¿Tenemos claro el concepto de Bondage? Muy probablemente serán muchas las personas que contesten con un rotundo sí a esta pregunta, pero lo cierto es que en demasiadas ocasiones se habla de él sin saber exactamente de qué se está hablando.
Se sabe que tiene que ver con atar con cuerdas a una pareja pero… ¿qué más, aparte de eso, es el Bondage?
En este artículo vamos a intentar aclarar el concepto de Bondage o atadura erótica, vamos realizar una breve referencia histórica a sus orígenes y vamos a intentar perfilar qué es y qué no es. Y es que, y esto hay que tenerlo siempre presente, no es sólo atar a la pareja para practicar el coito cuanto antes.
Por ejemplo, los elementos propios de la práctica del Bondage se pueden incorporar a los juegos preliminares, esa fase del acto sexual que en ocasiones tenemos tan olvidada y que es tan importante para el placer y la satisfacción erótica.
Después, se puede practicar la relación sexual propiamente dicha sin cuerdas ni ataduras. De hecho, la esclavitud implícita en el Bondage es, en el fondo, una forma de acariciar. Para que esas caricias tengan lugar, se necesita una preparación y un trabajo de imaginación previo que sirva para reunir los instrumentos necesarios y para elaborar la escena que se desarrollará.
Vamos a ir desarrollando todos estos temas en los siguientes apartados.
¿Qué es el Bondage? Orígenes y raíces culturales
El Bondage es una práctica sexual que implica atar o inmovilizar a una persona con cuerdas, cadenas o cualquier otro tipo de restricción. Aunque hoy en día es considerado una forma de juego erótico consensuado y seguro, sus orígenes se remontan a tiempos antiguos y sus raíces culturales son variadas y complejas.
Una de las primeras referencias conocidas a las ataduras eróticas se encuentra en el arte erótico japonés, específicamente en las famosas pinturas shunga que datan del siglo XVII. En estas obras, se representa a hombres y mujeres atados y sometidos a diferentes actos sexuales, lo que sugiere que ésta era una práctica común en la sociedad japonesa de la época.
Por otro lado, en la cultura occidental, la atadura erótica ha sido asociada tradicionalmente con la dominación y sumisión, y ha sido utilizada como una forma de explorar el poder y el control en las relaciones sexuales.
En la literatura erótica, se pueden encontrar referencias al acto de atar con finalidad sexual en obras como “Las 120 jornadas de Sodoma” de Marqués de Sade o en las novelas de Leopold von Sacher-Masoch, quien popularizó el término “masoquismo”.
A lo largo de la historia, el Bondage ha evolucionado y se ha adaptado a las diferentes culturas y sociedades en las que ha florecido. En la actualidad, es una práctica que se ha vuelto más accesible y aceptada, gracias en parte a la influencia de la cultura pop y la pornografía, que han ayudado a difundirlo y popularizarlo como una forma legítima de explorar la sexualidad y el placer.
El concepto de Bondage: mitos y realidades
El Bondage es una práctica sexual que ha sido rodeada de mitos y malentendidos a lo largo de los años. Muchas personas lo asocian con violencia, sumisión extrema y falta de consentimiento, lo cual está lejos de la realidad. En este apartado vamos a intentar estudiar los mitos y realidades de esta forma de juego sexual y desmitificaremos las creencias erróneas que lo rodean.
Uno de los mitos más comunes sobre la atadura erótica es que se trata de una práctica violenta y sin consentimiento. En realidad, se basa en la confianza, el respeto y la comunicación entre las partes involucradas. Antes de comenzar cualquier juego de estas características, es fundamental establecer límites claros y consensuados, y asegurarse de que todas las personas involucradas estén cómodas y seguras en todo momento.
Otro mito frecuente es que ees una forma de sumisión extrema y degradante. Si bien es cierto que su práctica puede implicar ciertos roles de sumisión y dominación, esto no significa que una parte tenga más poder sobre la otra. En una relación Bondage sana, ambas partes tienen voz y voto, y el placer de cada uno es igualmente importante.
