CBT: la tortura genital masculina
Dentro de las prácticas sado brilla con luz propia la tortura genital masculina o CBT. Este acrónimo viene de la expresión inglesa “Cock and Ball Torture” (tortura de pene y testículos) e incluye una serie de prácticas que entre las que se incluyen el verter cera tibia sobre los genitales, la flagelación, la opresión testicular, el estrujamiento, la inserción de elementos en la uretra, la electro-estimulación, el pisar o la tortura de cosquillas.
Cuerdas para bondage
Al hablar de bondage hay que tener siempre presente que el tipo de cuerda es fundamental a la hora de determinar el tipo de sensación que experimentará la piel cuando esté en contacto con ella. No será la misma la sensación que la piel experimente al ser rozada por una cuerda de nylon que al serlo por una cuerda de, por ejemplo, algodón.
El fetichismo travesti
¿Es fetichista transvestista el homosexual que se viste de mujer? No. El fetichista transvestista no es un homosexual reprimido que busca la excusa del disfraz para dar rienda suelta a sus impulsos más íntimos. Tampoco tiene por qué ser un bisexual. El fetichista transvestista no quiere, en ningún caso, identificarse con el otro sexo ni convertirse en él. Sólo quiere vestir sus ropas porque el tocar y acariciar dichas prendas de ropa sobre su propio cuerpo le ocasiona una importante excitación.
Asfixia erótica: una trampa de placer
Seguramente la imagen está presente en la retina de todos los amantes del cine erótico. Matsuda, protagonista femenina de El imperio de los sentidos, estrangula a su amante, Kichizo Ishida, mientras hacen el amor. De ese estrangulamiento se deriva, según se contempla en las imágenes, un orgasmo mucho más intenso y prolongado, posiblemente a causa de una alta producción de endorfinas. Dicha reducción intencional de la respiración cuando se está a las puertas del orgasmo recibe el nombre de asfixiofilia, hipoxifilia o, más comúnmente, asfixia erótica.
Masturbación forzada y control del orgasmo
En los juegos de dominio pocas actividades resultan tan efectivas y simbolizan tan bien el dominio de la parte dominante sobre la dominada como la
Sexo duro y BDSM, ¿son lo mismo?
Agarrar por el pelo, dejar un arañazo en la espalda, abofetear la cara con la intensidad suficiente como para dejarla roja, propinar una buena tanda de azotes en las nalgas, insultar mientras se dan órdenes de inequívoco contenido sexual… todos estos actos tienen cabida en un encuentro de sexo duro. Casi todos ellos hacen referencia a la utilización de recursos físicos para tomar el control de la pareja. Casi todos ellos hablan del uso de la fuerza física para doblegar la voluntad del amante.
Breve historia del sadismo
La gratificación sexual gracias al sufrimiento de los demás no se ha inventado hoy. El comportamiento propio de lo que hoy conocemos como sadismo ha existido desde hace miles de años pero no ha sido hasta hace muy poco que a dicho comportamiento se la concedido un nombre.
Juguetes caseros para bondage
Muchas personas suelen asociar su recuerdo bondage más antiguo a los juegos de la infancia. Se recuerdan niños, jugando a policías y a ladrones, siendo esposados, y sienten una mezcla de añoranza y excitación. Quizás entonces echaron mano a algo que sus padres tenían por ahí, quién sabe si a una bufanda, a un cinturón o a una corbata. El recuerdo les trae la emoción de aquellos días y empiezan a plantearse la posibilidad de repetir aquella experiencia. Esta vez, lógicamente, intentarán añadir algunos componentes eróticos.
Hematofilia. Fetichismos de la sangre y de la menstruación.
La morbosa atracción que suele acompañar a la figura del vampiro no sería comprensible si dicha figura no fuera asociada a un elemento que es el perfecto símbolo de la vida: la sangre. Son muchos los fetichistas que sienten veneración por este fluido vital. Para todas aquellas personas que participan del fetichismo de la sangre el simple hecho de verla, el de ser testigos de algún corte (bien sea accidental, bien voluntario) o el de contemplarla en individuos desnudos o semidesnudos actúa como un afrodisíaco potentísimo.
Cursos de bondage
El bondage no es una práctica que pueda realizarse sin entrenamiento. El bondage existe para causar placer, no para causar lesiones. Un nudo mal realizado siempre puede convertirse en una amenaza o en la causa de una lesión más o menos grave. Una luxación, una abrasión por el roce de una cuerda, una contractura muscular, una asfixia… Son muchos los daños que puede causar una persona que no posea los conocimientos técnicos suficientes. Por eso son importantes los cursos de bondage.
Dispositivos de castidad masculina
Restringir el pene. Ésta es una de las tareas que acostumbran a formar parte del juego BDSM. Desde el uso de correas y anillos para el pene hasta las jaulas de castidad o jaulas de pene, son varias las posibilidades e instrumentos de los que una mujer dominante puede servirse para potenciar y explicitar su dominación sobre un hombre sumiso.