Hay términos que derivan de un apellido. El de “sadismo” sería, por ejemplo, uno de ellos. O el de “masoquismo”. Si el primero deriva del apellido del Marqués de Sade, el segundo lo hace del del escritor austríaco Leopold von Sacher-Masoch, autor de la novela La Venus de las pieles. En ese mismo grupo de términos derivados de un apellido debemos incluir la palabra retifismo o restifismo, término con el que se designa la atracción fetichista hacia los zapatos. En este caso, la palabra en cuestión, retifismo, proviene también del apellido de un escritor, en este caso francés: el autor libertino Nicolás Edme Restif de la Bretonne.

Restif de la Bretonne

Nacido en Sacy (Francia) en octubre de 1734, Restif de la Bretonne fue un hombre de vida agitada al que se apodó popularmente el “búho de París” o el “búho de Saint-Louis”, pues era en este islote sobre el Sena o por toda la geografía urbana de la capital francesa por donde se le veía pasear, preferentemente de noche, tomando notas apresuradas de lo que veía o de los pensamientos que acudían a su cabeza mientras recorría las calles parisinas.

Admirador de las ideas de Rousseau, Restif de la Bretonne fue enemigo acérrimo de Sade, al que acusaba de saltarse todos los límites que él consideraba naturales. Para Restif de la Bretonne, la obra de Sade no hacía sino arruinar así la imagen del auténtico libertino contaminándola de un aliento antinatural.

El estilo literario de Restif de la Bretonne era un estilo caótico y directo. Amigo de jugar con las reglas de la sintaxis y de forzarla al máximo, Restif se recreaba en la creación de neologismos. Este estilo, que sería muy valorado, llegado el siglo XX, por los escritores surrealistas, se puede contemplar en obras como Lucile, ou le Progrès de la vertu, Le Pornographe o La Paysanne pervertie, entre otras.

Pero no estamos dedicando este texto de InfoBDSM a Restif de la Bretonne por sus virtudes como escritor ni tampoco por su modo de vida y su comportamiento más o menos crápula. Si estamos dedicando este texto a este escritor francés, reflejo de un tiempo de revolución y autor de una obra vastísima (Restif de la Bretonne falleció en 1806, es decir, diecisiete años después de la toma de la Bastilla y del inicio de la Revolución francesa), es porque fue el primero en describir el fetichismo hacia los zapatos y, en cierto modo, en reconocerse como tal. No en vano, en una de sus obras describe cómo, a la tierna edad de cuatro años, el famoso autor libertino quedó literalmente extasiado al contemplar unos zapatos con cintas azules que llevaba una niña.

El fetichismo de Restif de la Bretonne, el restifismo o retifismo (en muchas obras el apellido de Restif aparece escrito como Rétif) no es un fetichismo extraño. De hecho, el fetichismo de calzado es uno de los más comunes. Son muchos los hombres que ven en la visión de un determinado tipo de zapatos en los pies de una mujer una imagen irremediablemente provocadora y excitante. Contemplar a esa mujer completamente desnuda pero calzada con, por ejemplo, unos elegantes zapatos de tacón, es el summum de la provocación y la sensualidad para una persona que experimenta retifismo.

El retifismo puede plasmarse de muchas maneras. Hay personas a quienes les basta la contemplación de un calzado para sentir ese aguijonazo en la libido que se deriva, para el fetichista, de la contemplación de su fetiche. En otros casos, la persona que experimenta retifismo necesita, por ejemplo, lamer el tacón de ese zapato para sentir ese aguijonazo del que hablamos.

Retifismo y psicoanálisis

Los psicólogos, por deformación profesional, tienden a buscar una explicación a los mecanismos y motivaciones que se ocultan tras cualquier manifestación de fetichismo. Así, el psicólogo y psicoanalista estadounidense de origen austríaco Bruno Bettelheim apunta en su obra Psicoanálisis de los cuentos de hadas que el calzado es, de alguna manera, un símbolo de virginidad.

Analizando el famoso cuento La Cenicienta, cuya autoría es debida a Charles Perrault, uno de los grandes autores de cuentos infantiles de la historia, Bettelheim llega a la conclusión de que la escena en la que se cuenta cómo el zapato de cristal encaja perfectamente en el pie de la Cenicienta no es sino una manera camuflada de contar la pérdida de virginidad de la protagonista del hiperconocido cuento. Según el psicoanalista austríaco, “un diminuto receptáculo en el que un miembro del cuerpo debe deslizarse e introducirse hasta quedar bien ajustado puede considerarse como un símbolo de la vagina”. Bettelheim era consciente de lo provocativo de su propuesta y de lo escandalosa que podía llegar a resultar. Por eso escribió las siguientes palabras: “muchos se escandalizarán [al leer que lo que la Cenicienta está haciendo es perder la virginidad], pero bien es sabido que el pie femenino desempeña un papel central dentro de los fetichismos eróticos”.

A la hora de plasmarse el restifismo, éste puedo hacerlo de varias maneras. El shoejob o masturbación con los zapatos (calzados en los pies) sería una de ellas. El shoecum o práctica consistente en eyacular sobre los zapatos de una mujer sería otra de esas prácticas sexuales ligadas directamente a este tipo de fetichismo. Finalmente, el shoe cock crush o práctica en que literalmente se pisan los genitales masculinos (y en especial el cock o pene) con los zapatos puestos, es otro tipo de práctica propia de personas que se sienten atraídas por el retifismo. En este caso, además, la práctica, más allá de las connotaciones fetichistas que pueda tener, puede incluirse entre las prácticas propias del BDSM y, entre ellas, en el grupo variadísimo compuesto por las prácticas que tienen que ver o bien con la tortura de los genitales o CBT, o bien con el trampling, práctica consistente en caminar sobre la persona sumisa y de la que ya hablamos en su momento en nuestro artículo “Trampling o el arte de dominar con los pies”.