Además, existe la creencia errónea de que la atadura erótica es exclusivamente para personas con gustos sexuales extremos. En realidad, es una práctica que puede ser disfrutada por cualquier persona, siempre y cuando se haga de manera consensuada y segura. No hay un “perfil” específico de persona que practique Bondage, ya que cada individuo tiene sus propios límites y preferencias.
El concepto de Bondage vs el concepto de maltrato
En la actualidad, muchos individuos están interesados en explorar nuevas formas de intimidad y placer sexual, lo que ha llevado a un aumento en la popularidad de prácticas como ésta. Sin embargo, tal y como hemos apuntado anteriormente, es importante diferenciar claramente entre el Bondage consensuado y el maltrato, el abuso o la violencia, ya que a menudo se confunden y se malinterpretan.
Esta práctica se lleva a cabo de manera consensuada, es decir, ambas partes están de acuerdo y han establecido límites y reglas claras antes de iniciar cualquier actividad.
Por otro lado, el abuso y la violencia son formas de comportamiento que no están basadas en el consentimiento mutuo. El abuso sexual implica la coerción o la fuerza para obligar a alguien a participar en actividades sexuales en contra de su voluntad, mientras que la violencia sexual implica el uso de la fuerza física o emocional para controlar o dominar a la otra persona.
Es importante tener en cuenta que el consentimiento es la clave en cualquier interacción sexual. En el Bondage consensuado, ambas partes han discutido y acordado los límites y las reglas, y tienen la libertad de detener la actividad en cualquier momento si se sienten incómodos. El respeto mutuo y la comunicación abierta son fundamentales para garantizar que la práctica sea segura y satisfactoria para ambas partes.
Por otro lado, en el caso del abuso o la violencia, no hay consentimiento ni respeto por los límites de la otra persona. Este tipo de comportamiento es inaceptable y puede tener consecuencias graves para la salud física y emocional de la víctima. Que el Bondage ni cualquier otro tipo de práctica BDSM no sirva nunca de excusa para incurrir en estas prácticas.
Consejos para practicar Bondage de forma segura y consensuada
Tal y como hemos visto en los apartados anteriores, es fundamental evitar que pueda producirse el binomio entre maltrato y Bondage. En el concepto de Bondage no cabe el maltrato. Para evitarlo y conseguir que una práctica de estas características sea gratificante para ambas partes y sea una actividad excitante y placentera es importante seguir ciertas pautas y recomendaciones para realizarla de forma segura y consensuada.
En primer lugar, es fundamental establecer una comunicación clara y abierta con tu pareja sobre tus deseos, límites y preocupaciones en relación a las prácticas propias del universo BDSM, tanto si tienen que ver con la atadura erótica como si tienen que ver con otras prácticas de características más sadomaso. Es importante que ambas partes estén de acuerdo en participar en el juego que se vaya a realizar y que se establezcan safewords, es decir, palabras o señales que indiquen que se debe detener la actividad de inmediato si uno de los participantes se siente incómodo o en peligro.
Además, es importante informarse y educarse sobre las técnicas de ataduras y restricciones utilizadas en el Bondage. Es recomendable practicar en un ambiente seguro y tener a mano tijeras u otros objetos que permitan liberar rápidamente a la persona atada en caso de emergencia.
Algo que hay que tener presente es que no es necesario dar órdenes continuamente ni utilizar un lenguaje soez sólo por imitar estereotipos. No hace falta que a cada momento se esté insultando a la pareja. Describid todo lo que vais a hacer antes de empezar a hacerlo y el tono que vais a elegir para dirigiros el uno al otro. En muchas ocasiones, el silencio mientras se procede a atar e inmovilizar a esa pareja excita más que la continua pronunciación de palabras sucias.
Asimismo, es importante tener en cuenta la seguridad física y emocional de la persona que está siendo atada. Es fundamental evitar ataduras que puedan cortar la circulación sanguínea o causar lesiones en la piel. También es importante estar atento a las reacciones emocionales de la pareja y ser respetuoso en todo momento.