Con frecuencia la rutina amenaza con anquilosar las relaciones eróticas en el seno de la pareja. Esto también puede suceder cuando estas relaciones llevan ya un tiempo aventurándose por los caminos del BDSM. Cuando eso empieza a suceder, basta con realizar pequeños cambios para empezar a ver de manera distinta lo cotidiano. Programar una escapada romántica para insuflar nuevos aires a lo que pudiera parecer viciado es también una buena idea para revitalizar la relación.

Desfamiliarización

Cuando hablamos de desfamiliarización lo estamos haciendo de un proceso gracias al cual podemos ver algo común de una manera completamente novedosa, como si fuera algo desconocido. Este proceso permite que lo común y rutinario se convierta en algo nuevo, excitante y tentador. Como comprenderás, este proceso es algo que, aplicado al BDSM y a los juegos eróticos, puede dar muchos frutos.

Seguramente, esta es la razón de que tengan tanto éxito los vestidos de látex o cuero en el BDSM. Visualmente, la utilización de ese tipo de ropaje por nuestra pareja hace que la veamos de una manera diferente. Que parezca otra. Al vestirse de una manera no habitual en ella, en cierto modo está realizando esa tarea de desfamiliarización y se nos está presentando como una extraña. Al presentarse así ante nosotros, alienta el escapismo y el olvido de los problemas cotidianos, con lo que podemos sumergirnos, libres de cargas, en la experiencia sexual, lo que es bueno tanto para el alma como para el cuerpo.

Para garantizar que las nalgadas no se conviertan en algo rutinario, predecible y aburrido dentro del juego erótico, debéis tratar de añadir continuamente nuevos elementos inesperados a la experiencia. El simple cambio de “pequeñas cosas” puede tener grandes efectos sobre vuestra excitación. Te haremos a continuación algunas sugerencias para que pienses en ellas y, sobre todo, en el modo en que un pequeño cambio puede afectar a la ambientación de vuestro encuentro sexual y, con ello, al proceso de vuestra excitación y al incremento o disminución de vuestro deseo y vuestro apetito sexual.

Sustituye, por ejemplo, la bombilla de tu habitación (¿es de luz blanca, verdad?) por una bombilla roja. ¿A que la habitación, vista con esa nueva iluminación, tiene ahora un brillo mucho más sensual y pecaminoso?

Pequeños cambios, grandes resultados

Es probable que tú y tu pareja tengáis asociado vuestro ritual BDSM particular a un lugar determinado de la casa. Basta con cambiar el escenario del ritual para que el ritual se vuelva novedoso. Llévalo a otro rincón de la casa, a una habitación de hotel reservado para el caso o, incluso, al coche. ¿Verdad que ahora todo parece, en cierto modo, nuevo?

Cambiad algo de vuestro cuerpo. Puede ser la apariencia del vello púbico (rasurado o no, rasurado de una forma u otra, etc.) o la marca de perfume o colonia que usas. Puedes usar también un tatuaje temporal para dar otra apariencia a tu cuerpo. Tatuado, seguro que tu cuerpo parece a tu pareja el de un extraño.

Imagina ahora unas sábanas de satén rojo intenso en tu cama. La sensación táctil de estar desnudo encima de esas sábanas es muy diferente que la que experimentas cuando lo estás sobre una sábanas de algodón o franela. La sensualidad y la caricia que deja en tu cuerpo el satén no tienen competencia. Experiméntala de tanto en tanto para añadir a lo habitual un toque de distinción.

¿Estáis acostumbrados a mantener las relaciones sexuales en silencio? Poned música. Y que la música tenga un volumen suficientemente alto como para que se convierta en participante invitado de vuestro encuentro sexual. Quizás la música un poco alta, si vivís en una comunidad de vecinos, os permita liberar vuestras gargantas y dejarlas expresar su voluntad, su dicha y su placer mediante gemidos que, seguramente, estando en silencio no surgirían de ellas por vergüenza o cohibición.
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Una escapada romántica

Todas las parejas reconocen la importancia que, de tanto en tanto, tiene una escapada romántica. Las parejas que practican BDSM reconocen especialmente ese valor. De hecho, en el mundo BDSM, esas escapadas forman parte de la propia cultura de estas prácticas sexuales. Una habitación de hotel nueva y desconocida es el escenario perfecto para el placer. La disolución de las inhibiciones sexuales se produce aquí de manera más sencilla.

A la hora de elegir un destino, es importante buscar un hotel o un resort del tipo no familiar. Es importante no tener que bregar con las estampidas por los pasillos, con los equipos deportivos de viaje o stage. Pocas cosas pueden romper el encanto de un encuentro como el sentir continuamente ruidos en la habitación contigua. Por eso es importante que la habitación esté lejos de la piscina, por ejemplo. Ni tú tienes que oír ni tienen que oírte a ti cuando, muy probablemente, gimas de placer, derritiéndote en brazos de tu pareja gracias a vuestros juegos más íntimos y personales.

Si el hotel que eliges es de esos que están muy adornados con espejos en la habitación, pues mejor que mejor. Ya conoces el efecto estimulante y excitante que puede tener un espejo en una habitación cuando lo que refleja es el desnudo de vuestros cuerpos y los actos que realizan entre ellos cuando se dedican a gozarse mutuamente.

Que la habitación tenga jacuzzi no estará de más. Y que la cama sea de tamaño grande. La de 135 cm parece demasiado matrimonial. Mejor llegar a los dos metros de anchura, ¿no? Que los cuerpos retocen y se revuelquen a su antojo sin miedo de caerse de la cama. Podría resultar divertido, sí; pero quizás rompería el ritmo que el deseo fuera imprimiendo a vuestro encuentro.
Quizás desees pedir una habitación con vistas a una calle tranquila o a una pared. O quizás no, ¿quién sabe? Tal vez os guste incorporar elementos de voyeurismo o exhibicionismo a vuestros juegos sexuales y os excite especialmente la posibilidad de que alguien, al pasar por la calle, os vea disfrutar de vuestros cuerpos.

Si viajas en coche, no olvides nunca meter en el maletero tu maleta con tus juguetes eróticos favoritos. Si lo haces en avión, tal vez desees dejar en casa tu reserva de juguetes y aventurarte por los sex shops locales para proveerte de aquellos juguetes de necesitas y acostumbras a usar en tus relaciones. También puedes hacerlos llegar por mensajería para que te esperen en el hotel y te den la bienvenida a tu llegada. Así te evitarás dos cosas. La primera será el tener que pasar el período de adaptación a un juguete recién comprado. ¿Cómo podrá sustituir un consolador recién llegado a tus manos al consolador que has dejado en casa, con el que tantos buenos ratos has pasado y que tan bien conoce los puntos más sensibles de tu cuerpo? La segunda, tener que dar explicaciones a un funcionario de aduanas aeroportuarias o a un vigilante de arco de seguridad de un aeropuerto sobre tus abrazaderas de pezón, tu vibrador o tus esposas de cuero.