BDSM: la negociación de las reglas del juego (II)
En la negociación de la puesta en escena de una fantasía erótica BDSM hay que establecer claramente los límites y hablar sin tapujos y sinceramente de los gustos y deseos, pero también de los problemas físicos que se tienen o de las reacciones psicológicas que pueden afectar al correcto desarrollo de la escena y a la obtención de placer gracias a ella.
La escena sado: uso de cuerdas y navajas
La cuerda es, sin duda, una de las grandes aliadas de los juegos sadomasoquistas. El bondage como técnica de atadura no puede faltar en el BDSM. Otro de los instrumentos que tampoco pueden faltar en los juegos del sado es la navaja. La navaja proporciona muchas opciones de juego. Su efecto psicológico puede ser muy efectivo.
Nudo de Bondage “Atando una pierna a la silla”
Una simple silla de cocina puede hacer perfectamente las funciones de trono bondage. Para que nos sirva, a la silla sólo se le exigen dos requisitos: que tenga las patas rectas y que tenga un respaldo. Si la silla resulta muy incómoda para practicar vuestros juegos bondage, podéis utilizar unos cojines.
Cuero y caucho
A menudo, nuestros fetiches tienen que ver no tanto con su forma o tamaño como con el material de que están hechos. En este aspecto, los dos grandes tipos de fetiches existentes son los siguientes: los que están elaborados con algún tipo de piel y los que lo están con goma o algún material cercano a ella (látex, PVC, etc.).
¿De qué hablamos cuando hablamos de BDSM?
El BDSM es un mundo complejo como complejas son las necesidades y los gustos sexuales de las personas. La sexualidad humana es tan rica y compleja que, en ocasiones, es preciso acotar perfectamente de qué estamos hablando cuando hablamos de un tipo determinado de sexo. Para realizar esa acotación no disponemos de otra cosa que las palabras. Ellas son las que deben servirnos para ponernos de acuerdo sobre aquello de lo que estamos hablando.
Disciplina y nalgada
Comúnmente, cuando hablamos de “disciplina” en los juegos de dominio y sumisión, lo estamos haciendo de “nalgadas”. Las nalgadas pueden variar mucho. Desde el cachete infantil a algo mucho más intenso, es muy amplia la gama de castigos infligidos a las nalgas.
BDSM: la negociación de las reglas del juego
Para que la escena BDSM sea un éxito y tanto la parte dominante como la sumisa queden satisfechas deben cumplirse las expectativas de ambos. Ni quedarse cortos ni, por supuesto, llegar demasiado lejos. Para conseguirlo, es fundamental que se realice una sincera negociación entre las dos partes y en la que se hable de gustos, anhelos y, sobre todo, límites que, una vez establecidos, deben ser absolutamente respetados.
El látigo, las cuerdas y el pincho de bambú en la escena sado
Hay tres tipos de instrumentos que son muy apropiados a la hora de practicar el sado. El látigo es uno de los elementos imprescindibles del sadomasoquismo. Pero no hay que olvidar que cuerdas y pinchos de bambú también pueden ofrecer muchas posibilidades de utilización y juego.
Nudo de Bondage “Lo mejor de lo mejor”
Esta variación de la atadura del Águila bicéfala consiste en atar los puños a las rodillas y recibe el nombre de “Lo mejor de lo mejor”. Presenta una clara situación de vulnerabilidad, ya que esta atadura permite el acceso a la zona de las axilas, al pecho, al abdomen y a muchas otras partes del cuerpo de la persona atada.
El cosplay y los fetichismos del disfraz
Entre algunos fetichistas siempre ha existido, ya lo señalamos en algún artículo anterior, la obsesión por el disfraz. Verse disfrazado o ver a su pareja disfrazada desencadena dentro de estos fetichistas un proceso de excitación de la libido de alto voltaje. La máscara de látex y el disfraz (cosplay o no) sirven para inspirar a este tipo de fetichista.
La escena de dominio y sumisión. Segundo y tercer acto.
Él tercer acto es el tiempo del castigo. En esta fase, pocos sumisos optan por la rebelión y la insumisión. Dentro de su cerebro ya han aceptado que una insumisión es sólo el preludio de otro castigo mayor.