Comunicación en el fisting anal

Sin prisas. Ése es el consejo fundamental a seguir cuando la sesión de fisting anal haya comenzado. Cualquier apresuramiento puede, a la corta o a la larga, acarrear problemas. Para evitarlos es necesaria la calma y, por supuesto, la lubricación. Que sea abundante. Que se coloque en toda la zona que rodea al ano y en el ano en sí. Cuando ese lubricante se ha colocado hay que ampliar gradualmente la apertura. Con los dedos. Con un juguete erótico. Cuando ese esfínter se haya dilatado un poco hay que colocar lubricante en el interior del recto. Para hacer esto se puede estirar un poco con un dedo del anillo anal e introducir otro para colocar el lubricante dentro del recto.

Durante todo este proceso es importante que los dos participantes en el juego se comuniquen entre sí. Si la comunicación siempre es importante en el sexo, en la práctica del fisting anal esa comunicación es fundamental. Preguntar sobre si todo se está haciendo del modo correcto o si se llega o no demasiado adentro debe servir para que todo se realice correctamente. Más o menos lubricación, estimulación genital o no, más o menos rapidez… todos estos son asuntos de los que debe hablarse mientras se practica el fisting anal.

Hablar también puede servir para dar significado al acto mismo del fisting anal. Gracias al diálogo y a lo que se dice en él se pueden determinar los lazos que unen a los dos participantes en el acto. Nada mejor que lo dicho para marcar los límites de un posible juego de dominio y sumisión.

Algo que tampoco hay que olvidar cuando se practica el fisting anal es que la práctica en sí es cosa de dos. Puede haber descansos que den paso a otras prácticas. El sesenta y nueve, la felación y el cunnilingus, la flagelación, la masturbación… cualquier práctica que produzca placer a uno o a ambos participantes en el fisting anal tiene cabida durante la realización de éste. Sólo el piercing genital sería desaconsejable en este caso. Demasiado sudor y demasiado lubricante participan en este acto sexual como para arriesgarse a que algún virus infeccioso entre en el torrente sanguíneo.

La parte dominante, la que realiza el fisting anal, sentirá cierta tensión en torno a su mano. Ésta debe permanecer cerrada, hecha un puño, con el pulgar escondido en su palma. Es importante que la persona activa tenga experiencia para distinguir si dicha tensión es excesiva o no y si hay que seguir adelante o hay que esperar más dilatación. En cualquier caso, la opinión que debe prevalecer siempre es la de la persona pasiva. El fisting anal siempre será más seguro cuando el brazo no entre más allá de la muñeca.

Práctica sexual intensa

La parte activa no debe asustarse especialmente si la parte pasiva tiembla, grita o incluso llora. El fisting anal es una práctica intensa y el área en la que incide es muy sensible. Si la parte activa mueve la mano dentro del culo de la pasiva debe hacerlo lentamente y con movimientos circulares de muy corto recorrido. Que abra la mano una pequeña fracción de centímetro y que vuelva a cerrarla. Que compruebe cómo reacciona la parte pasiva a cada uno de esos movimientos. Que intente presionar levemente sobre la próstata. Que intente rotar con la mano.

Tener algo grande dentro del cuerpo acostumbra a cambiar las respuestas sexuales. Los chicos no pueden tener erecciones aunque estén muy excitados. La estimulación de pene, vagina o clítoris durante la práctica del fisting anal puede resultar una estimulación excesiva.

De vez en cuando es normal que el intestino estimulado tenga contracciones. Estas contracciones pueden ser pequeñas o grandes. Sin son pequeñas, la parte activa puede seguir actuando dentro de la pasiva. Si son grandes, la parte activa puede sentir cómo la pasiva intenta expulsarla de su interior. La parte activa, en este caso, debe dejar que el cuerpo de la pasiva haga aquello que le apetezca. Tampoco pasa nada por dedicarse a otra actividad o por tomarse un descanso antes de conectarse de nuevo.

En el sexo convencional, el orgasmo es el marcador que señala el fin del acto sexual. Dada la alteración corporal que se produce durante el fisting anal, puede que no exista una gran única explosión. Esto no quiere decir que la práctica pueda prolongarse indefinidamente. A veces será la parte pasiva quien solicite el fin de la práctica. En otras, será la pasiva la que deba decidir que ha llegado el momento de finalizar con la práctica.

El proceso de extraer la mano puede, en ocasiones, requerir tanto tiempo como el de introducirla. Con el dedo índice de la otra mano la parte activa puede abrir un poco el esfínter. Notará cómo entra el aire y eso facilitará el extraer la mano. Un giro de la misma también puede facilitar dicha extracción.