Consenso y límites BDSM

El fisting, como toda práctica integrada dentro de los juegos sexuales en general y de los juegos BDSM en particular, requiere el consentimiento activo y permanente por parte de la beneficiaria de la acción. Para lograr el éxito en una práctica como ésta, la cooperación entre las partes es fundamental. La comunicación debe ser fluida y sincera para, así, poder saber qué es lo que funciona y qué es lo que no. A veces, para que todo salga bien, sólo basta un poco más de lubricación o un cambio de posición. Hablándolo y poniéndolo en común es mucho más sencillo conseguir el bienestar y el placer de los participantes.

Por cierto: unas consideraciones sobre el éxito en referencia al fisting. Muchas personas consideran que el éxito en la práctica del fisting sólo se alcanza cuando uno de los miembros de la pareja ha penetrado en el otro hasta la muñeca. Éste es un planteamiento erróneo. El cuerpo de cada persona es único y no hay dos personas iguales. Incluso el mismo cuerpo puede reaccionar y funcionar de manera diferente en dos días distintos. No es en absoluto inusual que lo que no funciona un día pueda funcionar otro, y al revés. Nuestros cuerpos suelen mostrar nuestras tensiones. La preocupación sobre cómo se reaccionará impide, habitualmente, la relajación de esa musculatura que debería relajarse para permitir que la práctica se pueda hacer realidad. En ocasiones, sólo tres dedos pueden bastar para proporcionar más placer que un puño entero.

Preparación al fisting

Cuando te inicies en una escena fisting, hay una cosa que nunca puede faltar y que siempre debe tenerse en buenas cantidades: lubricante. Sin lubricante no hay fisting. Busca el lubricante que consideréis más oportuno (hay personas que lo prefieren con base de silicona, otras lo prefieren con base al agua). No escatimes en la cantidad ni en la calidad del lubricante. Piensa que, en la práctica del fisting, las paredes vaginales se ven sometidas a una mayor tensión, por lo que pueden sufrir, más fácilmente, problemas de abrasión e irritación.

También es recomendable el uso de guantes. Nuestras manos siempre tienen algunos puntos ásperos (padrastros, durezas, piel seca) que pueden rayar y raspar el tejido vaginal. Una mano enguantada en látex o en nitrilo puede convertirse en el mejor juguete sexual. El nitrilo presenta la ventaja de ser más fuerte que el látex y, además, es menos factible que produzca algún tipo de irritación en los genitales femeninos. También es recomendable que se recorten las uñas y que, en caso de usar guantes, se coloquen unas bolitas de algodón en la punta de los dedos para evitar que éstas puedan dañar de algún modo el interior de la vagina.

Otra cosa que es importante tener a mano cuando se realiza una sesión de fisting es una buena toalla o una sabanita de papel absorbente. Una buena sesión de fisting puede ensuciar mucho. Piensa en todo el lubricante que se va a usar. Piensa en los flujos vaginales. Piensa, si se produce, en la eyaculación de la mujer.

Otras cosas que pueden tenerse a mano son un vibrador de clítoris o algún tipo de juguetito para la estimulación anal. Hay mujeres a las que les gusta combinar el juego anal con el fisting o a éste con la estimulación del clítoris.

Relajación y fisting

Teniendo todo eso a mano, hay que pensar que lo verdaderamente importante a la hora de iniciar una escena fisting es, sin lugar a dudas, la relajación. La relajación es clave. Sin ella, es imposible que el fisting pueda llevarse a cabo. Para ello, es fundamental colocar la parte inferior del cuerpo de tal manera que se alivie la tensión de las piernas y de las caderas. Para algunas personas, esa postura debe consistir en tumbarse sobre su espalda, con sus piernas elevadas y sus tobillos recostados en algún sitio (quizás los hombros de la pareja). Para otras, la comodidad y relajación puede encontrase cuando se está tumbada de lado. Incluso puede ser que se elija la posición de a cuatro patas. Como hemos dicho, cada persona es distinta a otra, y lo que para una puede resultar muy cómodo para la otra puede resultar terriblemente incómodo.

El consejo que podemos dar a toda pareja que se inicie en esta práctica es que pruebe las distintas opciones y, una vez probada, elija aquélla que mejor le convenga. Para ello hay que probar, también, distintos ángulos de deslizamiento de la mano.

Algunas personas optan por tomar algún tipo de sustancia (legal o no) que le ayude a relajarse. Desde el porro a la copa de vino, pasando por otras múltiples opciones, cualquiera de ellas plantea un problema desde nuestro punto de vista: la persona, al ingerir dichas sustancias, pierde capacidad sensitiva y, al perderlas, pierde la capacidad de reaccionar a tiempo ante cualquier tipo de situación que pueda causarle dolor. A la hora de afrontar una práctica agresiva físicamente como puede ser el fisting, hay que plantearse muy seriamente si en verdad es buena idea estar bajo los efectos de cualquier sustancia legal o ilegal. Después de todo, lo que nos jugamos con ello es, seguramente, lo más importante que tenemos: nuestra salud.