Maltrato y BDSM
El riesgo siempre está ahí y nunca hay que obviarlo. Después de todo, los límites entre una práctica sexual consentida y sana y una situación de abuso pueden ser muy débiles y permeables. Siempre puede suceder que, al abrigo de un juego BDSM o de una relación de dominio y sumisión, un dominante camufle lo que no es otra cosa que abuso y maltrato. Para diferenciar una cosa de la otra es fundamental, ante todo, atender a la característica principal de todos los juegos de dominio y sumisión. Como juegos que son, se basan en unas reglas y esas reglas se atienen, en todo momento, a unos parámetros de consenso, sensatez y seguridad que nunca deben faltar.
Formas de castigo indoloras en los juegos de dominio y sumisión
En los juegos de dominio y sumisión suelen utilizarse algunos de los instrumentos propios del sadomasoquismo para imponer los castigos propios del juego. Látigos, correas, pinzas, fustas, varas, etc. son instrumentos muy valorados por todos los dominantes del universo BDSM, pero estos mismos dominantes demostrarán ser muy poco imaginativos y un poco escasos de recursos si renuncian a todas aquellas formas de castigo que, sin estar íntimamente ligadas con el hecho de causar dolor, pueden ser muy útiles a la hora de establecer claramente el dominio de la parte dominante sobre la sumisa.
Límites del juego BDSM y palabra de seguridad
El juego BDSM tiene sus límites y esos límites deben ser pactados por los intervinientes en el juego. Que sean pactados quiere decir que deben ser comentados. Obligatoriamente se debe hablar de ellos. Ninguno de los intervinientes en el juego debe presuponer que el otro participante va a conocer o a intuir cuáles son sus límites. En el establecimiento de los límites del juego BDSM en el que se va a participar no hay intuiciones que valgan.
CBT: la tortura genital masculina
Dentro de las prácticas sado brilla con luz propia la tortura genital masculina o CBT. Este acrónimo viene de la expresión inglesa “Cock and Ball Torture” (tortura de pene y testículos) e incluye una serie de prácticas que entre las que se incluyen el verter cera tibia sobre los genitales, la flagelación, la opresión testicular, el estrujamiento, la inserción de elementos en la uretra, la electro-estimulación, el pisar o la tortura de cosquillas.
Cuerdas para bondage
Al hablar de bondage hay que tener siempre presente que el tipo de cuerda es fundamental a la hora de determinar el tipo de sensación que experimentará la piel cuando esté en contacto con ella. No será la misma la sensación que la piel experimente al ser rozada por una cuerda de nylon que al serlo por una cuerda de, por ejemplo, algodón.
El fetichismo travesti
¿Es fetichista transvestista el homosexual que se viste de mujer? No. El fetichista transvestista no es un homosexual reprimido que busca la excusa del disfraz para dar rienda suelta a sus impulsos más íntimos. Tampoco tiene por qué ser un bisexual. El fetichista transvestista no quiere, en ningún caso, identificarse con el otro sexo ni convertirse en él. Sólo quiere vestir sus ropas porque el tocar y acariciar dichas prendas de ropa sobre su propio cuerpo le ocasiona una importante excitación.
Asfixia erótica: una trampa de placer
Seguramente la imagen está presente en la retina de todos los amantes del cine erótico. Matsuda, protagonista femenina de El imperio de los sentidos, estrangula a su amante, Kichizo Ishida, mientras hacen el amor. De ese estrangulamiento se deriva, según se contempla en las imágenes, un orgasmo mucho más intenso y prolongado, posiblemente a causa de una alta producción de endorfinas. Dicha reducción intencional de la respiración cuando se está a las puertas del orgasmo recibe el nombre de asfixiofilia, hipoxifilia o, más comúnmente, asfixia erótica.
Masturbación forzada y control del orgasmo
En los juegos de dominio pocas actividades resultan tan efectivas y simbolizan tan bien el dominio de la parte dominante sobre la dominada como la
Sexo duro y BDSM, ¿son lo mismo?
Agarrar por el pelo, dejar un arañazo en la espalda, abofetear la cara con la intensidad suficiente como para dejarla roja, propinar una buena tanda de azotes en las nalgas, insultar mientras se dan órdenes de inequívoco contenido sexual… todos estos actos tienen cabida en un encuentro de sexo duro. Casi todos ellos hacen referencia a la utilización de recursos físicos para tomar el control de la pareja. Casi todos ellos hablan del uso de la fuerza física para doblegar la voluntad del amante.
Breve historia del sadismo
La gratificación sexual gracias al sufrimiento de los demás no se ha inventado hoy. El comportamiento propio de lo que hoy conocemos como sadismo ha existido desde hace miles de años pero no ha sido hasta hace muy poco que a dicho comportamiento se la concedido un nombre.
Juguetes caseros para bondage
Muchas personas suelen asociar su recuerdo bondage más antiguo a los juegos de la infancia. Se recuerdan niños, jugando a policías y a ladrones, siendo esposados, y sienten una mezcla de añoranza y excitación. Quizás entonces echaron mano a algo que sus padres tenían por ahí, quién sabe si a una bufanda, a un cinturón o a una corbata. El recuerdo les trae la emoción de aquellos días y empiezan a plantearse la posibilidad de repetir aquella experiencia. Esta vez, lógicamente, intentarán añadir algunos componentes eróticos.