Primeros pasos por el BDSM

Cualquier paso en la vida real requiere un poco de coraje. En la vida sexual, también. Probar cosas nuevas puede resultar aterrador para algunas personas, especialmente cuando estas cosas afectan a nuestras actividades íntimas y sobre todo cuando estas actividades nos exigen una determinada exposición emocional y mental. Esa mayor exposición nos hace más vulnerables y nos hace lidiar con un buen puñado de dudas.

La idea de convertirse en kinky nos obliga a luchar contra muchos estereotipos interiorizados durante nuestra infancia. La educación ha hecho su tarea y nos ha colocado en un espacio en el que no resulta sencillo mostrar nuestros verdaderos sueños sexuales. Para hacerlo, es necesario, muchas veces, luchar contra unas muy arraigadas creencias e ideas. No importa que estas ideas sean erróneas o contraproducentes para nuestro bienestar. El hecho de que la cultura las haya interiorizado dentro de nosotros las convierte en una especie de dogmas de fe contra los que hay que luchar.

Estos dogmas heredados de la cultura y la educación serán más férreos o no dependiendo de cada persona. Para algunas puede ser una gran aventura dejar la postura del misionero para ensayar otras posturas eróticas. ¿Cómo no va a serlo, entonces, el iniciar algún tipo de práctica BDSM? Seguramente, este salto necesitará un buen tiempo de evaluación y meditación previa antes de que se convierta en una práctica habitual en nuestro dormitorio o en nuestro salón de juego sexual.

Ante todo, lo que toda persona que quiera dar ese paso debe pensar es que no hay nada negativo en que dos personas que se atraen o desean gocen de un tiempo de placer físico compartido. Las actividades sexuales entre adultos que consienten no deben ser vergonzantes. Pertenecen a la absoluta privacidad de cada persona y deben ser respetadas por el resto.

Una vez te sientas cómodo con la idea de probar más audaces juegos sexuales, tu siguiente paso consiste en probarlos en el dormitorio. Es posible que, para ello, tengas que domar tus nervios y relajarte. No te marques plazos. Tú debes marcar tu propio ritmo y sentirte cómodo en todo momento con él. Ya llegará el tiempo de correr si ése es tu deseo.

Asumiendo esto, ha llegado el momento de que iniciarse en el disfrute de estas nuevas sensaciones.

Puede ser que tu vida sexual haya sido relativamente tranquila hasta este momento. La aparición de un componente kinky en tus actividades sexuales puede hacerte tener sentimientos encontrados. Puedes tener, como hemos visto, miedo. O puedes sentirte nervioso y ansioso. O puedes creer que estás a punto de cometer una desviación o una aberración sexual. Aleja de ti esos pensamientos avanzando a tu paso. Si no lo haces, puedes perderte una gran experiencia.

Para dar ese paso hacia las nuevas experiencias debes cambiar el chip mental. El lugar de pensar en lo kinky como en algo extraño o raro, piensa en ello como si kinky fuera sinónimo de sexy.

Un ritmo adecuado

Como en la mayoría de las cosas, cuando se trata de explorar el mundo del BDSM, el momento lo es todo. Esto es válido no sólo para la entrada inicial en el universo BDSM, sino también para todos y cada uno de los pasos a dar dentro de él.

Para encontrar el momento y el ritmo adecuado es importante ajustar el ritmo de avance con la pareja. Hay que tener en cuenta que se puede producir tensión en el seno de la pareja si tu media naranja piensa que, de alguna manera, la estás presionando para que haga algo que no está segura de querer hacer. Se debe tener cuidado de no llegar a estar tan atrapados en la excitante idea de la emoción del BDSM como para apresurarse a hacer determinadas cosas sin estar mentalmente preparados para ello.

Las prisas no son buenas consejeras y pueden negarte la mitad de la emoción de cada encuentro sexual. Es cierto que el clímax puede ser el objetivo final, pero no debemos olvidar los muchos y muy agradables picos de placer que podemos encontrar en el recorrido por el camino que conduce a ese fin. Tienes que darte y dar a tu pareja la oportunidad de saborear como es debido cada paso del proceso. Piense en todo el acto como en un festín. Hay que saborear el placer y la sensación de cada bocado. Hay que dejar que todos los sentidos se deleiten en esa nueva y emocionante experiencia. Hay que pensar en la práctica BDSM como en un juego con muchos niveles en el camino. El alcance de cada nivel te permite ganar una medalla. Cuando hayas conquistado varias, ya estarás preparado para convertirte en un verdadero maestro.Este enfoque (el de conseguir un nuevo cinturón en cada éxito antes de conseguir el cinturón negro que te acredita como maestro) te ayudará a no apresurarte y a disfrutar del paseo sin estar demasiado preocupado por llegar cuanto antes a un destino específico.

Una buena idea para adentrarse junto a la pareja en las prácticas BDSM coordinando correctamente los ritmos es la de dialogar mucho sobre las sensaciones, los anhelos, los sueños y, lógicamente, las ganas o no de pasar a otro estadio o nivel. Sólo así, con diálogo franco y sincero, podrán ajustarse los ritmos. Sólo así, con comunicación sincera, podréis aseguraros de que los dos os hayáis en el mismo nivel.