Pin-ups y Bizarre

Las portadas de las revistas Flirt, Beauty Parade, Eyeful o Timmer, entre otras, dejaron constancia para la historia del talento artístico de dibujante, ilustrador, acuarelista y fotógrafo John Willie, uno de los más famosos dibujantes de pin-ups de la historia.

Las pin-ups eran, por decirlo de algún modo, chicas de calendario, mujeres guapas a las que se fotografiaba o dibujaba bien fuera para elevar la moral de los soldados que luchaban en la Segunda Guerra Mundial, bien para encabezar campañas publicitarias o bien para ilustrar revistas de moda. John Willie, nacido en Singapur el 9 de diciembre de 1902 y criado en el Reino Unido, fue un importante dibujante de pin-ups, pero su prestigio como ilustrador lo consiguió gracias a su obra más marcadamente erótica y fetichista.

Autor de Dear Jim, un pequeño manual en forma de epístolas sobre la técnica del Bondage, John Willie creó su propia publicación, Bizarre. Bizarre sirvió a John Willie para difundir las diferentes maneras de vivir y expresar la sexualidad. En Bizarre tuvieron cabida el fetichismo, el lesbianismo, el sadomasoquismo, el bondage y, de alguna manera, todo aquello que se saliera de lo que la pacata sociedad de la época consideraba normal.

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Fue en Bizarre, en 1946, donde John Willie empezó a publicar la que sería su obra más famosa y representativa, Aventures of Sweet Gwendoline (Las aventuras de la dulce Gwendoline). El personaje de Gwendoline fue, junto al de U-69, una de sus grandes heroínas eróticas. La primera, rubia y curvilínea, vivía aventuras en las que sufría mil y un apuros. La segunda, morena y dura como corresponde a la agente secreta que era, azotaba sin parar con su fusta y ataba a todos los masoquistas que se cruzaban en su camino. Según algunos historiadores de la ilustración y el arte BDSM, Gwendoline y U-69 son, de alguna manera, una versión actualizada de la Justine y la Juliette de Sade. Gwendoline, virtuosa, es continuamente castigada. U-69, viciosa y pervertida, es, una y otra vez, recompensada por la vida.

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Los historiadores resaltan también cómo en las dos primeras historietas publicadas de Las aventuras de la dulce Gwendoline, John Willie se autorretrató como el sádico Sir d’Arcy. En la tercera historieta, titulada The Missing Princess (La princesa desaparecida), John Willie utilizó la acuarela para plasmar un tipo de imagen que estaba influenciada directamente por el estilo que había popularizado el famoso historietista estadounidense Will Eisner.

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La huella de John Willie

En las ilustraciones e historietas BDSM de John Willie, esas ilustraciones que él iba editando de manera casi artesanal en una publicación de periodicidad variable y venta casi clandestina como Bizarre, que siguió editándose, a trancas y barrancas, hasta 1959, aparecían mujeres de tacones vertiginosos y cinturas imposibles, mujeres de aspecto vamp vestidas con corsés de látex y medias de rejilla. En Bizarre, por supuesto, aparecía también mucha mujer atada. Amante del Bondage como era, en las ilustraciones BDSM de John Willie no podían faltar este tipo de imágenes.

John Willie falleció el 5 de agosto de 1962. Durante ese tiempo su obra había caído prácticamente en el olvido. Él mismo, de hecho, se encargó, poco antes de su muerte, de destruir gran parte de sus originales.

Entre los artistas de nuestro tiempo influenciados por la obra de John Willie encontramos a Eneg Bilbrew y a Eric Staton. Fue precisamente este último quien, tras haber fallecido John Willie y gracias a la sugerencia e impulso de Irving Klaw, retomó a modo de homenaje el personaje de Gwendoline para crear la historieta El retorno de Gwendoline.

En 1984, el director Just Jaeckin llevó las aventuras de Gwendoline a la gran pantalla filmando Gwendoline. Jaeckin, nacido en agosto de 1940 en Vichy (Francia), ha sido autor también de grandes títulos del cine erótico como Emmanuelle, Historia de O, Girls o El amante de Lady Chatterley.