Uno de los privilegios más grandes que puede recibir un esclavo en los juegos Femdom (es decir, en aquellos juegos BDSM en los que la mujer actúa como figura Dominante) es el de ser escogido como esclavo oral o, lo que es lo mismo, el ser distinguido por su Ama como esclavo que tiene derecho a proporcionarle placer oral.

El cunnilingus o estimulación oral del órgano sexual femenino es una forma muy íntima de adoración. Que la Ama conceda a su esclavo la posibilidad de adorarla de esa forma tan íntima debe ser considerado por el esclavo, pues, como un honor, y, por supuesto, como un absoluto privilegio. Recibido el honor de ser convertido en esclavo oral, el esclavo debe esforzarse al máximo para corresponder a dicho honor tal y como se merece su Ama.

La gran obligación del esclavo oral y también la forma de demostrar a su Ama su agradecimiento por haber sido el escogido (hay que tener presente que la Dómina puede tener más esclavos y, por supuesto, algún amante) no es otra que proporcionar a su Ama un gran placer. Para ello, lógicamente, hay que saber utilizar la lengua y dominar cuanto más mejor la técnica del cunnilingus. Pero hay otras cosas que deben saberse y otras normas que deben cumplirse. No en vano, entre el sexo vainilla y el sexo BDSM existen ciertas diferencias y esas diferencias también se dan entre el cunnilingus practicado dentro del ámbito de una relación sexual convencional y el cunnilingus practicado dentro de una sesión de esclavitud oral típicamente bedesemera. A continuación enumeraremos una serie de normas que debe cumplir el esclavo oral para ser un buen esclavo y, por tanto, para satisfacer las necesidades de su Ama.

La primera norma que debe tener en cuenta el esclavo oral es que en la esclavitud no hay horarios que valgan. ¿Qué queremos decir con eso? Que un esclavo se debe en todo momento a su Dómina y, por tanto, debe estar preparado siempre para servirla y para hacerlo, además, durante todo el tiempo que ella lo desee. Sin importar el lugar ni las circunstancias, el esclavo oral debe estar alerta para prestar ese servicio oral cuando su Ama lo exija. Por otro lado, ¿cómo no estarlo si, tal y como hemos visto anteriormente, el ser escogido esclavo oral es un gran privilegio para un esclavo? La ilusión de éste debe ser tan grande que ella misma se debe bastar y sobrar para activar sus alertas y, así, tenerlo en estado de constante atención respecto a los requerimientos de su Dueña.

La segunda norma que todo esclavo oral debe tener continuamente presente al participar en un juego Femdom tiene que ver con las expectativas sexuales que se deben tener a la hora de participar en un juego así. Un esclavo nunca debe esperar mantener relaciones sexuales completas con su Ama. Si lo espera, con toda probabilidad sufrirá un desengaño. En raras ocasiones (por no decir prácticamente en ninguna) el esclavo disfruta del lujo de poder penetrar a su Ama. Habitualmente, el único escape de carácter sexual que llega a tener el esclavo es el de poder convertirse en esclavo oral. Es decir: el de poder gozar del privilegio de realizar un cunnilingus a su Ama. Por eso es importante que el esclavo oral perfeccione al máximo la técnica de la estimulación oral de la vulva y del clítoris y por eso es capital que el esclavo interiorice (y que lo haga sin dejar resquicio alguno a la esperanza) que nunca, en ninguna circunstancia, puede esperar algo a cambio del placer más o menos intenso que él pueda proporcionar a su Ama.

Y es que, después de todo, un esclavo oral es solo una forma de plasmar la esclavitud. Y en el seno de la esclavitud no tienen cabida ni el placer ni la esperanza. El esclavo solo tiene una función en el juego Femdom: obedecer los mandatos de su Dómina. Como recuerdan muchas Amas antes de iniciarse una sesión de ese tipo, el placer que importa durante la misma no es otro que Su placer. El del esclavo, sin duda, importa poco tirando a nada.

Otra cosa que no debe hacer nunca un esclavo (a no ser que su Ama se lo haya autorizado) es eyacular. El esclavo, sea esclavo oral o no, no debe masturbarse sin autorización expresa de su Dómina. Y es que, y eso también debe tenerlo presente en todo momento el esclavo, el pene (su pene) no le pertenece. El pene del esclavo es propiedad, como todo él, de su Ama. Y es su Ama quien decide en todo momento lo que ese pene puede hacer y lo que puede hacerse con él. Si Ella desea masturbarlo lo masturbará. Si desea ejecutar lo que se llama “eyaculación fallida”, lo hará. Y si Ella, de un modo u otro, deja o facilita que ese pene eyacule, tendrá entre sus atribuciones como Ama la de obligar a su esclavo oral a tragar su propio semen, pues ésta, la de tragar el propio semen, es una de las obligaciones que debe cumplir todo esclavo oral.

Si eres capaz de retener en tu memoria todas estas normas y, sobre todo, si eres capaz de llevarlas a la práctica, podrás ser un buen esclavo oral y tu Ama, sin duda, estará muy satisfecha de ti y, sobre todo, de tus servicios. Y eso, no lo dudes, redundará en tu beneficio. Pues tu Ama, cuando desee de nuevo ser estimulada en sus partes íntimas de manera oral pensará en ti como el esclavo oral perfecto. Y tú tendrás de nuevo el privilegio de tener en tu boca los genitales de tu Ama y de sentir en ella y en tu lengua la humedad y el sabor de sus flujos.