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fetichista

Elmer Batters o el fetichismo fotográfico de los pies

Si hay alguien que ha elevado la plasmación del fetichismo de los pies y las piernas a la categoría de arte ése es el fotógrafo estadounidense Elmer Batters. Al dejar tras de sí una excelente obra fotográfica en la que pies, piernas y panties se convertían en contenido principal de la misma, Elmer Batters unía su nombre al de otros insignes fotógrafos que, de una manera u otra, han convertido el fetichismo en la temática principal de su obra.

Las bragas usadas, objeto de consumo

El fetichismo por la ropa interior usada (Used Panties Fetish) no es nuevo. De hecho, es difícil encontrar un fetichismo nuevo. Sólo aquéllos que tengan que ver con determinadas tecnologías puede ser entendidos como nuevos y, aún así, seguro que hincan sus raíces en alguna tradición más o menos antigua. En los últimos tiempos, el fetichismo de la ropa interior usada ha experimentado una notable implantación. A ello ha ayudado, sin duda, la expansión de internet. Conseguir una prenda interior usada ya no es ahora una tarea de riesgo como podía serlo años atrás.

Uso de enemas en los juegos BDSM

El fetichismo médico siempre ha tenido un glamour especial. En cierto modo, no es necesario ser especialmente fetichista para practicar un juego de rol en que doctores, doctoras, pacientes, enfermeros y enfermeras se enzarzan en todo tipo de prácticas que pueden ir desde la simple y casi infantil revisión médica hasta prácticas más agresivas como pueden ser la puesta de inyecciones, la colocación de aparatosos vendajes, el uso de algún tipo de espéculo o la utilización de enemas, es decir, la introducción de un líquido por vía rectal.

Alva Bernadine, fotógrafo de la forniphilia

De entre los fotógrafos que han centrado parte de su obra en la plasmación de algún tipo de fetichismo, Alva Bernadine es uno de los más llamativos y originales. Su estética surrealista y su modo de utilizar el cuerpo femenino lo convierten en un fotógrafo fácilmente reconocible dentro del universo de la fotografía erótica. Especialmente interesante resulta su serie fotográfica dedicada a la fornophilia, ese fetichismo tan original como visualmente impactante y que consiste en convertir a la pareja en una especie de mueble.

La fotografía fetichista de Jonathan Leder

Una de las características fundamentales del fetichismo es, sin duda, su componente visual. En todo fetichismo existe un componente visual muy marcado y eso lo convierte en objetivo preferente de las cámaras fotográficas. Son muchos los fotógrafos que, en un momento determinado de su carrera, han prestado atención a la temática fetichista y se han decidido a realizar fotografía fetichista. Entre esos fotógrafos se encuentra Jonathan Leder.

El fetiche de los pies de loto

Hay fetichismos que están ligados de manera indisoluble a una determinada cultura y a un tiempo muy específico. El fetichismo de los pies de loto es uno de ellos. Se dice que es debido a una leyenda sobre un emperador chino y una de sus cortesanas. Durante muchos siglos, este fetichismo eminentemente cultural supuso para muchas niñas el tener que pasar por un doloroso proceso de modificación de la estructura ósea de sus pies para que éstos adquirieran las características del deseado pie de loto.

Fetichismo de la lactancia erótica

Dentro de los fetichistas del pecho hay unos fetichistas especiales: los que lo son del acto en sí de la lactancia. En el caso de estos fetichistas, el acto del amamantamiento se convierte en parte central de su sexualidad. Mamar los pechos de su pareja es el sueño principal de todo fetichista de la lactancia erótica y es, también, una práctica que puede darse entre practicantes de juegos BDSM no necesariamente fetichistas.

El fetichismo del pelo

Al deseo, al igual que al fuego, hay que añadirle combustibles que nutran su lumbre. En ocasiones sirve a tal fin un juguete erótico. Estaría bien saber con exactitud cuántas parejas han recuperado parte de la fogosidad de los inicios de su relación gracias a la introducción en sus prácticas sexuales de, por ejemplo, un dildo, un anillo para el pene o un plug anal. La introducción de un fetiche en la relación de pareja puede ser, también, una buena manera de evitar que el fuego de la pasión de la misma empiece a apagarse.

El fetichismo del pelo

El nombre culto puede asustar. Tricofilia. Parece que se esté hablando de una enfermedad grave, de ésas que sólo pueden curarse a base de grandes dosis de antibióticos y mucho reposo. Pero no. La tricofilia es un fetichismo y, además, un fetichismo bastante extendido. La tricofilia es el fetichismo de todos aquellos fetichistas que sienten adoración por el pelo. Ver, tocar, comer cabello o pelo bien sea de la cabeza, de las axilas, del pecho, de la piel o de la zona púbica: ésa puede ser la fijación de los fetichistas del pelo.

¿Soy fetichista?

Puede suceder. De repente se tienen dudas. Uno nota una atracción más intensa hacia determinadas partes de la anatomía femenina o hacia alguna de sus prendas de vestir y se pregunta, ¿soy fetichista? Antes de contestar a esa pregunta hay que plantearse varias cuestiones. La primera de ellas es que el fetichismo no nace de la noche a la mañana.

El juego fetish y su planificación

Sabemos que la espontaneidad es algo que se valora mucho al hablar de las relaciones sexuales. Parece como si el único valor a tener en cuenta fuera la pérdida de la parte más racional de nosotros mismos que la pasión más exacerbada lleva consigo. No hay que hacerse fanático de nada. De la espontaneidad, tampoco. Un poco de planificación no viene nunca mal. Ni siquiera cuando se habla de encuentros sexuales.