Si tu amante tiene un fetiche

El descubrir que tu pareja tiene un fetiche puede convertirse en un momento lleno de sorpresa, shock, ira, celos, confusión, temor, curiosidad, excitación, emoción o incluso (¿por qué no?) alivio. Esperamos que, si te llega ese momento, si tienes la ocasión de vivirlo, lo veas como una puerta abierta que te invita a entrar para comprender mejor a tu pareja.

Quizás lo descubras por casualidad, encontrando un alijo de revistas porno debajo de la cama o abriendo una carpeta del ordenador cuyo nombre te ha llamado la atención. O quizás eres muy perceptivo o perceptiva y has intuido algo. O has visto a tu pareja detenerse con un brillo extraño en los ojos ante ciertos artículos. O se te ha puesto muy pesada hablando de algo que ha leído últimamente. O, si en verdad sois muy sinceros el uno con el otro, te ha cantado simple y llanamente que tiene un fetiche.

Sea cual sea la forma que llegues a ese descubrimiento, es importante que entiendas lo que está sucediendo. Haz preguntas. No te cortes. Y, sobre todo, háztelas antes de tomar cualquier decisión que quieras o queráis tomar sobre el futuro de vuestra relación. Pregúntate si el descubrimiento te ha molestado, herido, enojado o, simplemente, asustado. Tómate tiempo para darte una respuesta sincera antes de reaccionar. Debes conocer y comprender tus sentimientos antes de exponerlos. Pregúntate si descubrir “eso” varía sustancialmente el concepto que tienes de esa persona como tal. Si la respuesta es sí, pregúntate por qué. Y pregúntate también si tienes tú igualmente, y de alguna manera, algún fetiche. Si es así, quizás sería interesante introducirlo en la conversación. Descubriendo también eso tan íntimo que tenías tan guardado, empataréis en el juego de vuestra conversación. Será tu pareja entonces quien deba realizar todo el proceso mental que tú ya habrás realizado según lo que te venimos aconsejando.

Llegado el momento de tratar los fetiches de tu pareja

Llegado a este punto debes preguntarte si deseas añadir el fetiche de tu amante a vuestra vida sexual o si, por el contrario, prefieres que siga siendo un asunto privado, algo para su uso y disfrute exclusivo y que no tiene cabida en la experiencia común ni en la práctica común del sexo. También puede ser que ese fetiche se convierta también para ti en un interesante juguete sexual.

Plantearte esas preguntas ante el descubrimiento del fetiche de tu amante puede ser que afecte a tu confianza. En ti mismo y en ella. ¿Estás dispuesto a explicárselo si es así?

¿Prefieres que el fetiche se mantenga en el terreno de la fantasía o estás interesado en explorar nuevas posibilidades sexuales juntos?

¿Qué es lo que necesitas saber para sentirte bien con el fetiche y para asumirlo como algo que os ofrece un amplio abanico de posibilidades para enriquecer vuestra vida sexual?

Éstas que te hemos señalado son algunas de las preguntas que puedes o deberías hacerte antes de tomar cualquier tipo de decisión.

Esta decisión puede ser de varios tipos. Puede ser que desees introducir ese fetiche en vuestra relación, sí. Y puede ser que te preguntes de qué manera introducirlo para que su intervención en la misma sea lo más intensa y fructífera posible. Sí, puede suceder eso. Pero también puede suceder que no desees probar ese fetiche que ha aterrizado en tu vida. O es posible que quieras hacer feliz a tu amante pero que no entiendas en absoluto qué significa exactamente ese fetiche ni (lo que es más importante) de qué manera utilizarlo para cumplir ese deseo de hacer más feliz a tu pareja. La comprensión de tus propias inquietudes y vacilaciones son esenciales. Deberás mantener quieras o no un profundo debate tanto contigo mismo como con tu pareja para aprender a superar esos pequeños miedos que el descubrimiento del fetiche de tu pareja puede haberte ocasionado y que pueden afectar severamente a tu relación. Además, deberéis resolver cómo encarar el asunto si uno de vosotros se siente bien al respecto y el otro no.

Y piensa que el hecho de que tu amante te hable de su fetiche no significa, en modo alguno, que debas sentirte de acuerdo con ello al cien por cien. Házselo ver tanto como la comprensión que puedas sentir. Sinceridad y confianza.

Si tu pareja desea probar algo sexual ante lo que te sientes inseguro o que, por algún motivo, rechazas moralmente, puedes sentirte muy agitado sentimentalmente. En ocasiones esa agitación finaliza al compartir ese algo que se desea probar. En otras, la ruptura es inevitable. Probar nuevas maneras de expresar la intimidad sexual puede empujar la relación hacia niveles más altos de confianza e intimidad o puede hacerla descarrilar. En cualquier caso, la irrupción de algo tan significativo y potencialmente poderoso como puede ser un fetiche acostumbra a cambiar el tipo de relación y acostumbra a hacerlo para siempre.

Cuando los deseos sexuales hacen que alguien se sienta inseguro sobre las motivaciones últimas de su pareja o el contenido del fetiche hace que una de las partes se sienta profundamente incómoda, los problemas tienden a afectar a la médula de la relación. Esto es especialmente cierto con fetiches relacionados con la degradación, el miedo, la fuerza, la manipulación del cuerpo, el género, la edad, la pérdida de control o el poder. Si te tranquiliza en cierto modo, piensa que el hecho de que alguien tenga un fetiche basado en imágenes o escenarios inquietantes no significa, necesariamente, que esa persona desee que lo representado en el fetiche se haga realidad. Ese fetiche puede ser sólo para uso fantasioso y para nada más. ¿Te sientes así más tranquilo?