón y luciendo unas blusas con un escote que no puede disimular su exuberancia mamaria, acaba siempre, tarde o temprano, encontrándose en el lugar más inoportuno en el momento más inadecuado. Fuese cual fuese el embrollo, Sweet Gwendoline acababa amordazada, encorsetada y atada por alguna morena que, indefectiblemente también, llevaría en su mano algún látigo, fusta, pala o cualquier otro tipo de instrumento de castigo BDSM.

En los años 60, y ya fallecido John Willie, el dibujante Eric Stanton, espoleado en cierto modo por Irving Klaw (fotógrafo y editor al que dedicamos nuestro artículo “Irving Klaw: un hombre mítico en la historia de la fotografía fetiche”) elaboró la historieta El retorno de Gwendoline. En este nuevo cómic sobre el personaje de Gwendoline, la rubia e inocente jovencita aparecía dibujada en escala de grises, con lapicero, y con la ayuda de Steve Ditko, un autor que tendría mucha más influencia en la realización de la segunda Gwendoline de Stanton. En esa segunda obra, titulada El tesoro escondido de Gwen, la influencia ditkiana se nota especialmente en el uso de la tinta china como material para dibujar.

Influencia de Sweet Gwendoline en el mundo de las artes

La obra de Willie ha ejercido desde que creara el personaje de Sweet Caroline una notable influencia sobre diversos autores del entorno BDSM. Uno de ellos es el fotógrafo alemán Herbert W. Hesselmann. Colaborador habitual de la revista Playboy, Hesselmann realizó una serie de fotografías eróticas que mostraban escenas de dominación entre mujeres y que aparecieron publicadas en 1983 en el libro Princess in Blod und Tango. En este libro, que podría considerarse, gracias a las imágenes que aparecen en él, como un clásico del fetichismo, aparecen elementos distintos como prendas de cuero, látigos o mordazas y mujeres que aparecen vestidas de la misma manera que aparecían vestidas las chicas que John Willie dibujaba al dibujar los cómics de la Dulce Gwendoline.

La influencia de Sweet Gwendoline llegó también al mundo del celuloide. Just Jaeckin, escultor y cineasta francés a quien debemos la existencia de films como Emmanuelle o Historia de O, utilizó las historias de Gwendoline para, de forma libérrima, crear una historia a la que dio el título de The Perils of Gwendoline in the Land of the Yik-Yak. En Europa, sin embargo, esta creación de Jaeckin, protagonizada por la actriz Tawny Kitaen, se tituló, simple y llanamente, Gwendoline. La película de Jaeckin (que había sido bendecido por la taquilla en sus anteriores creaciones) fue un fracaso. Tanto, que Jaeckin no volvió a realizar ninguna película más.

Los historiadores de la cultura BDSM en España destacan cómo las historietas de la Dulce Gwendoline fue uno de los primeros contenidos de temática sadomasoquista que se pudieron publicar en España tras el fallecimiento de Francisco Franco. Dichas historietas aparecieron en dos números de la revista Star en 1976. En 1978, fue Luis Vigil quien impulsó la iniciativa de publicar una antología de la historieta sadomasoquista. Dentro de dicha antología, Gwendoline fue la principal protagonista. Dos años después, en 1980, se publicó por fin en España el álbum Las aventuras de Gwendoline.