La escritura como castigo

Toda relación D/s lo exige. Tarde o temprano se debe imponer una penitencia. Son inimaginables los juegos BDSM sin las penitencias o castigos. En este post vamos a recoger diversos tipos de penitencia que, en un momento dado, pueden servir a la parte Dominante de una relación D/s para imponer algún tipo de castigo a su sub. Eso sí: antes de aplicar una penitencia cualquiera en el juego BDSM, la parte Dominante debe conocer a la parte sumisa para, de ese modo, elegir una penitencia efectiva y acorde a su personalidad. Una penitencia mal elegida puede, en el mejor de los casos, resultar absolutamente ineficiente. En el peor de los casos, una penitencia mal escogida puede, en el mundo del BDSM, resultar contraproducente. Es decir: puede conseguir un efecto contrario al deseado y eso, claro, nunca es bueno para el éxito del juego D/s.

Más allá de las restricciones, las penitencias en el BDSM pueden ser de tres tipos: posicionales, de escritura y variadas. En ese post vamos a centrar nuestra atención en las penitencias de escritura. Veamos las principales penitencias de escritura que podemos encontrar en el universo BDSM.

Copiar un libro

¿Puede haber un castigo más aburrido que copiar páginas de un libro, en especial cuando dicho libro es un libro aburrido de por sí?

Si se quiere imponer una penitencia de escritura a un sumiso obligándole a copiar un libro se puede, por ejemplo, seleccionar un fragmento de texto que, de una forma u otra, guarde relación con la falta cometida por el sumiso, y hacérselo copiar en diversas ocasiones. O se puede, también, hacerle copiar varias páginas de un libro. O se puede colocar el libro que hay que copiar en una habitación y la libreta o el folio en que hay que copiar en otro y, así, obligar al sumiso a ir y venir de una habitación a otra para, de ese modo, poder realizar la copia del texto seleccionado.

No hace falta decir que, para ser efectivo, esta penitencia de escritura debe ir acompañada de una amenaza de comprobación. Es decir: se debe contrastar que la copia del texto seleccionado se ha realizado correctamente.

Repetir frases

Esta penitencia de escritura es, por decirlo de algún modo, la modalidad oral de la penitencia anterior. Básicamente, consiste en hacer que la parte sumisa repita una frase determinada durante un período de tiempo.

A esta penitencia se le pueden introducir variaciones. El sumiso, por ejemplo, puede repetir su frase tanto de pie como de rodillas. Otra variación que se puede introducir en esta penitencia de escritura es hacer que el sumiso lea unas cuantas páginas de un libro o repita la lectura de un determinado texto sosteniendo el libro en sus manos.

Recitar

El recitado de un texto aprendido de memoria es otra de las penitencias que podrían englobarse en el conjunto de las penitencias de escritura. Entre las opciones que ofrece este tipo de penitencia podemos encontrar las siguientes:

  • Establecer un límite de tiempo para que la parte sumisa se aprenda un poema de memoria y, a continuación, lo recite.
  • Hacer que el sumiso repita el recitado de un determinado poema durante varios días.
  • Obligar al sumiso a estar arrodillado hasta que se aprenda de memoria el poema escogido y lo recite correctamente.

Esta última penitencia es, de entre las propuestas en este grupo de penitencias de recitar, la más complicada y dolorosa. El mismo dolor que puede provocar el hecho de estar arrodillado durante un prolongado espacio de tiempo dificultará el aprendizaje del poema lo que, a su vez, prolongará el tiempo de la penitencia. Como suele decirse: el pez que se muerde la cola o el círculo vicioso. Difícil salir de él, ¿no?

Copiar líneas

Esta penitencia de escritura parece escapar directamente de nuestros años de infancia. ¿Te acuerdas de aquel castigo infantil consistente en copiar cien veces “no hablaré en clase”? Pues este tipo de penitencia de escritura se fundamenta en eso.

La parte dominante puede imponer a la sumisa una penitencia de escritura consistente en copiar 100, 200 o 300 veces una oración que guarde relación directa con la falta que, cometida por el sumiso, le ha hecho merecedor del castigo.

En este tipo de penitencia de escritura (al igual que en las otras) se debe exigir que quien realice el copiado lo haga con buena caligrafía y sin cometer faltas de ortografía. La realización de faltas de ortografía, por ejemplo, debería penalizarse, también, con nuevas repeticiones de la frase en la que se ha cometido la falta.

Al imponer esta penitencia de escritura en los juegos D/s se pueden introducir diversas variantes. Veamos algunos ejemplos:

  • Imponer un límite de tiempo para realizar un número determinado de repeticiones.
  • Se puede contemplar al sumiso cuando está realizando el trabajo (lo que le añade la presión de sentirse observado) y se puede rompérsele la hoja cuando se contemple algún error en la misma.
  • Se puede obligar al sumiso a escribir en folio en blanco (sin ningún tipo de rayado ni de cuadriculado) y exigirle que escriba recto.
  • Imponer al sumiso la obligación de escribir de rodillas, en el suelo, con el folio o la libreta apoyados en una silla.
  • Imponer que determinadas palabras se escriban en otro color.

Escribir un ensayo

Como hemos visto, gran parte de las penitencias de escritura utilizadas en el universo BDSM remiten directamente al mundo académico infantil. Y ¿qué hay más propio del mundo académico infantil que la obligación de realizar algún trabajo? Ésa, precisamente, es la última penitencia que vamos a incluir en este compendio de penitencias de escritura: el de realizar un trabajo escrito. Concretamente: el de escribir un ensayo.

A nuestro sumiso le podemos obligar a escribir un ensayo (por supuesto, a mano; queda vetado completamente el uso de PC’s o de portátiles). Ese ensayo puede tratar sobre la falta en sí o sobre las reglas y su razón de ser. Dos aspectos que no deberían faltar en todo ensayo impuesto como penitencia de escritura en los juegos D/s son el de la solicitud de perdón y la de la especificación de planes que puedan servir para mejorar el comportamiento en el futuro.

Una variante que se puede introducir en esta penitencia de escritura es la de obligar al sumiso a presentar un borrador que, una vez corregido, deba ser pasado en limpio.