Orígenes del Kinbaku
Cuando hablamos de Shibari siempre hablamos de una práctica de atadura erótica que hunde sus raíces en la más antigua tradición japonesa. Es ahí, en el pasado medieval japonés, donde podemos encontrar la semilla original de una técnica que, impregnada de ritualismo, puede servir para dar un indudable toque artístico a la dominación erótica.
Si hay que buscar un origen en el Shibari hay que hacerlo en las costumbres samuráis. El samurái, al tomar un rehén, tenía el derecho de inmovilizarlo con cuerdas. Esa inmovilización podía servir para torturar al rehén, pero en la mayoría de los casos servía, principalmente, para humillarlo.
Se considera que esta tradición empezó en el período Sengoku (1467) y duró hasta el período Tokugawa . Sería con la llegada del período Edo (1600-1878) cuando esta práctica, que era transmitida de manera secreta entre samuráis, se volvió más compleja. Los códigos de significación de las ataduras se sofisticaron e hicieron más complejos y dieron fruto a una especie de arte marcial que recibió el nombre de hojojutsu.
Los códigos del hojojutsu eran estrictos. Que fuera empleado por la policía de la época no impedía que se siguieran al dedillo las reglas del hojojutsu. El tipo de atadura y el tipo de cuerda utilizado, por ejemplo, dependían tanto de la clase social a la que perteneciera el reo como del delito que éste hubiera cometido.
¿Qué se perseguía aplicando estas técnicas de atadura que no tardaron en recibir el nombre de Shibari (acción de atar)? Principalmente, impedir que el prisionero tuviera autonomía para intentar escapar del castigo. La persecución de este objetivo, sin embargo, no debía estar reñido en modo alguno con la obligación de no infligir daños físicos o psíquicos de carácter permanente en el reo.
El final del período Edo coincidió con un hito capital para la historia de Japón: la apertura del País del Sol Naciente a Occidente. Uno de los frutos de este contacto fue que, poco a poco, la técnica marcial que, en el fondo, había sido el hojojutsu, fuera convirtiéndose en un rito erótico que recibió el nombre de Kinbaku, palabra japonesa que puede traducirse por “arte de atar”.
El Kinbaku, que podría ser considerado el origen del Bondage occidental, rompe con una ley que había imperado en la práctica del hojojutsu. Si la práctica de éste no puede ser contemplado por nadie (el samurái debía estar a solas con su reo), la práctica del Kinbaku supone, de hecho, la formación de un triángulo formado por el Kinbakushi (Maestro), el dorei (el sumiso o sumisa) y el público que asiste al espectáculo Kinbaku.
Diferencias entre Kinbaku y Bondage
En muchas ocasiones se ha hablado de los puntos de contacto entre el Bondage y la práctica del Kinbaku. Existiendo, sin duda, puntos de contacto entre estas dos formas de atadura erótica, no hay que pensar, en caso alguno, que se trata del mismo tipo de práctica.
Veamos algunas de las diferencias más significativas entre Kinbaku y Bondage.
- El Bondage pretende inmovilizar a la persona atada; el Kinbaku, no siempre.
- Normalmente, la atadura Bondage antecede, de alguna manera, al contacto sexual. En el Kinbaku, lo estético prima sobre cualquier tipo de consideración erótica.
- La cuerda, en el Bondage, se utiliza como instrumento de represión. En el Kinbaku, la nawa o cuerda es todo lo contrario: es un instrumento de liberación y de conexión energética entre el Maestro y el sumiso o sumisa.
Una de las peculiaridades que se suelen destacar del Kinbaku es que incide sobre los llamados meridianos energéticos, unos puntos de la anatomía que, según la medicina tradicional oriental, conectan todos los órganos, tejidos y células. La activación de estos puntos mediante el uso de las cuerdas tendrá, pues, una influencia directa sobre el estado anímico y físico de la persona que es atada.
El Kinbaku, finalmente, se ha convertido, en manos de personajes como Seiu Ito, Nabuyoshi Araki e Hikari Kesho en auténticos artistas del Kinbaku. A Kesho y a Araki ya hemos dedicados dos posts en nuestra web. A Seiu Ito, considerado padre del Kinbaku moderno y un auténtico maestro de la escenificación, dedicaremos un post próximamente.