La venda en los ojos

La privación sensorial siempre ha funcionado como castigo. Al niño, de hecho, cuando se le castigaba de cara a la pared o se le obligaba a permanecer encerrado en su habitación, se le estaba privando de contacto social. Ese aislamiento ayudaba a calmar sus ánimos y a propiciar el ambiente necesario para que reconsiderara su comportamiento y sus faltas. Esa privación sensorial (en sus diversas formas) sigue mostrándose como un medio perfecto para imponer castigos y domesticar a los desafiantes. La combinación de varios tipos de privación sensorial, de hecho, resulta particularmente eficaz en los juegos BDSM.

La tarea de la venda en los ojos puede ser ejecutada por una glamurosa máscara negra, pero también por una echarpe de seda o por unas braguitas enlazadas con unas medias o por una tira de cuero. Con los ojos vendados, el sumiso puede imaginar terribles castigos ejecutados por una o varias Amas. Situado así, tú, como Dómina, puedes optar por anticiparle de palabra el castigo que va a recibir o, por el contrario, permanecer quieta y hacerle creer que has desaparecido. Al no poder ver, el sumiso se mostrará particularmente vulnerable y temerá tanto al abandono como a un ejercicio de crueldad o de humillación pública sobre él. El vendar los ojos resulta aún más efectivo si se combina con algún tipo de atadura bondage.

Con los ojos vendados, la imaginación del sumiso se dispara. Nada puede causar tanto miedo como la propia imaginación. Privado del sentido de la vista, el roce de un cuchillo de mantequilla puede sentirse como un cuchillo afilado. Esa sensación puede bastar para que el cuerpo del sumiso empiece a liberar endorfinas o para que ese sienta cómo la adrenalina comienza a fluir dentro él.

Privación del oído

Para privar al esclavo de sentido del oído basta con colocarle unos fuertes protectores auditivos. Estos protectores puedes encontrarlos en cualquier sitio en el que, por ejemplo, vendan tapones o protectores especialmente diseñados para evitar la pérdida de audición cuando se utiliza maquinaria ruidosa. A falta de estos protectores, también pueden utilizarse auriculares de estéreo de buena calidad.

La privación del oído es, también, una de las privaciones sensoriales más efectivas que pueden realizarse en las prácticas BDSM, sobre todo cuando dicha privación se combina con la del sentido de la vista. Un efecto muy positivo sobre la excitación sentida que la privación del oído tiene sobre el sumiso es que, al no percibir éste sonidos del exterior, se ve obligado a serntir el sonido interno de su propia respiración y casi del propio latido de su corazón. Esta experiencia de sentir la propia respiración puede resultar muy intensa para que el sumiso se conecte de manera muy especial con su propio cuerpo y con lo que éste esté experimentando durante el juego BDSM.

Capuchas BDSM

Las capuchas o caperuzas de piel que cubren el rostro entero pueden ser también un buen instrumento para privar al sumiso del sentido de la vista y, en buena medida, también del oído. Las capuchas o caperuzas de piel pueden hacer que una persona, al usarlas, sienta una profunda pérdida de identidad. Estas personas pueden sentirse sumisas y pequeñas, lo que seguramente le irá muy bien a la escena BDSM que se haya decidido representar, especialmente si esa escena remite a instantes de esclavitud sexual. Además, las capuchas BDSM resultan visualmente muy efectistas. Eso sí: las capuchas plantean para el Ama un problema. Ese problema es el siguiente: al no observarse el rostro del sumiso, resulta imposible evaluar el efecto que las palabras y acciones de la Dómina tienen en él. Finalmente será ella, como dominadora de la escena, quien decida su utilización o no.