Fetichismo de pies y piernas

Los dedos de los pies, el talón o el arco. Los calcetines, los zapatos o las uñas de los pies. Todos estos elementos pueden convertirse en fetiche, pero para serlo deben lucir de cierta manera, o ser de un tamaño determinado, o su forma debe ser especial, etc. La idea de un pie bonito de un fetichista del pie no es igual a la de otro. Lo que tienen en común unos y otros es que todos saben lo que ese pie determinado significa para ellos.

Este fetiche es uno de los más comunes que puedes encontrar. De hecho, puede considerarse un fetiche bastante ordinario, al igual que el fetichismo de la ropa interior o la atracción casi cultural por los pechos y los penes grandes.

La industria de la pornografía tiende masivamente a satisfacer a los fetichistas de estos fetiches. Este es un fetiche muy lucrativo para los empresarios del sexo, los modelos, los trabajadores de lo erótico y los artistas porno, sea cual sea su género y su orientación sexual. A ninguna de las personas citadas anteriormente les falta la atención de aficionados, espectadores y clientes. No debemos pues, menospreciar el exotismo de un pie o el fetichismo orientado hacia un zapato, pues este tipo de fetichismo tiene a sus espaldas una larga historia de aficionados y profesionales y entre ellas pueden encontrarse desde personas corrientes y molientes hasta celebridades de primer rango.

Cuando hablamos del fetichismo del pie, no sólo lo estamos haciendo de la atracción que siente el fetichista hacia un tipo determinado de pie que él considera hermoso. Cuando hablamos de fetichismo del pie lo estamos haciendo también teniendo en cuenta un pensamiento que habita en la mente del fetichista. Ese pensamiento se basa en la búsqueda de una respuesta a una pregunta capital, y esa pregunta es: “¿qué puede hacerse con ese pie?”

Al pie puedes masajearlo y puedes hacerle la pedicura. También puedes succionar uno de sus dedos. Y con el pie puedes rozar la entrepierna y sentir cómo se endurece una polla. Con el roce del pie puedes humedecer una vagina. Y hasta, con un poco de habilidad, se puede coger un cigarrillo con los dedos de los pies y, una vez encendido, puedes fumar. No hace falta decir que con los pies se puede masturbar. Seguramente has visto alguna imagen de cómo una mujer, con los pies, masturbaba a su apreja. Como ves, las posibilidades son amplias a la que se les echa un poco de imaginación. Y la imaginación es, precisamente, lo que no le falta al fetichista. El fetichista hierve de ella. Es, en el fondo, pura imaginación simbólica.

Los zapatos, los calcetines, las medias de nylon o los pantys pueden ser, también, un componente esencial para el imaginario del fetichista. Vestir los pies correctamente siempre es importante. Es común que el fetichismo no se centre sólo en el pie, sino en una combinación del mismo con las piernas. La pantorrilla, aquí, adquiere una relevancia importantísima, al igual que los tobillos.

Incorporando pies y piernas a la vida sexual

En las relaciones convencionales, no resulta demasiado complicado incorporar un pie o un zapato a la vida sexual compartida de la pareja. Esto puede convertirse en una gran excusa para hacer de la pedicura un acto habitual. También lo será para aprovecharse de un maravilloso masaje podal. Quizás ese masaje se convierta en un ritual de inicio de otro tipo de placeres.

La compra de unos zapatos para tu pareja puede ser la señal de partida de un juego que servirá para uniros y haceros más felices. Si eres un fetichista del calzado, compra a tu pareja esos zapatos con los que siempre has soñado y haz que se los ponga y que venga hacia ti vestida simplemente con esos zapatos y, como decía Marilyn que dormía, con unas gotitas de perfume. No hará falta más para que tu imaginación se encienda y alguna parte de tu cuerpo despierte reclamando su satisfacción.

Si eres tú quien te encuentras con un fetichista de los pies, lo primero que debes hacer es realizarte una pedicura profesional. El profesional acondicionará, masajeará, limpiará, suavizará y acicalará tus pies para que luzcan de manera óptima. Esto te dará un aporte de seguridad extra. Cuando tu amante se ocupe de tus pies, tú sabrás que éstos están perfectos en apariencia, sensación y aroma. Para que ello sea así, tú debes poner también de tu parte. Mantenlos bonitos y convierte el cuidado de tus pies en algo habitual y diario. Ese mantenimiento regular a base de exfoliantes y lociones ayudará a mantener viva la faena que haya realizado el profesional de la pedicura. Una alternativa maravillosa y ciertamente sensual es delegar el cuidado de esos pies, ese mantenimiento habitual y casi diario, a tu pareja. ¿Quién mejor que el propio fetichista para cuidar su fetiche? Lo hará con especial interés, con mimo, y seguramente el tiempo destinado a ese cuidado se convertirá en la puerta de entrada a otro tiempo lleno de placeres y gozos.

Si tu pareja es un fetichista de los pies, no dudes en utilizarlos para seducirle, tentarle y hasta follarle. Saca uno de los pies de los zapatos incluso en público y haz que se fije en él. Ese rápido vistazo debe convertirse para el fetichista en una promesa de lo que vendrá después, un pequeño adelanto. Roza con tus pies los suyos. O su pierna. Y si quieres que el mensaje sea inequívocamente sexual, frota con él su entrepierna. Haz que chupe los dedos de tus pies. Que los succione. Mientras eso sucede, puedes masturbarle.

Esa masturbación también puedes realizarla con los mismos pies. Lubrica tus pies con un buen lubricante o con un aceite y, previa lubricación también de sus genitales, frótaselos con los pies. Haz un arco con tus pies, coloca su polla entre ellos y empieza a masturbarle. Cuando se corra, seguramente deseará hacerlo sobre tus pies. Cuando lo haga, puedes pedirle que lama esos pies sobre los que ha vertido su deseo. Si es un fetichista verdadero, muy probablemente no dudará en hacerlo y eso ayudará a ponerlo a tono para nuevos momentos de placer.