Estabilidad o no
Nada mejor que la estabilidad junto a una persona para extraer el máximo partido de placer a las relaciones sexuales. Nada mejor que el conocimiento de los gustos íntimos de cada uno y de los ritmos corporales de cada cual para que la unión sexual entre dos personas resulte completamente placentera. El conocimiento mutuo juega, pues, a favor del placer cuando de sexo hablamos. Esto, que es norma común en cualquier tipo de relación sexual, se hace más imperativo cuando hablamos de relaciones de dominio y sumisión.
La relación estable de pareja es, para los practicantes de juegos de dominio y sumisión, la relación ideal. Poder practicar juegos D/S con la propia pareja es una manera excelente de fortalecer los lazos de la pareja. Ni secretos ni fantasías ocultas e inconfesables enturbian la sinceridad de la interrelación entre los dos miembros de una pareja que comparten la misma pasión por las relaciones de dominio y sumisión. El encajar los roles es, quizás, el único obstáculo que deben vencer dos miembros de una pareja que sitúan el BDSM entre sus preferencias a la hora de practicar sexo.
Esta relación ideal, sin embargo, no siempre se produce. Puede suceder que uno de los miembros de la pareja esté interesado en las prácticas BDSM y el otro rechace el practicar en ellas. En este caso, al amante del BDSM se le abre un abanico de posibilidades entre las que podrá escoger aquélla que mejor se adapte a sus gustos y manera de ser y, al mismo tiempo, le permita satisfacer sus ganas de participar en una práctica BDSM.
Éstas que destacamos a continuación serían esas opciones que podrían servir a un amante del BDSM para vivir una sexualidad kink fuera del ámbito estricto de su pareja.
Relaciones profesionales
Al profesional o a la profesional del BDSM pueden acudir dos tipos de personas. Una de ellas es la persona que no tiene compromiso sentimental alguno y que o bien desea vivir su sexualidad kinki plenamente o bien desea hacer realidad una determinada fantasía. El otro tipo de persona es el de la persona que tiene una relación sentimental pero que, no pudiendo dar rienda suelta a sus fantasías sexuales con su pareja, acude a un profesional para, gracias a una experiencia BDSM, sentirse completamente realizado.
Follamigos
Dentro de la categoría de follamigos se podrían incluir a personas que, conociéndose y sabiendo los gustos sexuales de cada una de ellas, se juntan exclusivamente para disfrutar juntos de una relación BDSM. Estas personas pueden haberse conocido gracias a la intervención de un profesional o pueden haberlo hecho en un club, festival, etc.
Este tipo de relación de dominio y sumisión presenta un riesgo especial: que quien tenga pareja encuentre que el follamigo/follamiga con el que ejecuta sus prácticas de dominio y sumisión le ofrece más de lo que le ofrece la propia pareja. Ese sentimiento puede empujar con demasiada facilidad a poner en duda una relación que, más allá de las prácticas del BDSM, puede probablemente funcionar perfectamente.
Relación 24/7
Cuando se habla de relación 24/7 se habla de un tipo de relación de dominio y sumisión en la que los roles se adoptan durante 24 horas al día y durante 7 días a la semana. Es decir: el rol es asumido de manera continua.
Este tipo de relación de dominación y sumisión precisa, sin duda, de un nivel de compromiso alto y de una gran experiencia. Para que pueda ser llevada a cabo la pareja deberá llegar a acuerdos más profundos de los que se realizan habitualmente.
Algunos autores distinguen entre cuatro tipos de relaciones de dominio y sumisión 24/7: la que mantienen dos personas dentro del ambiente BDSM y que entre ellas se comportan en todo momento manteniendo los roles asumidos; las que lo viven parcialmente, es decir, siempre que están en casa, juntas, o en ambientes BDSM; la llamada total, en la que el sumiso hace girar su vida en torno a la del dominante pero sin perder su individualidad; y la extrema, en la que el sumiso se hace absolutamente dependiente del dominante, perdiendo su propia identidad.
Los últimos extremos de este tipo de relación de dominación y sumisión pueden resultar peligrosos. En cierto modo, es fácil que, bajo los efectos del dominio psicológico, se pueda ir algo más allá de lo que está consensuado y de lo que es seguro y sensato. Por eso hay que recalcar la importancia de que exista una gran experiencia y un amplio conocimiento de uno mismo y de la otra parte del juego.
Relaciones sexuales con BDSM
Quizás esto no debiera entenderse directamente como un tipo de relación de dominio y sumisión. En este caso sería más lógico hablar de relaciones sexuales en las que se introducen, de un modo u otro, algún tipo de prácticas propias del BDSM. Poner pinzas en los pezones o en la vagina o azotar las nalgas con finalidad erótica pueden ser algunas de esas prácticas que, introduciendo elementos BDSM en la relación sexual, la hacen más excitante. Pero aquí no podríamos hablar directamente de relación de dominio y sumisión, sino de juego erótico con connotaciones BDSM.
Sesiones eróticas de poder
Algunos profesionales organizan estos encuentros en los que los asistentes asumen un rol y, sin práctica alguna de por medio, se desarrolla un juego determinado en el que cada uno de los participantes interpreta su papel.