Sexo suspendido
La suspensión por Bondage es una forma de BDSM en la que el dominante cuelga al sumiso de algún tipo de dispositivo o sistema de suspensión para, a continuación, realizar algún tipo de juego o de acto sexual en el que el cuerpo del sumiso juega un papel pasivo pero fundamental.
La suspensión requiere una práctica, una habilidad y el equipo adecuado, que puede ser caro y que, en manos de inexpertos, puede resultar peligroso. Los principiantes de BDSM, sin embargo, es difícil que, de buenas a primeras, quieran invertir demasiado dinero en la compra o el alquiler de un apartamento amueblado y preparado para desarrollar con tranquilidad y seguridad sus juegos BDSM. Por eso buscan alternativas más caseras pero que puedan cumplir la función. Una de esas formas es atar las manos del sumiso por encima de la cabeza, en la ducha, dejando el cuerpo del sumiso completamente expuesto a los caprichos del dominante, que así podrá experimentar a su gusto con la piel del dominado.
Con el sumiso en esta posición, las torturas eróticas que la parte dominante puede realizar son muchas. Imagina lo que haría o gustaría que te hicieran bien con las manos, bien con la boca, bien con algún juguete sexual. Imagina la tortura que para un hombre sumiso y suspendido supondría que una mujer dominante se metiera y sacara su polla de la boca sin llegar a completar la felación y dejándolo ahí, sabiamente al límite de la eyaculación. Imagina una penetración con el pene o con algún vibrador mientras el agua va cayendo, de la ducha, sobre dominante y dominado. Un consejo: siempre es aconsejable un buen lubricante para, con una base de silicona, mantener relaciones sexuales en el agua.
Ensayar la suspensión
Otro instrumento muy aconsejable para ensayar la suspensión sin un equipo demasiado caro ni profesional son los llamados manguitos de puerta. Con ellos puedes atar las manos de tu sumiso sobre su cabeza y, con esas restricciones en sus muñecas, colgarlos de la parte superior de la puerta. Lo tendrás a tu merced, y serán muchas las actividades que, así, podrás realizar con él para gozo, siempre, de ambos.
No todos los juegos BDSM requieren moderación para su práctica ni equipo especial para realizarse. A veces, la simple fuerza de la pareja, su peso y su poderío físico, son suficientes para establecer las leyes de dominio y Bondage. Hay muchas mujeres que sueñan con ser poseídas de un modo casi salvaje por su macho. Esto permite crear y escenificar fantasías de explotación sexual, de dominio total de uno de los miembros de la pareja sobre otro. Qué duda cabe del tabú que se asocia a cualquier tipo de violación, pero no hay que negar que, en los juegos de pareja, la escenificación de la misma puede ser una manera de dar rienda suelta a los sentidos más primarios y básicos de la pareja. A él le puede gustar exhibir en un momento dado su fuerza bruta (o una aproximación a ella) y a ella le puede gustar sentirse poseída a lo bruto, sin miramientos, como si fuera un objeto sexual. Disfrutar del sexo sin sentimientos de culpa ni complejos morales o sociales. Ésa es la clave. Él puede desear agarrar a su pareja del pelo mientras la penetra desde atrás o mientras la obliga a mamársela. O puede gustarle inclinarla sobre una cómoda para escoger fácilmente el agujero en el que meter su polla. O puede ser que a la pareja le guste imaginar que ella le ha puesto una droga en la bebida y que él queda temporalmente paralítico, cosa que aprovecha ella para atarlo, amordazarlo, taparle los ojos, desnudarle y juguetear un poco con él, torturándole, provocándole una erección que ella misma decidirá finiquitar bien con sus manos, bien con su boca, bien cabalgándolo salvajemente, bien combinando un poco de todas esas cosas mientras reza para que él, el pobre sumiso, no se corra antes de tiempo y aguante la erección hasta que ella se satisfaga convenientemente. La imaginación no tiene límites y sólo los miembros de la pareja, de mutuo acuerdo, tienen capacidad para ponerlos.