Aquí, para realizar esta típica y casi tópica, pero siempre efectiva, atadura, utilizaremos cuatro cuerdas de unos 8 a 11 metros de largo cada una (utilizaremos una para cada extremidad) y de un grosor de entre 6 y 18 mm.

Una vez tengas ese material, sigue los pasos que te indicamos a continuación. Lo que al final conseguirás será a tener a tu pareja, con los brazos y las piernas en cruz, extendida sobre la cama, ofrecida a ti con los genitales absolutamente expuestos y al alcance de tu mano, tu boca, tu lengua, o de cualquier instrumento de que quieras servirte para hacerle pasar un rato de tortura y placer. Para llegar a ese instante, haz lo siguiente:

  • 1. Ata a tu pareja por tobillos y muñecas. Para hacerlo, utiliza cualquiera de los nudos que te hemos enseñado en los posts anteriores.
  • 2. Pide a tu pareja que se sitúe en el centro de la cama, con sus brazos y piernas completamente extendidos pero sin que, por ello, deba encontrarse en una postura incómoda. Se trata de gozar, no de pasar penurias.
  • 3. Lleva cada extremo de cada cuerda a cada esquina de la cama o, si es tu deseo, a una barra horizontal que se encuentre en la cabecera. Anúdalas allá con el nudo bondage que sea de tu confianza.

Antes de atar las cuerdas decide con tu pareja la holgura que deseáis para esta atadura. La persona atada debería tener la posibilidad de realizar algún tipo de movimiento siempre que vuestro objetivo final sea mantener relaciones sexuales en esta posición.