El juego de rol

El juego de rol y la fantasía erótica puede ser parte importante de una sana y satisfactoria vida sexual. Los juegos de rol pueden servir para añadir un montón de diversión e intriga a toda relación sexual, pero son especialmente importantes y adquieren un protagonismo especial en el BDSM. Muchos aspectos del estilo de vida BDSM y de los juegos sexuales implícitos en el BDSM se basan en los juegos de rol y, lógicamente, en la escenificación de las más diversas fantasías eróticas.

Para muchas personas, el juego sexual es una manera de adoptar una nueva personalidad durante un corto período de tiempo. El juego de rol permite a estas personas liberarse de su imagen cotidiana y convertirse en otro. Ese otro puede ser más salvaje y dominador, pero también más dócil y tímido.

Algunas personas, al principio, pueden mostrarse reacias a desempeñar un determinado papel. La vergüenza o, incluso, el temor a revelar cierta intimidad, pueden actuar como elementos determinantes a la hora de dificultar la realización o el desempeño de dicho papel. Si quieres practicar este tipo de juego piensa que esa fase es un peaje que, en cierto modo, debes pagar. Piensa que, una vez pagado dicho peaje y realizado el juego de rol, puedes acabar compartiendo un montón de risas y una gran experiencia placentera con tu pareja.

Lo más probable es que, una vez que te sientas cómodo, disfrutes de estos juegos divertidos. Después de todo, es como volver a jugar a los juegos que jugaste de niño, pero ahora con un toque más pícaro. Poned vuestras propias normas y dad rienda suelta a vuestra imaginación.

Lo mismo sucede con las fantasías eróticas. Muchas personas son reacias a compartir algo tan personal como una fantasía de este tipo. La incomodidad de revelar sus pensamientos y deseos más íntimos es para ellas un acto sumamente embarazoso. Si tú y tu pareja habéis establecido un fuerte vínculo de confianza debéis sentiros lo suficientemente seguros como para abriros a ese tipo de confidencias. Ellas os unirán más siempre que la sinceridad y el flujo de comunicación de interioridades sean mutuos.

Aquí, como en cualquier actividad BDSM (o en cualquier comportamiento sexual en general), es importante sentirse seguro y respetado. Esa seguridad permitirá que te expreses y reveles tanto física como emocionalmente sin temor a ser herido, avergonzado o juzgado.

Compartir las fantasías eróticas

Revelar tus más secretas fantasías eróticas puede resultar sumamente excitante. También puede ayudarte a fortalecer tu vínculo íntimo con tu pareja. Sin embargo, compartir esos pensamientos privados puede ser aterrador. Es probable que nunca hayas revelado ese tipo de pensamientos a nadie. Ahora, sin embargo, es el momento de compartirlas con tu pareja. Como te hemos dicho, eso puede ayudar a reforzar (seguramente lo hará) vuestra confianza mutua.

Para compartir las fantasías eróticas hay que establecer unas reglas básicas. Una de ellas es la de comprometerse a no burlarse o criticar las fantasías del otro. Otra, la de mantener la confidencialidad de la fantasía. Revelar la fantasía de la pareja a un tercero es traicionar su confianza, un grave pecado en toda relación de pareja.

Si eres un poco dubitativo y tienes problemas para iniciar una conversación de este tipo y romper el hielo, puedes empezar con una frase del tipo “siempre me he preguntado cómo sería…”.
La relación con tu pareja puede volverse muy emocionante y puede avanzar en una dirección nueva cuando se comparte algo inesperado. La sorpresa de verse mutuamente de otro modo, adoptando otros roles y comportamiento, supondrá un acicate sexual para vosotros.

Algunas personas pueden ser reacias a revelar este tipo de fantasías por temor a lo que pueda suceder si la fantasía se lleva a la práctica. Para enfrentarse a dicho sentimiento es importante distinguir entre el hecho de tener una fantasía erótica y el hecho de llevarla a la práctica. Así como el juego de rol exige su puesta en escena, la fantasía puede permanecer anudada al palo de las fantasías, sin necesidad de que tenga que llevarse a la acción. No toda fantasía erótica debe traducirse a la vida real. Por ejemplo, si tu pareja fantasea sobre el sexo en grupo pero no quiere participar en él, puede sugerir el ver una película para adultos de sexo en grupo o, incluso, el visitar un club en el que se puede observar a otros en acción.

Sea cual sea tu fantasía erótica, compártela con tu pareja. Seguro que ella tiene otra escondida dentro de sí. Si os decidís a llevar alguna de ellas a la práctica, muy probablemente seréis muy dichosos y os sentiréis profundamente reactivados sexualmente.