Una de las prácticas más habituales del universo BDSM es la de la Dominación. Su práctica permite a la Dominatrix expresar su poder.

En este post vamos a hablar del papel del Ama, de cuáles deben ser sus capacidades y de cómo se siente psicológicamente una Domina al ejercer su poder sobre su sumiso o sumisa. También explicaremos de manera muy resumida, al final de nuestro artículo y recordando parte de lo que ya explicamos en nuestro post “¿Cómo convertirse en Ama?”, los pasos a seguir para ser una Dominatrix.

Si eres mujer, has leído relatos de Dominación o has visto vídeos en los que sealicen prácticas D/s y te atrae el rol de Ama, lee este artículo. Lo que vamos a explicarte aquí te ayudará a saber hasta qué punto puedes llegar a serlo y puede hacerte intuir cuánto puedes disfrutar siéndolo.

Dominación

Dominación y refuerzo psicológico

El ser Ama implica adquirir nuevos comportamientos y un nuevo lenguaje. También implica prepararse mentalmente para participar en una serie de rituales de Dominación sexual. La mujer que consigue asumir dicho rol siente, psicológicamente, que se ha convertido en una persona más completa. Más fuerte.

Si escoges ejercer el rol dominante en las prácticas BDSM en las que participes, podrás hacer y decir cosas que, en la vida ordinaria, están estrictamente prohibidas. Paradójicamente, ese alguien que hace esas cosas “prohibidas” serás tu misma.

Siempre es una parte de nosotros quien, en el universo BDSM, elige hacer una serie determinada de cosas. Y eso es así aunque a esa parte de nosotros mismos no la dejemos, por lo normal, decir la suya y aunque la tengamos, por decirlo de algún modo, cohibida y amordazada.

La transformación en Dominatrix es singularmente liberadora. Lo que te permite el juego de convertirte en poderosa y malvada es más que una cura segura para el estrés. Algún psicólogo de relumbrón hablaría de que se produce una integración de nuestra sombra cuando participamos en rituales de este tipo y de que, gracias a ellos, la aceptamos.

Al principio, y sobre todo si eres una buena chica, el vivir una experiencia de este tipo te puede parecer algo esquizofrénico. Después, no lo dudes, redundará de forma muy positiva en tu sensación de seguridad y en tu autoestima.

¿No es mucho mejor poder imaginar a tu jefe lamiéndote los zapatos y a tus pies, libidinoso perdido, que acongojarte por su acoso sexual pensando que has hecho algo que le ha invitado a tomarse esas licencias contigo?

Dominatrix

Dominación y autoestima

Como Dom serás capaz de inspirar el respeto que muy posiblemente no puedas inspirar de otro modo porque, en muchos niveles y todavía hoy, nuestra cultura devalúa a la hembra y exalta al hombre.

Cada día las mujeres sufren los embates del poder de los hombres, su acoso y, en muchas ocasiones, su mala educación y su falta de respeto. Volver a casa después de un encuentro con un cerdo estúpido que te haya hecho sentir mal y poder jugar a humillar a un hombre que adora a su Domina y a su condición Divina es una de las mejores curas que pueden existir para la autoestima.

¿Qué mejor que un hombre a tus pies, respetando y adorando todos tus atributos, desde tus pies hasta tus bragas, desde tus partes más íntimas a tu negro cabello? ¿Y qué decir de la emoción de rebelarse contra la tradición cultural que siempre apuntó a que el hombre debe de ser servido y satisfecho?

También, claro, no hay que olvidar que existe la simple emoción y excitación que produce el poder. No en vano en muchas ocasiones se ha dicho que el poder es uno de los mayores afrodisíacos que existen.

Ver obedecer tus órdenes te producirá placer, no lo dudes. Y aprenderás a ser juguetonamente malvada. Un hombre que será tu siervo, que obedecerá tus órdenes, que tendrá que hacer con su boca y su lengua lo que tú le pidas. El castigo será una experiencia emocionante. Su aplicación, un gustazo.

La imposición de sanción se convierte en una experiencia muy emocionante. Y las opciones de juego son muchas. Por ejemplo: una sabia Dominatrix que sepa jugar bien sus bazas puede convertir en su siervo de cama en, digamos, su siervo de limpieza.

Si el ama es tan hábil como para “introducir” en sus juegos las labores domésticas, éstas pueden ser realizadas por ese entregado adorador que, disfrutando del placer de servirte, te cocinará, limpiará la casa, lavará, tenderá y planchará la ropa… También eso puede ser parte de tu satisfacción sexual. Si le convences de eso, tienes mucho ganado.

Domina

Dominación/sumisión y liberación masculina

Pero para llegar a eso, no lo dudes, hay que derrumbar otros muchos estereotipos. El hombre también tiene una sombra heredada culturalmente. El hombre no tiene que llorar. Ni llevar según qué ropa. Ni esperar acontecimientos.

El hombre no debe quedarse en un rincón esperando que las cosas pasen. No puede ser (o no debería de ser, según los consejos tradicionales) pasivo. El hombre debe der ser activo. Y fuerte. Y silencioso en el dolor.

Su papel en vuestros juegos como, pongamos por caso, colegial azotado o bebé en pañales debe permitirle, por encima de todo, expresar sus emociones. Seguramente, si te acepta como Ama y se presta a ser tu siervo es porque, en el fondo en el fondo de sí mismo, él no quiere ser activo ni fuerte. Él sólo quiere, muy probablemente, entregar su voluntad a una mujer y desprenderse de todas las obligaciones que la sociedad quiere imponerle.

Y es que, continuamente y a diario, la sociedad demanda masculinidad a los hombres. El hombre tiene que tener éxito. Tiene que mantener el ritmo. No puede dar un paso atrás ni esquivar la responsabilidad de buscar el triunfo.

No es tan importante para el hombre “ser” como “hacer”. No es de extrañar que muchos hombres, agotados psicológicamente por esas exigencias, busquen el contacto con su yo más oculto entregándose a las reglas que se pacten con una Dominatrix.

¿Te atreves tú a ser esa Dómina?

Ama