El juego del perrito

No busques la palabra “follar” en el mundo del fetiche. Busca la palabra jugar. Es la que acostumbran a usar los fetichistas (o al menos determinados fetichistas) cuando se refieren a la práctica sexual. Y de entre todos los fetichismos que podemos encontrar quizás ninguno da al factor lúdico la importancia que le de el puppy play.

Nacido en el ambiente del BDSM, el puppy play, al igual que otros muchos fetichismos, ha adquirido popularidad durante los últimos años gracias a la influencia de internet. Esto ha permitido que muchos amantes de este tipo de juego se pongan en contacto entre ellos, formen grupos, organicen eventos, etc.. Entre los amantes del puppy play encontramos todo tipo de personas, pero abundan entre ellos los hombres, homosexuales, que desean disfrazarse de cachorro, comer en cuencos y disfrutar de las sensaciones táctiles de las caricias de su compañero de juegos.

En este fetichismo, uno de los miembros de la pareja se convierte en puppy, un cachorro al que hay que educar o cuidar y al que siempre hay que darle una dosis determinada de ternura que no tiene por qué acabar irremediablemente en algún tipo de gratificación sexual.

Para convertirse en puppy, el fetichista del puppy play utiliza mitones y rodilleras para estar más cómodo. El comedero, la correa y el collar desempeñan también una función fundamental en el puppy play. Esta práctica fetichista suele girar alrededor de un eje argumental muy claro: uno de los miembros de la pareja de juego actúa como un cachorro y el otro como entrenador/criador.

Gratificaciones del puppy play

En el desarrollo de estos juegos fetichistas, y en caso de existir relaciones sexuales, éstas son menos estructuradas que las relaciones sexuales de otro tipo de fetichistas más tradicionales que, de alguna manera, se limitan a repetir el rol tradicional de amo y esclavo. Son mayoría, sin embargo, los puppy’s que destacan que el sexo es lo menos importante a la hora de disfrutar de este original fetiche. Disfrutar de las cosas simples y despreocuparse de la comida, la casa o el dinero, son, según estos practicantes del puppy play, una de las drogas más importantes de este tipo de juegos fetichistas, lo que más atrae y “engancha” a sus practicantes.

Para el puppy no existe pasado ni futuro y su comportamiento debe perseguir en todo momento el dejar de lado las actitudes propias del ser humano. El puppy debe erradicar de su mente su parte humana y profundizar en el conocimiento de su parte animal. Como si de un cachorro de perro se tratara, la persona que participa en el puppy play puede ladrar, caminar a cuatro patas, disfrazarse de perro e intentar llamar la atención de su cuidador como lo podría hacer un cachorro canino.

El puppy recibe una constante atención de parte de su cuidador y ésta es, para él, la gran gratificación. Compañero y amigo: ésa es la función que, por su parte, cumple el puppy con respecto a su cuidador. Éste, así, encuentra en el puppy la misma gratificación que encontraría al compartir su vida con una mascota.

puppy

En el puppy play, la humillación no tiene cabida. Uno no humilla a su mascota, sino que la educa, y en esa educación o amaestramiento no tienen cabida acciones violentas como pueden ser las de golpear o patear. La combinación de firmeza y de suavidad debe, en todo momento, convertirse en la pauta que dirija todo el proceso de formación del puppy.

Complementos del puppy play

¿Qué se puede necesitar para practicar este juego fetichista?

En primer lugar, un collar. El collar es imprescindible para dos cosas. La primera es dejar muy a las claras que el puppy tiene un dueño. Eso se sabrá contemplando el collar. Si el collar lleva una etiqueta con un nombre es porque ese puppy tiene un dueño. La segunda función imprescindible para el puppy play que desempeña el collar es la de permitir que el puppy pueda ser llevado de paseo.

Las rodilleras serán necesarias para proporcionar comodidad al puppy y para permitir que los juegos puedan ser más largos. Esa misma función desempeñan los mitones. Gracias a ellos, los puppy’s pueden proteger sus manos durante el juego.

Los bozales pueden servir para que el puppy pueda asumir mejor su papel en el puppy play y, al mismo tiempo, para que no pueda hacer servir la voz humana.

El comedero es otro de los utensilios que pueden servir para ambientar y dar realismo a una escena de puppy play. A la hora de escoger un comedero en el que el puppy pueda comer hay que tener en cuenta una cosa. La boca humana no tiene la longitud de un hocico perruno. Se debe buscar, pues, un tipo de comedero que sea más plano que hondo si lo que se desea es que, en verdad, el puppy pueda utilizar el comedero para comer.

cachorro humano

Un cachorro debe tener sus propios juguetes. En el puppy play hay que buscar unos juguetes que puedan servir para la boca humana. Los dientes humanos no son tan duros como los de los perros, por eso hay que buscar juguetes suaves que puedan ser mordisqueados por el puppy.

Para jugar al puppy play, y en especial si no se ha tenido nunca una mascota, puede resultar interesante el comprar una guía de amaestramiento de perros. En ella se pueden tomar ideas para un juego. No todo va a ser lanzar la pelota para que nuestro puppy vaya a recogerla. También pueden servir las caricias en la cabeza, el hablarle cerca de la oreja, el premiarlo con palabras de ánimo cuando hace algo bien.

Si hay algo que no puede servir nunca a la hora de practicar el puppy play es el utilizar verdadera comida de cachorro. Nunca. Hay practicantes del puppy play que hablan de usarla, pero hay que tener en cuenta que este tipo de comida está hecha a base de componentes que no siempre son digeribles por el ser humano. El hombre debe comer comida para hombres. Si lo que se desea es buscar un tipo de alimento que sirva para ambientar el puppy play, lo mejor es utilizar galletitas dulces y saladas, cereales de tamaño mediano y, en casos extremos, latas de estofado de carne. Comer acercando el hocico/boca al comedero puede ser uno de los mayores placeres que puede experimentar el puppy.