Fuego y sado

Es peligroso, sin duda; pero también tiene cabida en el juego sado. El fuego puede convertirse en protagonista estelar de una escena sadomasoquista, pero debe hacerlo, como todas las formas extremas del juego, contando con todas las garantías de seguridad necesarias para impedir un daño indeseado.

La primera de esas garantías de seguridad que deben darse para introducir un juego de fuego en la escena sado es que el juego debe estar tutelado por una persona experimentada que conozca los riesgos del fuego y la manera correcta de introducirlo en la escena sado. Esta persona es la idónea para transmitir al neófito que el fuego no está llamado a ser un elemento proporcionador de dolor, sino algo que está directamente relacionado con la sensualidad.

Se acostumbra a decir que en los juegos de fuego están implicadas tres entidades vivas. Dos de ellas son humanas (la persona dominante y la sumisa, que habrán realizado la conveniente negociación y habrán fijado los límites consensuados y necesarios al juego) y la tercera es el fuego en sí. Considerar al fuego un ente vivo es la mejor manera de respetarlo. El fuego desatado puede tener vida propia. Basta contemplar un incendio forestal para comprobarlo. Por eso es importante siempre tenerlo bajo control. Domarlo.

Esa doma del fuego, que debe coordinarse con la doma del sumiso o sumisa, es tarea que debe realizar la persona dominante. Es esta persona quien debe controlar las reacciones de la persona sumisa y ésta quien debe saber cómo y cuándo utilizar los instrumentos que van a permitir convertir al fuego en protagonista estelar de la escena sado.

Combustible y antorcha

En primer lugar, es necesario saber qué tipo de combustible escoger para jugar con fuego. Éste debe ser, única y exclusivamente, alcohol isopropílico para fricciones de 70º. ¿Por qué éste es el único combustible útil a la hora de realizar una antorcha para juegos de fuego sado? ¿Por qué no poder utilizar otro tipo de alcohol? ¿Por qué no poder utilizar, por ejemplo, alcohol etílico del 70º o alcohol isopropílico para fricciones del 90º?

Por diversos motivos. En primer lugar hay que entender que el alcohol etílico intoxicará al sumiso ya que la piel absorbe el alcohol etílico. El alcohol isopropílico para fricciones de 90º, por su parte, producirá más calor al arder. La llama de este alcohol es más difícil de ver, lo que hace que sea menos controlable y, por tanto, pueda causar quemaduras con mayor facilidad.

No hace falta decir que otro tipo de combustibles como pueden ser el queroseno, la gasolina, el alcohol desnaturalizado, el disolvente o la acetona quedan absolutamente descartados a la hora de ser utilizados como combustible en los juegos de fuego sado. Estos combustibles producirían graves quemaduras al sumiso y esa, lógicamente, no es la función que debe cumplir un juego sado.

Una vez conseguido el alcohol isopropílico de 70º es importante conseguir un recipiente de base y boca ancha, una antorcha o un encendedor, un vaso de agua fría, una toalla y una bayeta húmedas, una loción hidratante que sirva para hidratar la piel resecada durante el juego, un gel de lidocaína, unas vendas con crema para el cuidado de las quemaduras, un sobre o cápsula de paracetamol o ibuprofeno y un extintor. Como hemos dicho, cualquier prevención es poca cuando se juega con fuego.

El instrumento principal para jugar con fuego en la escena sado será la antorcha. Ésta puede elaborarse de muchos modos. Se pueden emplear palillos chinos, barras metálicas o pinchos de barbacoa (entre otras opciones). En su punta se debe unir el algodón. Es importante que sea eso: algodón 100%. Otro tipo de materiales (como las vendas de gasa de las farmacias, que están elaboradas con poliéster y rayón) pueden dejar hilachas que quemen al sumiso o se peguen a su piel.

Jugando con fuego

Una vez conseguido el instrumento y preparado el combustible adecuado, hay que ir, poco a poco, entrando en calor. Un calentamiento al ritmo adecuado permitirá la relajación del sumiso y la progresiva activación de sus endorfinas. A la activación de las endorfinas puede ayudar también la realización de algunos azotes. Esas endorfinas ayudarán al sumiso no sólo a disfrutar de una cierta sensación de euforia, sino también que le permitirán soportar mejor el dolor. Las endorfinas, al fin y al cabo, son inhibidoras del dolor.

Para realizar este calentamiento previo al juego con fuego en la escena sado hay que olvidarse de las prisas. El dominante debe transmitir al sumiso una completa sensación de dominio y de tranquilidad. De esa transmisión de confianza dependerá en gran medida el éxito del juego y la capacidad de la persona sumisa para gozar de la experiencia de jugar con fuego.

A la hora de pasear la antorcha por la piel hay que tener en cuenta ciertas cosas:

  • No es conveniente pasear la antorcha durante demasiado tiempo por la misma zona corporal. Hay que alternar las zonas que se tocan para no acumular calor en un punto determinado y evitar así que puedan realizarse quemaduras.
  • Hay que observar la piel con atención para evitar pasar la antorcha por aquellos lugares en los que se observen residuos de alcohol húmedo. Si pasamos la antorcha por allí, ese alcohol se volverá a encender. Si se hace premeditadamente, está bien. Si se hace por error, puede dar más de un susto.

El juego con fuego en el sado puede hacer que, en ciertos casos, se produzcan quemaduras. El tratamiento de esas quemaduras centrará el contenido de un próximo post.