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Sexo seguro en el sadomasoquismo
Ahora que ya hemos hablado, en artículos anteriores, de las posibles lesiones que puede sufrir la anatomía masculina al practicar estos juegos de polla y pelotas propios del sadomasoquismo creemos que es el momento de hablar de eso que se ha dado en llamar “sexo seguro”.
Juguetes de BDSM para el hombre, consoladores y anillos de pene
La crema o loción estimulante del pene. Estos tipos de productos crean una sensación de hormigueo en el pene erecto, intensificando así la excitación y el aumento de la sensibilidad del mismo. Este tipo de geles son los más utilizados en la estimulación manual y a la hora de mantener relaciones sexuales, aunque su sabor puede ser desagradable para la mujer en el momento de realizar una felación.
Problemas ocasionados por la práctica del Sado – Parte IV
Cualquier juego en el que la uretra esté implicada es especialmente peligroso. La uretra es muy delicada y muy fácil de herir. Es por eso que sólo las cosas especialmente diseñadas para colocar en la uretra (por ejemplo, catéteres) deben introducirse en ella.
Juguetes de BDSM para la mujer, vibradores y consoladores
El Conejo Vibrador. Este tipo de vibración garantiza la llegada al orgasmo de cualquier mujer. Este juguete se compone de un eje de rotación y de un doble estimulador del clítoris con forma de orejas de conejo. Este juguete permite la simultánea estimulación de vagina y clítoris. Al deslizarse dentro de la hembra sumisa, ella no tiene más opción que acabar sucumbiendo a la estimulación.
Recomendaciones de juguetes BDSM y Bondage para parejas
La capacidad de la parte dominante de la pareja de ejercer su control total y completo sobre la excitación sexual de la parte dominada es el principio central de los juegos BDSM. Pero ese control no debemos creer que es únicamente un control sobre saber en qué momento exactamente va a correrse la pareja y de qué forma va a hacerlo.
Control del orgasmo. Ejercer el control total sobre la eyaculación
La capacidad de la parte dominante de la pareja de ejercer su control total y completo sobre la excitación sexual de la parte dominada es el principio central de los juegos BDSM. Pero ese control no debemos creer que es únicamente un control sobre saber en qué momento exactamente va a correrse la pareja y de qué forma va a hacerlo.
Las fantasías sexuales en el BDSM: mazmorra, sogas y flagelación
De lo que estamos hablando no es de sexo tántrico, pero tampoco vamos a afirmar aquí que el BDSM tampoco es un deporte, aunque se pueda ver a sus practicantes sudar, perder el aliento, con el corazón bombeando sangre a doscientos por minuto, con las muñecas arañadas por una soga y los genitales y las nalgas tan enrojecidas como doloridos pueden quedar los músculos.
BDSM y poder, manejar al sumiso al antojo del dominante
Jugar con el ejercicio del poder es uno de los elementos primordiales del BDSM. A los dominantes les entusiasma e incendia la idea de poseer un poder absoluto sobre los actos del sumiso. No hay que olvidar, por ejemplo, que ver a una mujer masturbarse es una de las escenas favoritas del consumidor masculino de pornografía.
Vestimenta BDSM, Voyeurismo, Exhibicionismo y Humillación Erótica
El voyeurismo (el deseo de ver a una persona desprevenida desnudarse y tener relaciones sexuales) y el exhibicionismo (el deseo de ser visto desnudándose o manteniendo relaciones sexuales) a menudo juegan un papel importante en el BDSM. Para activar su control en un juego de BDSM, un dominante puede ordenar a un sumiso que realice el acto sexual en público.
Dominación erótica y juegos de rol en el BDSM, un juego de poder
La dominación erótica no está restringida a un dormitorio a una mazmorra diseñada para juegos BDSM. Puede ser que las parejas deseen jugar a juegos de rol en el exterior. El hacerlo añade un punto de aventura que puede venirle muy bien al juego.
Lenguaje erótico, decir guarradas en las relaciones de sexo
Un socio dominante puede utilizar el lenguaje soez para indicar a la parte sumisa lo que debe realizar y para informar de lo que realizará él mismo a continuación. Más degradante o sucio que las palabras en sí pueden resultar los juegos de rol que se realicen, la humillación implícita que lleve lo realizado o el nivel de violencia que pueda existir en las acciones del acto que se está desarrollando.