Juguetes BDSM para él

La crema o loción estimulante del pene. Estos tipos de productos crean una sensación de hormigueo en el pene erecto, intensificando así la excitación y el aumento de la sensibilidad del mismo. Este tipo de geles son los más utilizados en la estimulación manual y a la hora de mantener relaciones sexuales, aunque su sabor puede ser desagradable para la mujer en el momento de realizar una felación. Una mujer, si quiere aportar esa sensación de hormigueo al pene erecto sin utilizar uno de esos geles, puede, al ir a realizar una felación, usar un enjuague bucal o chupar algún caramelo de menta fuerte.

Bombas de pene o “coños de bolsillo”. Estos productos están realizados con diferentes materiales y a menudo disponen de múltiples texturas en su interior al tiempo que realizan una función de vibración o de succión. El tipo más común de estos juguetes es una especie de cilindro en el cual el hombre desliza su pene. Son utilizados tanto para incrementar el placer como para aumentar temporalmente el tamaño de la erección. Es importante seguir las instrucciones de estos aparatos. No hay que usarlos a demasiada presión ni durante demasiado tiempo seguido. Y recuerda un consejo que creemos que ya te hemos dado en alguna ocasión: nunca hay que utilizar estos juguetes sin usar, a su vez, un buen lubricante personal.

Una hembra dominante puede recurrir a estos juguetes para ordenar a un hombre masturbarse y ver cómo la hace sin que ella intervenga físicamente. Utilizando un dispositivo de este tipo, un sujeto sumiso puede ver incrementada su sensación de impotencia y rendición ante la mujer y, así, puede ver completamente cumplida la escenificación de su fantasía. Por esta razón este tipo de juguetes adquieren gran relevancia en los juegos BDSM. Son aliados perfectos de las hembras dominantes.

Aunque puede suceder que no sea necesaria la intervención de un juguete de este tipo. Una mujer puede conseguir el mismo efecto que produce el juguete del que hablamos gracias a una toalla de suave textura. Basta enrollarla alrededor del pene y deslizarla arriba y abajo. Eso sí: siempre perfectamente lubricada. Aquí más vale pecar de exceso que de defecto.

Los anillos de pene

Los anillos de pene están hechos de cuero, metal, caucho, látex, vaselina o silicona. Estos dispositivos se colocan en la base del pene, en el escroto, para hacer que se acumule más sangre en aquél y, así, conseguir pollas más duras, gruesas y de erección más duradera. Algunos de esos anillos de pene tienen un pequeño vibrador para conseguir estimular el clítoris de la mujer durante el coito. Puestos a elegir, elige un modelo resistente al agua. Él te ofrecerá tranquilidad y múltiples niveles de sensibilidad.

Un consejo. Los recién iniciados en el uso de este juguete deberían usarlo durante un corto espacio de tiempo. Y sólo deberían comprar el que tiene una rápida función de seguridad. Estos juguetes eróticos pueden ser utilizados durante la relación sexual, durante la felación o durante la manipulación manual. También pueden ser utilizados para conseguir una gratificación retardada.

El consumo de energía

Una mujer dominante que quiera insuflar toda la pasión del mundo a su sumiso debe buscar la manera de colocar al macho atado, sentado sobre una silla, o con las manos en la cabeza, o tumbado boca arriba en la posición del águila, sin capacidad para mover manos y piernas, entregado a su capricho. Ése es el momento de colocarle un anillo de pene. Lo mejor es hacerlo cuando el sumiso tiene el pene semi-erecto y, una vez colocado el anillo, chupárselo. Cuando esté completamente erecto, la mujer dominante puede lubricar ese pene con un gel estimulante, poco a poco. Esa polla dura sentirá un hormigueo recorriéndola entera, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

Cuando la sumisa observe que el pene se encuentra más congestionado será el momento de realizar el tradicional movimiento del “ordeño”. La mano, aferrando la polla, subirá y bajará alternativamente. Lo que viene siendo una paja tradicional, vaya. Ella, para agregar aumentos imprevistos de la sensación, podrá tirar inesperadamente del glande o apretar el escroto. Ofrecerá así unas dosis extras de diversión y, al mismo tiempo, conseguirá controlar el orgasmo y retardar la eyaculación.

Todo esto, realizado con una bomba para el pene, otorga a la mujer dominante una capacidad de control que no debería desdeñarse. La hembra dominante, con un poco de experiencia y una imaginación picante, puede controlar la cantidad de succión que el macho sumiso sienta sobre su polla. Ese control puede estimular (¡y de qué manera!) la excitación del hombre y hacerle llegar a un orgasmo especialmente placentero.