Una fantasía recurrente
Los que se inician en el bondage, y tras aprender a realizar los nudos y ataduras más básicos, están deseando probarlo. El atar a la cama a la pareja figura entre las fantasías eróticas de muchas personas. La atadura a la cama permite tener a nuestra pareja a nuestra entera disposición. Atada a la cama, la persona entrega su capacidad de decisión, que queda en manos de la pareja. ¿Hasta qué límite? Como siempre que se habla de BDSM, hasta el límite que se haya pactado. No hay que olvidar nunca que, en el BDSM, el consenso es parte imprescindible del mismo. Sin consenso no hay BDSM. Sin negociación no hay BDSM. Y el Bondage, como parte integrante del mismo, debe regirse, también, por esa regla capital.
Para acordar los límites hay que señalar el punto del NO. Más allá de ese punto no se deberá ir en caso alguno. Por ejemplo: la persona atada a la cama puede consentir que se juguetee con un cubito de hielo sobre su cuerpo desnudo o que se le venden los ojos o que se la coloque en la postura del perrito pero, por el contrario, puede detestar que una sola gota de cera caliente caiga sobre ella. En este caso, e iniciado el juego de rol de dominio y sumisión en el que esa persona sea atada en la cama, en caso alguno deberá, en este juego, utilizarse la cera caliente.
Del mismo modo, y como siempre que hemos hablado de las negociaciones y pactos que deben delimitar establecer los límites de toda práctica BDSM, en aquélla en la que se practique la atadura a la cama hay que señalar una palabra de seguridad que, pronunciada, ponga fin al juego o, en su caso, haga disminuir la intensidad del mismo. No hace falta decir que la palabra de seguridad debe ser absoluta y tajantemente respetada cuando se practica la atadura a la cama.
Material para atar a la cama
Una vez establecidos los límites a los que puede llegar el juego hay que saber qué tipo de cuerda o material debe emplearse para atar a la cama a nuestra pareja.
La cuerda normal debe quedar descartada cuando se desea realizar una atadura a la cama porque con ella sería muy sencillo provocar algún tipo de quemadura o rozadura cutánea tanto en las muñecas como en los tobillos. Lo ideal, pues, es buscar un tipo de material más suave. Una cuerda de algodón especial para juegos Bondage sería una buena opción para practicar la atadura a la cama. Estas cuerdas pueden conseguirse en cualquier sexshop en los que se vendan materiales para Bondage o BDSM.
Una bufanda, una corbata, un pañuelo ancho de seda o un trozo de tela pueden ser, también, buenos y muy sensuales materiales para realizar una atadura a la cama.
Las cadenas y las esposas, por su parte, no son materiales demasiado indicados para atar a la pareja a la cama. Tanto unas como otras pueden, fácilmente, causar daño en las muñecas. En cualquier caso, si se quiere introducir el elemento visualmente impactante de las esposas en la atadura a la cama siempre puede sustituirse la esposa rígida y policial por unas esposas de terciopelo, mucho más glamourosas y, en definitiva, igual de efectivas a la hora de realizar una atadura a la cama.
Una vez seleccionado el material con el que se va a realizar la atadura a la cama hay que elegir el tipo de nudo que se va a realizar (en esta misma web puedes encontrar diferentes tipos de nudos) y seleccionar el punto de la cama al que se va a atar a la pareja.
Respecto al tipo de nudo a realizar hay que tener en cuenta que, sea cual sea, no se debe apretarse demasiado al realizarlo. También hay que tener presente que si el material con el que se va a atar a la cama es algo rígido hay que tomar la precaución de dejar un poco de holgura para no dañar tobillos ni muñecas.
Tipos de camas y tipos de ataduras
Teniendo en cuenta todo esto hay que preguntarse a qué punto de la cama vamos a atar a nuestra pareja.
Sin duda, lo más habitual es pensar en el cabecero de la cama. Si éste, además, es de barrotes, pues mejor que mejor. Y mejor aún si es alto. Esto nos permitirá, por ejemplo, subir las piernas de nuestra pareja.
El tipo de cama será, sin duda, determinante a la hora de realizar la atadura a la cama. Si tiene cuatro postes en las esquinas, la tentación de atar a la pareja con brazos y piernas en cruz (la clásica postura de X) será tan fuerte como irresistible.
La atadura a las patas de la cama siempre puede ser una opción a la hora de practicar la atadura a la cama. Necesitarás una cuerda más larga, sí, pero no por ello deberás renunciar a hacer realidad esa fantasía que tanto te ha excitado siempre.
¿Y si la cama es la típica cama de canapé que no tiene patas y casi ni cabecero? ¿Debes renunciar a la atadura a la cama? No. La industria del placer piensa en todo y ha creado unas cintas con enganches al final que se colocan por debajo del colchón y que pueden colocarse tanto en cruz como en paralelo (una a la altura de las manos y otra a la altura de los pies). Si lo deseas, tú mismo puedes realizar estas cintas y tenerlas en tu casa para practicar la atadura a la cama.
Una vez atada a la cama, este juego de dominación que es la atadura a la cama puede combinarse con otros varios para adquirir una mayor intensidad. El vendar los ojos, el azotar el trasero, el realizar una penetración intensa, el agarrar del pelo, el utilizar el dark talking, el jugar con cera caliente, el utilizar una mordaza… cualquiera de estas prácticas serviría para añadir un punto extra de morbo y excitación a la atadura a la cama.