Fetichismo homosexual
El fetichismo, qué duda cabe, no es algo exclusivo de los heterosexuales. Los homosexuales también tienen sus propios fetiches. Basta pasearse por las páginas especializadas en el ambiente gay para poder realizar un inventario de los fetiches gais más habituales.
Un fetiche gay muy habitual es el que guarda relación directa con el uso de las cuerdas y la práctica bondage. Para practicar la atadura erótica pueden utilizarse diversos utensilios o materiales. Se pueden utilizar, claro, las cuerdas BDSM especialmente realizadas para disfrutar de las diferentes técnicas de la atadura erótica. Se pueden utilizar, también, corbatas, cintas adhesivas o bandas de sujeción que pueden servir para escenificar una amplia variedad de juegos de rol y escenas BDSM.
Un fetiche gay muy común y, a la vez, práctico, es aquél que tiene que ver con los enemas o los diferentes dispositivos destinados a la limpieza anal. Sin duda la limpieza anal adquiere una importancia relevante dentro de las relaciones homosexuales, pero el uso de enemas, tubos de inyección de duchas o bombas de enema puede, además de garantizar la limpieza que siempre es deseable cuando se va a practicar sexo anal, permitir la realización de juegos preliminares muy divertidos y excitantes.
El fetichismo tiende en muchas ocasiones a focalizarse sobre una parte muy concreta del cuerpo. Sabemos del carácter fetichista que muchos hombres heterosexuales conceden al pie de la mujer, o a la pierna, o a su tobillo, o a su nariz, etc. En el caso de los hombres homosexuales hay una parte del cuerpo que suele ser considerada, por muchos ellos, como un importante fetiche sexual. Esa parte es la axila. Sí: el sobaco es, para muchos homosexuales, un importante fetiche gay. Tocar, oler o lamer unas axilas puede resultar muy excitante para muchos gais. Incluso mejor si la axila está sudada o poco aseada.
Entre los fetiches gais más extendidos hay uno que tiene que ver con la ropa interior. Usada, naturalmente. Hay páginas webs de venta o subasta de ropa interior masculina usada que lo demuestra. Hay muchos hombres en la red que pujan por unos calzoncillos usados. Acariciarlos, lamerlos, olerlos, masturbarse con ellos… las opciones para quien tiene en la ropa interior usado su fetiche gay son múltiples.
Fetiches escatológicos
Otro fetiche gay de marcada tendencia escatológica es aquél que tiene que ver con lo que comúnmente conocemos como lluvia dorada. A este tipo de fetichismo se le conoce también con el nombre de undinismo. Dentro de la práctica de la lluvia dorada podemos encontrar diferentes modalidades. Una de ellas consistiría en orinar sobre el cuerpo o el rostro de la persona pasiva. Otra, en que dicha persona llegue, incluso, a ingerir la orina expulsada por su pareja sexual. En este último caso hablamos de urofagia y es una práctica que suele practicarse por parte del colectivo BDSM.
Más extremo incluso (y más estigmatizado) es el fetiche de las heces o coprofilia. Hay gente que puede limitarse a sentir atracción por embadurnarse con ellas, personas que pueden gozar al sentir cómo su pareja defeca sobre su pecho (en este caso hablamos de “Cleveland Steamer” o “vapor de Cleveland”) o personas que, incluso, optan por la ingesta voluntaria de las heces o coprofagia (pues así se llama ese fetichismo que puede ser, también, un destacado fetichismo gay). No hace falta recalcar que la coprofagia o ingesta de heces (por mucho que sea voluntaria) es una práctica muy arriesgada. El riesgo de contraer algún tipo de infección al practicar la coprofagia es siempre muy alto.
Otro de los fetiches gais más habituales es el que tiene que ver, de un modo u otro, con lo que se conoce como Knife Play o juego con cuchillos, una práctica muy habitual, también, en el universo BDSM. Saber utilizar el cuchillo es muy importante para poder practicar esta técnica BDSM y, con ella, conseguir efectos muy estimulantes.
Ligado al uso de los cuchillos en las prácticas BDSM están, también, los juegos de sangre. Éste es otro fetiche gay muy habitual. Con los juegos de sangre, tal y como vimos en el post dedicado a ellos, hay que tener mucho cuidado. Si en cualquier juego BDSM hay que extremar las medidas de seguridad, en los juegos de sangre BDSM hay que extremarlas al máximo. Siempre existe el riesgo de que salga más sangre de la normal. Y siempre existe el riesgo, también, de que exista algún tipo de contagio de infecciones diversas, de hepatitis C o de VIH.
Finalmente, el último fetiche gay que queremos destacar en este artículo dedicado a los fetiches más comunes entre los homosexuales es el que hace referencia a todo tipo de ropa deportiva. No importa que el movimiento gay se haya asociado desde siempre al uso de las prendas de cuero. Los años 70 y 80 ya quedaron atrás. En esta época, es el deporte lo que está de moda y eso ha encontrado su reflejo en el mundo gay. Basta con constatar que muchas fiestas temáticas del “ambiente” giran en torno de la temática deportiva. Zapatillas, chandals, uniformes de rugby o fútbol americano, prendas destinadas a la práctica de la halterofilia… son muchas las posibilidades de disfrutar al alcance de un homosexual que sienta atracción por el fetiche gay de la ropa deportiva.