Las claves de la menstruofilia

Dos palabras para hablar de lo mismo: menstruofilia o menofilia. Es decir: fetichismo por la sangre menstrual o fetichismo por la regla. Y es que, aunque a quien no comparte este fetichismo puede parecerle sorprendente, hay hombres y mujeres a quienes les gusta el olor, el sabor y la consistencia de la sangre menstrual.

A los fetichistas de la sangre menstrual les apasiona, por ejemplo, realizar el coito o sexo oral durante la menstruación, juguetear con tampones y toallas manchadas o realizar cualquier tipo de práctica en la que participe la sangre de la regla. Las toallas sanitarias, las sábanas manchadas o los tampones son objetos profundamente deseados por los menofílicos o fetichistas de la sangre menstrual.

Muchos de estos fetichistas hablan de la atracción que para ellos tienen esos objetos (el tampón, la compresa) exclusivamente femeninos. Saber que dichos objetos salen o han estado en contacto directo con la más profunda intimidad física del cuerpo de la mujer actúa para estos fetichistas de la sangre menstrual como un acicate de la libido. Oler una compresa usada puede ser, por ejemplo y para los fetichistas de la sangre menstrual, una experiencia altamente afrodisíaca. La mayoría las consiguen de sus parejas. Algunos, sin embargo, recurren a páginas de internet en las que se venden este tipo de productos.

Los grados de la menofilia pueden ser muchos. Hay quien recurre a sustitutivos como la sangre de tomate o la pintura para simular la sangre menstrual y hay quien puede llegar a ingerir la verdadera sangre menstrual. Hay auténticos fanáticos del cunnilingus en período menstrual. Las mujeres que consienten a sus parejas la realización de esta práctica acostumbran a decir que gracias a ella gozan de unos orgasmos más intensos. La explicación es sencilla: el área genital de la mujer es, habitualmente, más sensible y excitable en el período menstrual que fuera de él.

Maanee Chrystal y la sangre menstrual

El hecho de que la ingesta de la sangre menstrual pueda antojarse una práctica un tanto “asquerosa” no impide que sean muchas las personas que, de manera más o menos oculta, puedan practicarla. Sin ir más lejos, hay una mujer que lo hace y que se ha convertido en una proselitista de la ingesta de la sangre menstrual. Esta mujer ingiere su propia sangre menstrual y llega a prepararse batidos con ella. Podemos pensar que Maane Chrystal (así se llama esta mujer que se define como psicopedagoga holística y profesora de Tantra) es una fetichista de libro, pero ella no se define como tal ni acepta dicho papel.

Australiana de nacimiento, Maanee Chrystal afirma que el hecho de beber con regularidad su sangre menstrual le ha servido para mantener una mejor relación con su cuerpo y para hacer, también, que sus dolores menstruales disminuyan.

Maanee Chrystal se ha formado durante varios años en países como Bali, India y Tailandia profundizando en el conocimiento del Tantra y del Hatha Yoga. Toda esa formación y los conocimientos derivados de ella la han conducido, finalmente, a beber su propia sangre menstrual. Para justificar dicha acción Maanee Chrystal utiliza los siguientes argumentos:

  • El beber la propia sangre menstrual sirve para recuperar todas las vitaminas, el hierro y los minerales perdidos durante la regla. Si la nutrición es deficiente, la pérdida de sangre durante la menstruación puede llegar a provocar procesos anémicos. Para evitarlo, el ingerir la propia sangre menstrual puede ser una buena medida.
  • El beber la propia sangre menstrual sirve para reducir la cantidad de sangre que el útero pierde en cada regla. Según sostiene Maanee Chrystal, las mujeres que viven en ambientes naturales y alejadas de tareas que puedan acarrear estrés tienen menstruaciones mucho más breves y copiosas que aquellas mujeres que viven en grandes ciudades y en ambientes más estresantes.
  • Ingerir la propia sangre menstrual sirve, también, para reeducar al cuerpo. Al ingerir la sangre menstrual se le está diciendo al cuerpo, sostiene Chrystal, que no queremos perder tanta sangre.

Maanee Chrystal afirma que no empezó a beber su propia sangre menstrual de la noche a la mañana, sino que ese comportamiento es fruto de una serie de pequeños pasos dados en esa dirección. El primero de ellos, fundamental, es dejar de usar tampones o compresas. Chrystal afirma que el uso de unos y otras resulta perjudicial para las mujeres. Debido a sus ingredientes químicos y a poseer celulosa, tampones y compresas pueden causar infecciones e irritaciones en la vagina. Este hecho ha convertido a Maanee Chrystal en defensora acérrima de las copas menstruales.

El uso de la copa menstrual, sostiene Chrystal, resulta más económico y ecológico y, al mismo tiempo, podemos comprobar cuánta sangre se pierde en cada menstruación y cuál es su color.
Una vez habituada al uso de la copa menstrual, Maanee Chrystal empezó a “entrenarse” para beber su propia sangre menstrual. La psicoterapeuta australiana no niega que al principio sentía una especie de rechazo. Para vencerlo poco a poco, se inició chupando uno de sus dedos impregnado con su sangre menstrual.

Tras este primer paso de cara a beber la propia sangre menstrual, Maanee Chrystal dio el segundo: prepararse batidos de frutas y verduras mezclando en ellos su propia sangre menstrual. Este sistema permite no sólo “camuflar” el sabor de la sangre menstrual. También permite que cada persona pueda añadir al batido la cantidad de sangre menstrual que desee.

Superada esa fase, Maanee Chrystal ha llegado a la fase de beber la propia sangre menstrual sin mezclarla con ningún otro líquido o con ningún tipo de alimento. Llegada a esta fase, Chrystal sostiene que considera el cuerpo un templo y a la menstruación, como fruto de ese templo, algo sagrado.