Ojo avizor con los Amos de pega

Nadie nace enseñado. Adentrarse en el mundo del BDSM implica un aprendizaje y ese aprendizaje no sólo debe hacer referencia al uso de unas técnicas u otras. Saber manejar correctamente un flogger o una pala servirá de poco si no se sabe escoger al sumiso o sumisa adecuado. De nada servirá tampoco contactar con alguien que dice ser Amo si no se sabe distinguir si ese Amo verdaderamente lo es y sabe comportarse como tal o, por el contrario, es un Amo falso.

El mundo del BDSM es un mundo propicio para la proliferación de falsos practicantes. Sólo una persona con experiencia en las prácticas BDSM puede distinguir o intuir la presencia de un farsante. Y un farsante siempre puede provocar una mala experiencia que haga que alguien se aleje del universo BDSM condenándose de ese modo a perder un ramillete de potenciales experiencias positivas.

Para evitar el riesgo de tropezarse con un Amo falso hay que fijarse en una serie de detalles que nos ayudarán a desenmascarar a fantasmas y destapar a embaucadores e impostores.

Amo falso versus Amo real

Uno de los detalles que delatan al Amo falso es su propensión a preocuparse en exceso por su apariencia. El Amo falso quiere, en todo momento, aparentar autoridad. Para hacerlo recurren al viejo truco de proclamar en las redes de contacto que ejercen profesiones directamente relacionadas con la imposición de su autoridad. Entre esas profesiones, por ejemplo, se encontrarían la de policía o la de miembro de las Fuerzas Armadas.

Otro de los detalles que pueden servir para destapar la presencia de un Amo falso es la de descubrir en éste a una persona que, como medio de vida, emplee la fuerza bruta. El Amo auténtico no necesita de la fuerza bruta ni de la amenaza para apoderarse de la voluntad de su sumisa. El uso de la amenaza constante como método de control delata al Amo falso como lo delata el uso del dolor gratuito. El Amo real sólo se sirve del dolor en momentos muy puntuales y siempre de manera muy justificada. Su control sobre sí mismo se impone a todo y ese mismo control el que le capacita para ejercer el control sobre su sumisa.

Aunque generalizar siempre implica un riesgo hay algo que, en el caso de los juegos BDSM, siempre hay que tener en cuenta, y es que lo normal es que el Amo sea una persona experimentada y con un cierto bagaje vital. Es decir: es muy probable que un Amo excesivamente joven (que no haya sobrepasado los 25 años, por ejemplo) sea un Amo falso, un Amo farsante, un Amo fingidor incapacitado para actuar y comportarse como un auténtico Amo.

Amos en las redes sociales

Otro pequeño tip que puede servir para desenmascarar a un Amo falso es el de comprobar hasta qué punto este Amo de pega se sirve de las redes sociales para mostrar imágenes suyas. El Amo auténtico no inunda la red con fotos suyas. El uso abusivo de fotografías propias en las redes sociales puede delatar a una persona necesitada de que su personalidad sea continuamente reafirmada y ese tipo de carácter psicológico no puede nunca pertenecer a un auténtico Amo. Si esas fotografías tienen un contenido sexual explícito, la duda se desvanece: ese Amo es un falso Amo. Y es que un Amo real nunca muestra sus genitales públicamente.

Algo que tampoco muestra el verdadero Amo es cualquier tipo de dato que pueda servir para identificarlo privadamente. El Amo verdadero separa completamente la vida privada de su actuación como Amo. El Amo falso tiende a mezclar ambas realidades en un revoltijo que debe servirnos para desenmascarar a ese Amo farsante que quiere dar el pego.

Otro pequeño detalle que puede servir para detectar la presencia de un falso Amo es el nombre que éste haya elegido para moverse por el mundo BDSM. Desconfía, por principio, de los Christian Grey’s. Emplear un nombre rimbombante es un recurso propio de inseguros. Y un inseguro no puede ser un Amo.

El Amo falso, por otro lado, suele destacarse por aceptar como sumiso/sumisa a toda persona que lo solicita. No discrimina. No hace distingos. Al Amo falso le puede venir bien tanto un sumiso como una sumisa. Y eso sólo indica una cosa: más que un auténtico Amo que domina las técnicas de la dominación y goza practicándola y proporcionando al sumiso o la sumisa las experiencias que ellos necesitan para sentirse satisfechos y realizados, el Amo falso es un depredador sexual.

Desconfía también del Amo que te jura exclusividad. El Amo auténtico no lo puede ser sólo de una sumisa. Si se diera ese caso, ese Amo no sería un Amo verdadero. Sólo sería uno de los dos miembros de una pareja BDSM. El Amo verdadero tiene varias sumisas y nunca, nunca, dirá cuántas sumisas tiene. Quien lo hace es porque desea presumir y la presunción no debe formar parte de la personalidad de un auténtico Amo.

Finalmente, hay que tener muy claro que el Amo verdadero es, siempre, una persona creativa. El Amo verdadero innova, crea, busca nuevos caminos, experimenta… El Amo falso, por su parte, repite fórmulas aprendidas. Es algo así como un lorito repetidor de estereotipos y fórmulas manidas. Y las fórmulas manidas no sirven para dar a cada persona el tratamiento que esa persona en concreto necesita. Y no dar a una sumisa lo que necesita implica un fracaso para un Amo que se precie de serlo.

Esperamos que, si estás buscando un Amo con quien experimentar las sensaciones de la sumisión, estos consejos puedan servirte para distinguir el grano de la paja y, así, no verte abocada a padecer una mala experiencia con un Amo falso. Un Amo falso puede convertir en un pequeño infierno lo que, de otro modo y con un verdadero Amo, puede resultar especialmente placentero y gratificante.