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masoquismo

El subspace

Al hablar y, sobre todo, al practicar BDSM, hay que tener siempre presente que hay muchos aspectos psicológicos que intervienen en una escena y también que cada persona tiene su manera particular de reaccionar a cada práctica y que una misma persona puede reaccionar de diferente manera en diferentes momentos o días. Una de esas reacciones puede ser lo que se conoce como “subspace”, es decir, un estado psicológico en el que la persona, al tocar fondo en una escena, se siente como en una especie de trance.

¿Tendencia sexual o parafilia?

Por mucho que se haya avanzado en el conocimiento de nuestra sexualidad y en la comprensión y aceptación de sus mecanismos, para una gran parte de la sociedad impera aún la idea clasificatoria y excluyente de que hay tendencias sexuales normales y tendencias sexuales desviadas. A estas tendencias sexuales menos habituales y, por tanto, consideradas como desviaciones, se las llamó durante mucho tiempo perversiones sexuales. Entre ellas se incluían el voyeurismo, el masoquismo, el sadismo y, por supuesto, el fetichismo. Hoy en día, en estos tiempos tendentes a buscar por encima de todo un lenguaje que resulte políticamente correcto, el término que se ha escogido para referirse a todas esas tendencias es el de parafilia.

Fisting: rozando el límite de la vagina

Ciertamente, la imagen, vista en más de una película pornográfica, asusta un poco. ¿Cómo no va a asustar el ver cómo un puño entero desaparece dentro de una vagina? Sin embargo, esta práctica no deja de ser habitual dentro del mundo BDSM. Después de todo, piensa en el placer que puede ser sentir los latidos de tu socio en tu mano a través de sus paredes vaginales. Piensa en la presión que las paredes húmedas y calientes de esa vagina pueden hacer sobre tu brazo.

¿De qué hablamos cuando hablamos de BDSM?

El BDSM es un mundo complejo como complejas son las necesidades y los gustos sexuales de las personas. La sexualidad humana es tan rica y compleja que, en ocasiones, es preciso acotar perfectamente de qué estamos hablando cuando hablamos de un tipo determinado de sexo. Para realizar esa acotación no disponemos de otra cosa que las palabras. Ellas son las que deben servirnos para ponernos de acuerdo sobre aquello de lo que estamos hablando.

Instrumentos de flagelación, abrazaderas de pezón y otros juguetes

Mientras que juguetes como las palas están diseñadas especialmente para golpear las nalgas, los látigos y los bastones pueden servir para golpear otras partes del cuerpo. Los látigos de piel son mucho más suaves que los de goma, aunque muchos jugadores expertos prefieran éstos últimos al sentir con ellos un picor mayor y un mayor calor tras el azote. Los látigos de borlas, por su parte, son también muy apreciados al ofrecer una mayor gama de estimulación.

Perder los sentidos con el Bondage, suspensión y azote erótico

Las nalgadas, esos cachetes en las nalgas, es una práctica común que combina el dolor y el placer, sadismo y masoquismo. El dominante puede golpear al sumiso de muchas maneras, obligándole a adoptar muchas posturas. Sea cual sea la que se utilice (sobre las rodillas, doblado sobre un mueble, a cuatro patas, de pie…), la acción de dar un cachete en el culo siempre simboliza un cierto dominio y explotación sexual.