Cada vez son más los estudios que apuntan a que las prácticas BDSM son una actividad saludable y enriquecedora. Más allá de los tabúes que todavía pesan sobre estas actividades sexuales y que para muchas personas sean consideradas algo poco menos que inmoral, lo cierto es que el BDSM tiene efectos positivos para la salud. Así lo afirma, por ejemplo, un grupo de investigadores de la Idaho State University. Según se deriva de un estudio realizado por este grupo de investigadores, la práctica BDSM tiene los mismos beneficios que jugar al golf.

Con este estudio se pretende, entre otras cosas, estudiar el BDSM desde un punto de vista que no sea el de la psicopatología. Éste, históricamente, ha sido el punto de vista escogido por la psicología para acercarse a unas prácticas sexuales que, por diversos motivos, cada vez están más extendidas. Para realizar su estudio sobe el BDSM, el equipo de investigadores de la Idaho State University recurrió a 935 sujetos de entre 18 y 78 años, todos ellos practicantes de BDSM. Según las encuestas realizadas a estos sujetos:

  • Un 90% afirmó sentirse más libre al practicar BDSM.
  • Un 99% reconoció que practicaban BDSM porque les aportaba placer.
  • Un 90% sostuvo que el BDSM era para ellos una forma de expresarse.
  • Un 95% declaró que la práctica del BDSM les ayudaba a reducir el estrés, al tiempo que les permitía experimentar emociones positivas.

Los efectos positivos de la práctica del BDSM sobre la reducción del nivel de estrés ya habían sido destacados en un estudio de la Universidad de Nothern Illinois. En este caso, el estudio sobre los efectos del BDSM se efectuó en base a una serie de pruebas realizadas sobre 14 practicantes de BDSM agrupados en 7 parejas. Las parejas y sus miembros fueron catalogadas como “switches”, es decir, personas que pueden tanto desempeñar el rol Dominante como el rol sumiso.

Una vez formada las parejas, a las mismas se les pidió actuar en diversas escenas BDSM, contestaron a un cuestionario orientado a analizar su estado de conciencia y se les solicitó que dieran muestras de saliva. De este estudio se derivaron las siguientes revelaciones:

  • Los sumisos experimentaban la sensación de que el tiempo se hacía más lento.
  • Los Dominantes tenían un estado mental más creativo.

En ambos casos, tanto en el de los sumisos como en el de los Dominantes, se observó una cierta alteración cerebral debida al incremento de sus niveles de cortisona, lo que provocaba dos efectos. Uno: que la persona que experimenta ese incremento de los niveles de cortisona mejora sus habilidades. Y dos: que, finalizada la sesión BDSM, las personas sienten cómo se incrementa su sensación de relax y cómo su estrés psicológico se reduce.

DJ Williams, uno de miembros del equipo de investigadores de la Idaho State University, sostenía en un artículo publicado en el Journal of Positive Sexuality que “las prácticas sadomasoquistas y las disciplinas de dominación provocan en las personas efectos parecidos al de otras experiencias de ocio y son tan relajantes y sanas como el golf, la natación o asistir a conciertos y actividades culturales”.

El primero de los estudios sobre los efectos beneficiosos del BDSM fue el elaborado por la Universidad de Tilburg (Holanda) en el año 2013. En dicho estudio, que fue publicado en el Journal of Sexual Medicine, se sostenía que las personas que practican habitualmente BDSM tienen mejores “indicadores de salud mental” que aquéllas que practican sexo “vainilla”. Las primeras, sostenía dicho estudio, gozaban de tres beneficios del BDSM:

  • Reducción del estrés.
  • Mejora de las habilidades comunicativas y, por tanto, mejora en la carrera profesional.

Beneficios “laborales” del BDSM

Con esta segunda afirmación, el estudio de la citada universidad holandesa reafirmaba algo que se ha solido defender siempre con vehemencia y es que la relación entre la productividad laboral y la vida sexual satisfactoria es directamente proporcional. Es decir: cuanto más satisfactoria es la vida sexual de una persona, mayor es la productividad laboral de la misma. Algo que un estudio de la Universidad de Oregón también ha sostenido. Según dicho estudio, “quienes priorizan tener relaciones sexuales llegan con ventaja al trabajo”.

Ignasi Puig Rodas, psicólogo y sexólogo, afirma en un artículo publicado en el El Mundo por la periodista Rebeca Yanke que la intensidad de las prácticas BDSM obliga a quienes lo practican a vivir situaciones en las que la persona se ve obligada a sacar más jugo a sus habilidades personales. Para volver más ilustrativa dicha afirmación, Puig se pregunta en dicho artículo: “¿Cuándo se aprende más a navegar, por un pantano en un pequeño velero o yendo a cruzar el Cabo de Hornos?”

Puig señala también que la práctica del BDSM obliga a la persona a:

  • Negociar.
  • Tomar decisiones.
  • Interpretar un papel.
  • Lidiar con las propias sensaciones físicas.
  • Enfrentarse a sus propios miedos.
  • Leer en el otro lo que siente y desea.

Todo ello, apunta Puig, son habilidades muy útiles para moverse tanto en el espacio laboral como en el espacio cotidiano. Así, la práctica del BDSM se revelaría como muy beneficiosa para la salud mental de las personas que lo practican.

Todos estos estudios a los que nos hemos referido en este artículo y opiniones como la de Ignasi Puig no han evitado sin embargo que las prácticas BDSM sigan formando parte de lo que se conoce como la Biblia psiquiátrica o, más técnicamente, DSM (Diagnostic and statistical manual of mental disorders) o, lo que es lo mismo, listado de aquello que se considera un trastorno mental. Pese a ello, el BDSM, más allá de un trastorno mental, se considera en muchos círculos una parafilia, es decir, no tanto un trastorno mental como una desviación. Desde InfoBDSM, sin embargo, seguiremos resaltando los aspectos benéficos de la práctica del BDSM y defenderemos la libertad de quien decida vivir su sexualidad siguiendo sus parámetros.